«Jesús Barrabás»

El nombre Barrabás aparece como Bar-Abbas en los textos griegos y derriba del arameo «bar-abbâ» – «Bar» significa hijo y «abba» significa padre. O sea que Barrabás significa «hijo del padre.»

Es muy probable que «hijo del padre» no haya sido su nombre auténtico sino un pseudónimo; posiblemente su «nom de guerre» ya que fue un guerrillero. Eso lo sabemos porque Marcos 15:7 indica que Barrabás fue «encarcelado con sediciosos que habían cometido un homicidio en la insurrección.»

Interesantemente, la tradición indica el nombre de Barrabás fue Yeshua o, en griego, Jesús….

Además, hay pruebas materiales de ello: Algunos manuscritos en griego del evangelio de Mateo menciona a «Jesús Barrabás» donde en los otros solo aparece «Barrabás.»

Y si bien «Jesús Barrabás» aparece en muy pocos manuscritos y no aparece en los más antiguos, ellos probablemente son copias más fieles al original ya que es muy posible que el nombre «Jesús» antes de «Barrabás» haya sido omitido por reverencia, mientras que no hay razón para que haya sido un agregado. Así que Barrabás era «Jesús Barrabás.»

Por otro lado, como Jesús acostumbraba referirse a Dios como «Padre» al orar, él también era apodado «bar-Abba.» Inclusive la palabra «Cristo» y «Mesías» se pueden considerar en cierta manera correspondiente con «hijo del Padre» (pero en este caso con mayúscula).

Así que Jesús de Nazaret también era «Jesús Barrabás.» ¿Qué coincidencia, no?

Demasiado. No hubo tal elección. Jesús Barrabás era el mismo Jesús de Nazaret.

El cuento de que Pilato iba a dejar que el pueblo decida es eso, un cuento. Fuera de los evangelios, en ningún lugar se registra ninguna costumbre judía de liberar a condenados, y de parte de los romanos solo había una antigua celebración llamada Lectisternium que a veces incluía el remuevo temporal de las cadenas de los prisioneros, pero no la liberación de los mismos. En todo caso es demasiado difícil de creer que un procurador Romano libere a un asesino insurgente como Barrabás a menos que sea parte de un cambio de prisioneros.

¿Entonces, porqué este cuento? Pues porque la «verdad» que desea transmitir no es la histórica, no es lo que pasó sino lo que ocurre todo el tiempo.

Al presentarnos una opción dramática entre el verdadero «hijo del Padre,» quien era pacífico y el mejor de lo mejor, y un falso «hijo del padre» quien era un terrorista, el peor de lo peor, Marcos no está contando lo que pasó sino lo que pasa en ese momento: Cada persona que oye este evangelio tiene ahora una opción entre Cristo o Barrabás. Esa es la «verdad» que a Marcos le interesa contar, no la verdad histórica.

La moraleja también se puede extender a los conversos: Cada vez que un cristiano elige ser egoísta en vez de caritativo, violento en vez de pacífico, ese cristiano está eligiendo a Barrabás en vez de Cristo.

De hecho, este es el espíritu en que uno debe leer el evangelio. No se lo debe tomar como verdad histórica.

Ben Fernández

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