50 AÑOS DEL JUICIO A EICHMANN

Eichmann declarando en el juicio (foto de 1962). El pasaporte que Eichmann usó en Argentina. Foto sin fecha de Eichmann con uniforme de la SS.

Hace 50 años comenzaba en Israel el juicio contra el criminal de guerra nazi Adolf Eichmann, responsable de organizar el asesinato de millones de judíos.

El fiscal jefe Gideon Hausner no pudo dormir durante toda la noche previa a la apertura del proceso más importante de su vida. Hasta el último momento estaba puliendo el texto de su alegato inaugural. «No estoy solo aquí. Junto conmigo levantan su acusación seis millones (de muertos)», le espetó al criminal de guerra nazi Adolf Eichmann cuando se inició el juicio, el 11 de abril de 1961.

Hausner calificó a Eichmann como un hombre que decidió sobre la vida y la muerte de los judíos, un nuevo modelo de asesino que realiza su sangriento trabajo sentado en el escritorio. «Descolgaba el teléfono y los trenes se ponían en marcha rumbo a los campos de exterminio».

 

Una mirada retrospectiva: siete agentes israelíes capturaron el 11 de mayo de 1960 en Buenos Aires al ex jefe de la llamada sección de judíos de la Oficina Principal de Seguridad del Estado, Adolf Eichmann. Al teniente coronel de la SS nazi también se le llamaba el «transportista de la muerte». Durante la época nazi, Eichmann organizó la deportación de millones de judíos a los campos de exterminio alemanes.

 

Aun hoy el ex agente Avraham Shalom se acuerda de cada detalle de la detención. El aviso decisivo vino de Fritz Bauer, ex fiscal general del estado alemán de Hesse, dice Shalom, que hoy tiene 83 años. «Él nos dio todos los datos: el tamaño del sombrero, el número de calzado, los retratos con uniforme».

 

“Yo soy Adolf Eichmann”

 

Al final, la oreja izquierda de Eichmann lo traicionó. «La oreja izquierda es como una huella dactilar (…). Con una cámara oculta tomamos una foto de la oreja izquierda», relata Shalom. Luego, la oreja izquierda grabada en secreto en Buenos Aires fue cotejada con las viejas fotos. «Y entonces lo supimos: es nuestro hombre».

 

El ex agente recuerda que después de su detención, Eichmann contestó «con una rigurosa minuciosidad alemana» todas las preguntas.

 

«Y al final le preguntamos: ‘Y tú, ¿cómo te llamas’? Y él respondió: Ricardo Klement. Y nosotros le contestamos: ‘No, no, no. ¿Cuál es tu verdadero nombre’? Y entonces respondió: Adolf Eichmann». Luego, el ex dirigente nazi, secuestrado y sedado, fue llevado en avión de

 

Argentina a Israel en una operación del servicio secreto.

 

El ex policía israelí Miki Resh, hoy de 82 años, fue uno de los aproximadamente 20 agentes de la unidad especial «Brigada 06» encargados de preparar el juicio del siglo en Israel. «Nuestra labor era absolutamente secreta. Nos prohibieron decir dónde estábamos.

 

Existía el temor de que ex miembros de la SS, que pululaban en toda Europa, intentasen sacar a Eichmann de Israel. Nadie podía saber dónde estábamos y qué hacíamos», cuenta el ex policía. «Hallamos muchos documentos firmados por Eichmann. Eso nos ayudó mucho».

 

En vista de la enorme cantidad de documentos probatorios, Hausner, el fiscal jefe, ya estaba seguro antes de que comenzara el juicio de que «habría bastado una mínima parte para condenarlo diez veces». Sin embargo, la idea era convertrir el juicio en una lección para la generación joven en Israel y en todo el mundo. «Los pueblos deben saber que la intención era exterminar a todo un pueblo», apuntó Hausner.

 

“Escuchar a los testigos ya es una tortura”

 

El 11 de abril de 1961 comenzó el juicio en la «Casa del Pueblo» en Jerusalén. Pese a todas las críticas, Israel se veía a sí mismo como instancia moral autorizada y obligada a procesar a Eichmann en el propio país, no en el extranjero.

 

Hausner citó a más de 110 testigos. «A diferencia de los juicios de Núremberg, en este juicio los protagonistas eran los testigos, para que el mundo pudiera conocer de primera mano lo que había ocurrido», explica Tami Hausner-Raveh al definir la estrategia de su padre, fallecido en 1990. No se puede entender a Israel sin entender el Holocausto, subraya.

 

El testigo más joven fue Avraham Aviel, entonces de 32 años. Aviel relató su experiencia como único superviviente del Holocausto, cuando tenía 14 años, entre los 1.000 habitantes del poblado polaco de Dowgaliszuk.

 

Aviel, que hoy tiene 82 años, repite medio siglo después su testimonio ante el tribunal: «Vi cómo llegaba una familia tras otra, que tenían que desvestirse al borde de la fosa, ya que en sus bolsillos podría haber oro u otras cosas, y que luego fueron asesinadas a tiros».

 

Hasta el día de hoy Aviel describe su suerte como un milagro, porque el pelotón de fusilamiento no se dio cuenta de que, tras despedirse brevemente de su madre, salió corriendo y se escondió en la cuneta de una calle.

 

Un testigo tras otro daba cuenta de torturas, angustias mortales, disparos en las rodillas, cámaras de gas, fosas comunes, el exterminio de poblados enteros pero también de actos de rebelión y resistencia. «Escuchar es una tortura», apuntó el fiscal jefe. Una y otra vez se desmayaron espectadores.

 

Pena capital y ejecución

 

Eichmann, que entonces tenía 55 años, estaba sentado dentro de una cabina de cristal a prueba de balas. La estrategia del bien dispuesto ejecutor de la «solución final» era sencilla: sus jefes habían descargado en él toda la responsabilidad; él mismo era una víctima; solo era un oficial que cumplía órdenes, lo que estaba obligado a hacer ya que había hecho el juramento de la bandera y estaba sujeto al derecho de guerra. «Yo solo fui una tuerquita diminuta», se defendió Eichmann ante la montaña de documentos incriminatorios.

 

El proceso duró más de cuatro meses, hasta el 14 de agosto. El 15 de diciembre de 1961, el tribunal condenó a Eichmann a la pena capital por crímenes contra el pueblo judío y contra la humanidad, y por crímenes de guerra. El comisario de Hitler para la cuestión judía fue ahorcado el 31 de mayo de 1962. Hasta el día de hoy, Eichmann es la única persona en los casi 63 años de historia de Israel que fue ejecutada tras haber sido condena a muerte.

 

La hija del fiscal jefe recuerda que una superviviente del Holocausto, que vivía en la misma casa, había increpado a su padre antes de comenzar el juicio acusándolo de haber abierto con violencia viejas heridas. «Al término del proceso», rememora Tami Hausner-Raveh, «la mujer fue hasta Hausner y le dijo ‘gracias'».

 

dpa

Editor: Pablo Kummetz

 

5 comentarios en “50 AÑOS DEL JUICIO A EICHMANN”

  1. Me gustaria solo dejar un pequeño comentario sobre el tema,el sr Adolf Eichmann vivio en olivos , en la calle chacabuco, el sr Menguele vivio en olivos en la calle vertiz y mucho mas vivieron en olivos cerca de la quinta presidencial,el sr Lothar hermann tambien vivia en olivos y su hija era amiga de klauss hijo de jerarca nazi todo el mundo sabia quienes eran los Eichmann ellos mismos se encargaban de decirlo con grandeza,Ricardo Klement jamas existio para comunidad alemana en olivos.El sr Hermann decidio denunciar al sr eichmann ya le parecia injusto que la persona que decidio la vida de sus padres, hermanos y 6.000.000 de personas camine por su barrio libre de culpa y cargo de todo.Lothar conocia a Fritz bauer y juntos lucharon contra todos ya que nadie queria atrapar a Adolf Eichmann,señores la historia sigue y nadie la sabe bien mas que la familia Hermann.

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  2. Neonazis: menos, pero más violentos
    En 2010 había en Alemania alrededor de 5.600 neonazis inclinados a hacer uso de la violencia física.
    La Oficina Federal para la Defensa de la Constitución informó que, aunque aumenta el número de extremistas de ultraderecha con tendencia a agredir físicamente a otras personas, la escena neonazi se reduce en Alemania.
    El número de extremistas de ultraderecha dispuestos a agredir a otras personas y a participar en acciones violentas volvió a aumentar en Alemania en el año 2010. Así lo informó este lunes (18.4.2011) el presidente de la Oficina Federal para la Defensa de la Constitución alemana (BfV), Heinz Fromm, al revelar las cifras de incidentes registrados oficialmente. El funcionario enfatizó la diferencia entre los neonazis con tendencia a la agresión física o a la destrucción de la propiedad pública o privada y aquellos que no tienen antecedentes violentos.
    Fromm declaró al diario Neuen Osnabrücker Zeitung que a los aproximadamente 5.000 neonazis inclinados a hacer uso de la violencia física (en una población total de aproximadamente 82 millones de personas) se le unieron alrededor de 600 en 2010; en el año 2000 apenas había 2.200 neonazis con esas señas en todo el país. “También el número de nacionalistas autónomos, que aparecen en las marchas para provocar disturbios, volvió a aumentar”, dijo Fromm, advirtiendo que, en 2009, el crecimiento de ese grupo oscilaba entre los 800 a 1.000 miembros.
    La disposición a la violencia va en aumento
    Sin embargo, en conjunto, la escena de la extrema derecha se reduce en Alemania. Las estadísticas proporcionadas por la Oficina Federal de Defensa de la Constitución señalan que, en 2010, 1.600 hombres y mujeres abandonaron sus filas, reduciendo su membresía a alrededor de 25.000 personas. También el grupo político de extrema derecha Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NDP) continúa desangrándose. “El partido tenía 6.600 miembros a fines de 2010”, explicó Fromm.

    “Eso implica que tiene 300 miembros menos que en 2009 y 600 menos que en los mejores tiempos del NDP, en 2007”, acotó el funcionario. Su alianza con el partido de extrema derecha Unión del Pueblo Alemán (DVU) en el Pacto de Alemania no parece haber ayudado al NDP a incrementar su número de seguidores y su fracaso en los comicios regionales celebrados el 20 de marzo en el Estado federado de Sajonia-Anhalt da la impresión de haber golpeado duramente la moral del partido.

    No se debe subestimar a los partidos de ultraderecha

    El partido NDP cuenta con el apoyo de la escena neonazi.
    Sin embargo, Fromm desaconsejó subestimar al partido dirigido por Udo Voigt. El NDP tiene una estructura nada desestimable a escala comunal y cuenta con el apoyo de la escena neonazi. Todavía es demasiado temprano para descartar su entrada en el Parlamento del Estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental en las próximas elecciones de ese Estado federado, aclaró el presidente de la Oficina Federal para la Defensa de la Constitución alemana (BfV).

    Ahora le corresponde a los sociólogos investigar el fenómeno descrito por Fromm y responder la pregunta que éste dejó abierta: ¿a qué se debe que la disposición a agredir a otras personas y a participar en acciones violentas vaya en aumento entre los extremistas de ultraderecha cuando, en conjunto, la escena neonazi es cada vez más pequeña?

    Autor: Evan Romero-Castillo / dpa / epd
    Editor: Pablo Kummetz

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  3. Eichmann quería volver a Alemania para ‘explicar lo que sucedió’

    El arquitecto de la Solución Final se puso en contacto con el canciller alemán en 1956 para regresar de Argentina a su país natal, según una investigación publicada esta semana en Alemania. En la carta escrita por Eichmann decía que quería dar su propia versión de los hechos.

    Adolf Eichmann, el responsable de logística del Holocausto, no tenía la intención de morir en el anonimato de su exilio argentino, asegura un libro publicado esta semana en Alemania por la historiadora Bettina Strangneth.

    La autora de «Eichmann frente a Jerusalén» publica una carta fechada en 1956 en la que Eichmann, quien desde hace seis años vivía bajo un nombre falso en la Provincia de Buenos Aires, escribió al entonces canciller alemán, Konrad Adenauer.

    «Ha llegado para mí la hora de renunciar a mi anonimato y de presentarme. Nombre: Adolf Eichmann. Profesión: ex Obersturmbannführer (teniente coronel) de SS».

    «No sé cuánto tiempo me queda de vida. Pero sí sé que alguien debe explicar a las generaciones futuras lo que sucedió», anuncia. “Cuánto me dejará vivir el destino, no lo sé, pero sí sé que alguien tiene que hablarles a las generaciones futuras sobre estos acontecimientos”, escribe. “Tuve un papel importante en la conducción y dirección de esos programas”, añade Eichmann, quien tenía entonces 50 años.

    «Lo que sucedió» es el exterminio de 6 millones de judíos y «esos programas», su responsabilidad central como el burócrata del genocidio.

    Según Strangneth, Eichmann quería regresar a Alemania, rendirse a las autoridades y someterse a un proceso.

    «Él quería poder contar su propia historia y esperaba recibir una simple pena de prisión antes de poder pedir una jubilación», asegura la autora, que afirma que encontró la misiva en los archivos del gobierno alemán.

    Sin embargo, los proyectos de Eichmann naufragaron. Tras lograr huir del Ejército estadounidense al término de la Segunda Guerra Mundial, viajó clandestinamente a la Argentina con un nombre falso y un pasaporte de la Cruz Roja.

    Eichmann emprendió una vida anónima y rutinaria, pero el 11 de mayo de 1960, un grupo de agentes secretos israelíes que lo localizaron, lo secuestraron y lo llevaron a Israel para que fuese juzgado.

    Hallado culpable de crímenes contra la humanidad, fue sentenciado a morir en la horca. Su ejecución, el 1 de junio de 1962, constituye la única vez que la justicia de Israel aplicó en su historia la pena capital contra un civil.

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  4. HOLOCAUSTO: EICHMANN QUERIA REGRESAR A ALEMANIA
    BERLIN – Adolf Eichmann, el oficial de las SS encargado de deportar judíos durante el régimen nazi, quería regresar a Alemania y entregarse a la justicia en 1956, según asegura una obra de la historiadora Bettina Stangneth que será publicado esta semana.
    «Eichmann antes de Jerusalén» recorre los años de Eichmann posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando el ex teniente coronel de las SS se fugó a Argentina tras huir de un campo de prisión estadounidense.
    La prensa alemana informó recientemente que Eichmann podía haber sido capturado en 1952, ocho años antes de su primera detención en 1960, pues ya por entonces los servicios secretos alemanes sabían que se escondía en Argentina.
    Sin embargo, Stangneth sostiene que el «técnico de la muerte» pensaba volver a su país al menos cuatro años antes de su captura. En 1956, según la historiadora, el ex oficial naci escribió una carta al entonces canciller alemán de Alemania del Oeste, Konrad Adenauer, en la que declaró: «es hora de renunciar a mi anonimato y presentarme».
    Eichmann también escribió que su deseo de regresar desde Argentina, donde vivía con el falso nombre de Ricardo Klement, a Alemania, era para «explicar a los jóvenes» lo que «realmente» había sucedido durante el régimen de Adolf Hitler.
    Tras su captura en Argentina, Eichmann fue sometido a juicio y condenado a muerte por un tribunal de Jerusalen, por ser hallado culpable de crímenes contra los judíos. Fue ahorcado la noche del 31 de mayo de 1960.

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  5. Es algo que no podemos olvidar. Pero la lección del recuerdo y del olvido es difícil. Se trata de, como quizá diría Kant, un saber recordar y un saber olvidar. Lo que debemos recordar es, quizá simplemente, nunca bajar la guardia ante la posibilidad de crimen y crueldad que tienen los poderes constituidos, cuando se erigen contra el ser humano –cualquiera que sea ‒ para quitarle su libertad y excluirlo de la ciudadanía y de la misma condición humana, y hasta para eliminarlo. Debemos siempre estar en guardia y atentos para que estas cosas no se vuelvan a repetir, y para ello es necesario denunciar la mentira y la información tendenciosa apenas aparecen con su aviesa intención de resucitar odios, los mismos odios que fomentaron los crímenes en el pasado. Debemos olvidar el odio y el rencor, pero debemos recordar siempre tener la conciencia abierta y sensible a todo lo que pueda despertar ese odio y ese rencor en otros, pues sabemos que en tales pasiones va la destrucción, y nuestro deber con la vida es oponernos a esa destrucción.

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