China, el gigante del crecimiento económico sostenido

Inventaron la pólvora, el papel y la brújula. Provienen de una civilización milenaria que ha sabido defender su territorio y su cultura. Sobre la base de inventos, batallas y conquistas, China es uno de los países más complejos de explicar y más enigmáticos para nuestra visión. Es una sociedad antigua en sus tradiciones pero pragmática y moderna en sus decisiones, sobre todo en cuanto a la economía: en las últimas tres décadas este país ha tenido un crecimiento económico promedio del 10%, ha renovado su modelo de desarrollo y ha invadido con sus productos de bajo precio a todo el mundo. El fenómeno chino es para muchos un prodigio y para otros una amenaza para las frágiles economías que no tienen posibilidad de resistir un nivel de competencia demasiado elevado.

Resulta muy difícil lograr una explicación completa de este complejo país que tiene más de 1.300 millones de habitantes. Pero más allá de sus peculiaridades ancestrales, el gigante asiático ha logrado un crecimiento económico sin precedentes que lo ha llevado a superar a Japón y a ubicarse como la segunda potencia en generación de riqueza, sólo por debajo de Estados Unidos. Los mercados entran en crisis, las economías emergentes tienen altibajos, las potencias se debilitan, pero China mantiene un paso tan firme que, como una ironía para los países pobres, un incremento del PIB del 8.5% al año… ¡se considera una desaceleración!

Con casi 800 millones de personas en condiciones de trabajar, la mano de obra abundante y barata es un recurso contra el que ningún país puede competir. A esto debemos sumarle la verdadera devoción que tienen los chinos por el trabajo, que hace que puedan dedicarle a cualquier oficio un promedio de tiempo superior a los demás. Esto se refleja en el nivel de productividad más alto del mundo: el volumen de producción en cualquier rubro industrial es sencillamente incomparable.

Ropa, productos electrónicos, juguetes y manufacturas diversas empezaron a invadir, a inicios de los 90´, los mercados latinoamericanos, en los que aprovecharon una convergencia de factores: los bajos costos de los productos chinos eran demasiado atractivos para nuestras poblaciones empobrecidas y con grandes carencias. Es así que se quedaron con más de la mitad del mercado de la ropa, impusieron a la electrónica la etiqueta de “hecho en China” y desplazaron a nuestros productos poco competitivos.

Un hecho llamativo es el viraje que hicieron en su concepción de su modelo en los últimos años: de una dependencia de las inversiones y las exportaciones, han empezado a volcarse hacia el mercado interno, incentivando el consumo. Y aunque todavía tienen al 60% de su población viviendo en zonas rurales, con 150 millones de personas que viven con un dólar al día, el tamaño del mercado interno hace que sea mucho más atractivo que las exportaciones a países relativamente pequeños.

Y detrás de estos indicadores, hay una verdadera fábrica de generadores de riqueza. China tiene niveles de exigencia muy altos en materia educativa, a tal punto que los niños pueden pasar horas y horas estudiando, haciendo de la instrucción su verdadero oficio. Hoy este país tiene 6 millones de graduados por año y empieza a tener problemas para emplear a su gente, lo que genera una competencia feroz y deriva en que cada profesional debe ser muy bueno para poder ocupar un puesto de relevancia.

Aunque no podemos ni siquiera aspirar a imitar el modelo chino (entre otras cosas porque también implicaría adquirir muchos de sus males), hay elementos que podríamos tomar para mejorar nuestras economías. Mientras en América Latina nos cuesta hacer que un estudiante le dedique tiempo a la lectura de una novela o un libro de ciencia, un chino estudia doce horas por día y sabe que su futuro depende de la capacidad que tenga de sobresalir en la universidad.

Tenemos que buscar elementos diferenciales en nuestra manera de encarar la economía. Hay que mejorar la productividad y la calidad de mano obra para diferenciar nuestra producción y poder basarnos en elementos competitivos distintos al volumen y el precio. Apostar por la innovación y la calidad de lo que hacemos sería una buena fórmula ante el avance de lo masivo y barato. Más que nunca, necesitamos talento, visión, inteligencia y educación.

Por Héctor Farina Ojeda (*)

(*) Periodista y profesor universitario

Desde Guadalajara, Jalisco, México

http://enfoqueparaguay.blogspot.com/2011/12/china-el-gigante-del-crecimiento.html

15 comentarios en “China, el gigante del crecimiento económico sostenido”

  1. Tigre de papel
    PUBLICADO POR JOTAEFEB ⋅ 25/11/2013 ⋅ DEJAR UN COMENTARIO
    ARCHIVADO BAJO ARTE
    Durante años Zhang Yimou fue el cineasta más respetado de China, no solo por su inmenso talento sino también por su arrojo a la hora de plasmar en su cine la crudeza y las contradicciones del régimen comunista que impuso Mao Zedong.

    Basta con ver su obra maestra, Vivir, una saga que sigue los avatares de una familia sacudida por la Revolución Cultural.

    Precisamente Yimou, hijo de un soldado del ejército de Chiang Kai-Chek, vivió en carne propia la doctrina maoísta.

    Durante diez años trabajó en una granja antes de empezar como director de fotografía y señalarse como un rebelde que se alejaba de la narrativa oficialista.

    Dos de sus filmes más reconocidos, La linterna roja y Semilla del crisantemo, fueron prohibidos en su país.

    No obstante, a medida que Yimou alcanzaba más reconocimiento en el exterior, sobre todo con filmes que ensalzan las artes marciales como La casa de las dagas voladoras, se fue acomodando a los nuevos tiempos de un sistema político que a la vez que persigue a la disidencia juega al capitalismo salvaje controlado por el Estado.

    El famoso director acabó por insertarse en la nueva clase privilegiada y apegada al poder. Prueba de ello es que pasó de ser un artista censurado a una figura a la que el gobierno le confió en 2008 nada menos que la puesta en escena de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín.

    Como cabía esperar de alguien tan talentoso como Yimou, el espectáculo fue monumental, pero detrás del millonario montaje que produjo, sobre todo para consumo de Occidente, se escondían las barriadas pobres que se acordonaron para que los extranjeros no vieran más allá del glamour olímpico.

    Y peor aún, todo aquello sirvió para eclipsar a modo de souvenir turístico la terrible realidad: en el presidio político chino se pudren cientos de opositores que no ven la luz del día.

    Lamentablemente cuando una figura de la relevancia de Yimou se pliega a los intereses de una dictadura, acaba siendo cómplice del lavado de imagen oficial.

    Pero regímenes como el chino, que desprecian la libertad del individuo, no tienen reparos a la hora de escarmentar a sus propios cachorros sí así lo creen necesario.

    Y ahora, como en una de esas tragedias que con tanta maestría ha sabido llevar a la gran pantalla, Yimou es perseguido porque, creyéndose protegido a diferencia de los ciudadanos de a pie, osó tener siete vástagos con cuatro mujeres, quebrantando la ley de único hijo que hasta ahora ha estado vigente para controlar la sobrepoblación.

    Gracias a las informaciones que circulan en Internet, y tal vez propagadas por la indignación de quienes se oponen a los prerrogativas de las que disfruta el jet set chino, se ha podido saber que el cineasta tiene familia numerosa y podría ser condenado a pagar una multa de veintiséis millones de dólares.

    Los vigilantes funcionarios que controlan la natalidad de los chinos han advertido que nadie está por encima de la ley y están a la caza del director.

    Hasta ayer, sin embargo, Yimou era un protegido cuya empresa de producciones era favorecida por el gobierno que antaño lo castigaba por aspirar expresarse libremente.

    La lección de Zhang Yimou es que nunca compensa dejarse comprar por una dictadura.

    Como la mafia, tarde o temprano se pagan los favores.

    Por Gina Montaner (*)

    [©FIRMAS PRESS]

    *Twitter: @ginamontaner

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  2. Desempleo
    Casi 50 % de los universitarios graduados en China están desempleados
    Se estima que más de tres millones de estudiantes, a las puertas de graduarse, tendrán dificultades a la hora de buscar empleo.

    Casi un 50% de los universitarios recientemente graduados en China, que anualmente suman cerca de siete millones, no encuentran empleo, según un informe del ministerio de Recursos Humanos y Seguridad Social del país, citado hoy por los medios de comunicación chinos.
    De acuerdo con el documento «Reforma y Desarrollo de la Seguridad Social de China», se estima que más de tres millones de estudiantes, a las puertas de graduarse, tendrán dificultades a la hora de buscar empleo, indicó un portavoz de la institución, Wang Yujun.
    Existen por lo menos tres razones para explicar las dificultades de los estudiantes chinos para encontrar empleo, según declaró a Efe el director del Departamento de Inversiones Internacionales de la Academia de Ciencias Sociales de China (CASS), Zhang Ming.
    La ralentización del crecimiento económico de China (que empezó en 2012 al crecer sólo un 7,8 por ciento, y que en la próxima década oscilará alrededor de un 7 por ciento), el empeño de los graduados de quedarse en las grandes ciudades, donde se registran las altas tasas de desempleo, por recibir mejores beneficios sociales (en las pequeñas y medianas ciudades el problema del desempleo no es serio).
    Y el sistema educativo de las universidades chinas que ofrecen un largo número de graduados en una economía donde sólo hay demanda por obreros o técnicos y no para universitarios.
    Por su parte, el director del departamento de Finanzas de la Escuela de Economía y Gerencia de Tsinghua, Li Daokui, coincidió con Zhang al señalar a Efe que la tasa de desempleo entre los universitarios chinos se ha incrementado por la ralentización del crecimiento económico de China y porque la economía del país aún «no es capaz de crear empleos de alto rango».
    Por otro lado, el informe ministerial también subraya que retrasar la edad de retiro- como urgen muchas voces en China para que se aplace desde los 60 a los 65 años- en la situación actual, «no es una opción viable».
    Actualmente, el mercado laboral chino es «incapaz» de satisfacer las demandas de quienes buscan empleo con un 30 por ciento de las ofertas laborables provenientes de los jubilados, consideró por su parte el profesor Deng Dasong, de la Universidad de Wuhan, citado hoy por Xinhua.
    La tasa de desempleo urbano en China -cuyas autoridades no miden el paro rural- se mantuvo en el 4,1 por ciento de la población activa en el pasado año 2012, el mismo porcentaje que en 2011, según cifras oficiales.
    En el pasado ejercicio se crearon en las ciudades chinas 12,66 millones de empleos, 450.000 más que en 2011 (el Gobierno chino se ha fijado mantener la tasa de desempleo urbano por debajo del 5 % en el quinquenio 2011-2015).
    El sector secundario siguió siendo el que más empleos dio (36,1 %), seguido por el primario (33,6 %) y el de servicios (30,3 %).

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  3. ¿El fin de la chinodependencia latinoamericana?

    Por Andrés Oppenheimer

    Después de más de una década de relaciones económicas cada vez más intensas entre China y Latinoamérica, los nuevos titulares sobre una posible crisis en China están empezando a causar nerviosismo en los países chinodependientes de América Latina. ¡Y tienen buenas razones para estar nerviosos!

    En los últimos días, ha habido una seguidilla de informes alarmantes que pronostican lo que ya habíamos sugerido en esta columna el 1 de junio: que el explosivo crecimiento económico de China en las últimas tres décadas está llegando a su fin. Y eso perjudicará a Venezuela, Argentina, Chile, Perú y otros países que han crecido rápidamente en los últimos años en buena parte gracias a sus exportaciones de materias primas al gigante asiático.

    “Las señales ya son inequívocas: China tiene grandes problemas”, escribió el economista ganador del Nobel Paul Krugman en el New York Times del 18 de julio. “No estamos hablando de algún revés menor en el camino, sino de algo más fundamental… Podríamos decir que el modelo chino está a punto de chocar con su Gran Muralla, y la única pregunta ahora es cuán grave será ese choque”.

    George Friedman, el fundador del influyente boletín geopolítico Stratford, publicó un artículo el 23 de julio titulado “El fin del milagro económico chino”.

    Refiriéndose al súbito cambio de opinión en los medios internacionales sobre China, Friedman escribió que “ahora la conversación está pasando de los pronósticos sobre cuán rápidamente China alcanzará a Estados Unidos, a las consideraciones sobre cuáles serían las consecuencias de un colapso de China”.

    El crecimiento de China ha caído de tasas anuales de 10 por ciento en las últimas décadas a un crecimiento proyectado en 7,5 por ciento –o menos– en 2013. Y un reciente estudio conjunto del Banco Mundial y el Centro de Investigación del Desarrollo de China predijo una caída a tasas anuales del 5 por ciento en la próxima década.

    El miércoles, hasta la usualmente optimista Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL) redujo su cálculo de crecimiento para Latinoamérica en 2013 del 3,5 por ciento al 3 por ciento, en gran medida por la disminución de importaciones de China.

    Las exportaciones latinoamericanas a China –principalmente de materias primas– se habían disparado de casi US$ 4.000 millones en el año 2000 a US$ 71.000 millones en el 2012. Y muchos economistas habían pronosticado que para 2015 China superaría a Estados Unidos como principal socio comercial de Latinoamérica, algo que ahora parece improbable.

    El informe de la CEPAL advirtió que estamos ante “el probable fin del auge de precios de los productos básicos de exportación asociado a la expansión de China”.

    Entre los países latinoamericanos que se verán más perjudicados se cuentan los exportadores de metales como Perú, Chile y Surinam, los exportadores de petróleo como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Colombia, y exportadores de alimentos como Argentina, dijo la CEPAL.

    México y Brasil se verán menos afectados, porque tienen economías más diversificadas, agregó.

    Mi opinión: la desaceleración económica de China puede señalar el fin del ciclo populista basado en el aumento de las materias primas que ha vivido Latinoamérica en la última década.

    Fue una década desperdiciada, en la que Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina, entre otros, despilfarraron el mayor boom exportador de su historia reciente en subsidios pasajeros, en lugar de invertirlo en infraestructura y educación para crear prosperidad a largo plazo. Pan para hoy, hambre para mañana.

    Es cierto que los pronósticos sobre la inminente caída de China podrían resultar tan exagerados como los anteriores que pronosticaban que China pronto superará a Estados Unidos como la economía líder del mundo.

    Pero tal como lo percibí en una visita reciente a China, la economía china crecerá más lentamente, entre otras cosas, por la caída de las exportaciones a Estados Unidos y Europa, y por el aumento de salarios chinos, que está haciendo que muchas empresas multinacionales muden sus fábricas a otros países.

    China ya no es un país de mano de obra barata, ni tampoco un país barato: pagué US$ 10 por una taza de café en el aeropuerto de Xian, y US$ 4,50 por un café en un Starbucks de Pekín.

    Además, hay serias dudas de que funcione el nuevo plan económico chino de pasar de una economía exportadora a una basada en el consumo interno. Los chinos no van a aumentar sus compras porque necesitan ahorrar para pagar sus planes de salud y los estudios de sus hijos, que no son gratuitos.

    Resumiendo, los países latinoamericanos que habían crecido rápidamente en la década pasada gracias a sus exportaciones a China tendrán que hacer lo que debieron haber hecho desde el principio: diversificar sus exportaciones. La desaceleración de China no va a acabar con la economía latinoamericana, pero la fiesta se ha terminado.

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  4. China ‘coloniza’ Latinoamérica

    Los millones de productos chinos que han invadido el mercado en América Latina traen consigo un impacto negativo en la economía local según una investigación dada a conocer en Washington.

    La mayoría de consumidores en Latinoamérica parecen no ser conscientes de los estragos económicos que causan los millones de productos chinos a bajo costo que invaden los comercios en la región, dice una investigación del Proyecto Latinoamericano de Opinión Pública, dado a conocer en Washington.
    Durante los últimos diez años, la economía china ha captado la atención de economistas en cada rincón del mundo. El impactante crecimiento económico en ese país generó una enorme necesidad de materias primas, energía y alimentos, que requiere ser saciada. Allí entra Latinoamérica y, en gran escala.

    “China tiene inversiones enormes, globalmente, se ha venido dando una expansión económica, exportaciones, importaciones, comercio y por supuesto eso incluye a Latinoamérica. Ese es el aspecto más sobresaliente de la relación entre China y los países latinoamericanos”, dijo Liu Kang, del Centro de Investigación de la Universidad Duke.

    Las cifras son claras. Según la CEPAL, desde 2008, la mayoría de las exportaciones en Brasil y Chile vienen de China. Lo que no está muy claro es que, a pesar de esta ineludible presencia, una reciente encuesta realizada por el Proyecto Latinoamericano de Opinión Pública (LAPOP por sus siglas en inglés), muestra que muchos latinoamericanos no están informados de la influencia china en la región.

    “Uno por un lado, hay muchas personas que aún no conocen y no se muestran anuentes a dar una opinión porque no tienen suficiente conocimiento del tema pero entre las personas que si conocen digamos que la visión es relativamente positiva”, explica Dinorah Azpuru, de LAPOP.

    La mayoría de los encuestados argumenta que Estados Unidos tiene la mayor influencia en América Latina. Sin embargo, en la región se pueden encontrar excepciones. Los países del ALBA, y particularmente Venezuela, caen en ese grupo.

    “Si el presidente tiene una visión positiva y habla positivamente de China, en este caso los ciudadanos tienden a ser también más positivos, y en el caso de Venezuela, pues yo creo que el presidente, ahora fallecido, Chávez, generalmente ha tenido un discurso muy positivo en cuanto a China cuando lo compara con Estados Unidos”, dijo Azpuru.

    Pero no todo es perfecto en esta relación. Expertos argumentan que la concentración específica de exportaciones a China de materias primas como la soya y minerales, refuerza estructuras de producción tradicionales, algo que no beneficia a largo plazo a la región.

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  5. ¿Es China una nueva potencia colonial en África?

    Empleados etíopes y chinos en la construcción de un ferrocarril en Dire Dawa, al noreste de Etiopía, 27 de febrero de 2013.
    AFP PHOTO/JENNY VAUGHAN
    Por Mariano Aguirre
    China es el segundo socio más importante de África, por detrás de Estados Unidos. Algunos analistas y gobiernos del Sur consideran que la forma de actuar de China es diferente, ‘más respetuosa’, que la de los países occidentales. Pero otros cuestionan su rol en el continente africano.

    Hace un par de días, Lamido Sanusi, el gobernador del Banco Central de Nigeria, acusó a Beijing de practicar una “nueva forma de imperialismo” en el continente africano, haciéndose eco de otras críticas similares. En 2012, el presidente sudafricano Jacob Zuma indicó, con motivo de la cumbre China-África, que la relación entre las dos partes era “insostenible”, y que Beijing debía plantearse importar más bienes y servicios africanos.

    En el marco del auge de las denominadas potencias emergentes, durante la última década China ha pasado a ser un gran inversor y un gigantesco exportador de productos manufacturados. A la vez, se ha convertido en una fuente de financiación para algunos países del Sur, ya que facilita créditos sin imponer condiciones políticas ni económicas, como sí hacen los países occidentales y las organizaciones financieras internacionales. El sostenido crecimiento económico chino ha incrementado su demanda de hidrocarburos, minerales y madera. En el caso africano, el capital chino se ha orientado también hacia el sector bancario, construcción, agricultura y telecomunicaciones.

    Despertar a la realidad

    Las relaciones entre China y África se empezaron a desarrollar en profundidad desde 1996. El comercio chino-africano, especialmente basado en la extracción de recursos naturales, creció de 9.000 millones de dólares en el 2000 a 160.000 millones en el 2011, según el Banco Africano de Desarrollo. Desde 2009, China compite con Estados Unidos por el primer puesto como socio comercial y se encuentra por delante de Francia y Gran Bretaña.

    El gigante asiático importa petróleo y diversas fuentes energéticas, además de diamantes, madera y algodón, entre otros bienes primarios. Por el contrario, el 98% de sus exportaciones son bienes manufacturados, especialmente maquinaria, equipos de transporte, textiles y productos químicos, al igual que hierro y acero. Lo que genera crecientes críticas, es precisamente este abismo entre el tipo de exportaciones – los mercados africanos se encuentran inundados de productos chinos (y brasileños) que compiten con los locales – y el hecho de que la balanza de pagos es deficitaria para África.

    En su artículo en el Financial Times, Lamido Sanusi escribió que es hora de despertar a la realidad y acabar el romanticismo con China. “Nigeria tiene un mercado de más de 160 millones de personas y destina inmensos recursos a importar bienes de consumo de China que podrían producirse localmente. Compramos textiles, telas, productos de cuero, pasta de tomate, muebles, almidón, electrodomésticos”, afirma Sanusi. China, en cambio, sólo compra petróleo, y si bien ha construido infraestructuras, trae tanto el equipo como la mano de obra, sin recurrir a la local. Para Sanusi, extraer materias primas y exportar manufacturas fue “la esencia del colonialismo”. China, por lo tanto, ya no es una economía subdesarrollada sino una potencia global que colabora a la “desindustrilización y el subdesarrollo de África”. Críticas similares se escuchan cada vez con más frecuencia en América Latina.

    Un socio no impositivo

    Las percepciones sobre China son diversas. Junto a las críticas como las de Sanusi, hay también opiniones más benignas. Si bien China destina algunos fondos a cooperación y cuestiones humanitarias, también opera como un inversor que es bienvenido en un momento de expansión económica en el continente africano. Sus inversiones provienen de diferentes organismos del Estado y de empresas que se asemejan a las corporaciones multinacionales de Occidente. Pero los países africanos han prestado especial atención a China y a otros países asiáticos por sus éxitos en reducir la pobreza, la rápida industrialización de las últimas décadas y el uso de tecnología intermedia.

    Es también apreciado el hecho de que Beijing no impone condiciones sobre derechos humanos, buena gobernanza ni exige tampoco planes de ajuste estructural, como sí suelen hacer los países occidentales. Por el contrario, China facilita créditos sin condiciones, algo que las elites africanas agradecen. Esto, sin embargo, tiene el peligro de la falta de control sobre los fondos, en particular por los graves problemas de corrupción en los dos lados. Pero, de hecho, los requerimientos de respeto por los derechos humanos y buen gobierno que hacen Estados Unidos y los europeos son vistos como resabios hipócritas del pasado colonial. China, en cambio, se presenta como una potencia que no exige nada a sus socios africanos.

    Cuestiones de seguridad

    China es percibida en África como una potencia que tiene más interés en invertir en infraestructura que en cuestiones de seguridad. Para los africanos, Estados Unidos encarna en cambio las políticas de ajuste mientras que Europa representa el antiguo colonialismo. China, en cambio, es un socio nuevo con el que no existe un pasado colonial y que ha logrado convertirse en potencia global.

    En el terreno de la paz, la seguridad y los derechos humanos, China participa crecientemente en operaciones de mantenimiento de la paz sin abandonar el principio de no injerencia en asuntos internos. Beijing apoya a la Unión Africana, se ha negado a que el Tribunal Penal Internacional abra causas contra el presidente de Sudán en 2009 y a sancionar a Zimbabue en 2008. A la vez, mantiene acuerdos militares con diversos países africanos, sobre transferencia de armas, construcción de infraestructura de defensa, formación y desminado.

    Pero China también es un vendedor de armas con una política muy poco transparente. Se ha detectado, por ejemplo, armamento chino en Darfur (Sudán) y en la República Democrática de Congo. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), China ha desplazado a Gran Bretaña como quinto mayor exportador de armas del mundo y en la última década se convirtió en el primer vendedor de armas para el África Subsahariana. Dado el impacto que tienen las armas en violaciones de derechos humanos y conflictos armados, la supuesta no injerencia de China en asuntos internos queda muy cuestionada.

    El caso sudanés es revelador del pragmatismo de Beijing, que ha mostrado un gran interés en mantener relaciones estables con Sudán y con Sudán del Sur desde que este país declaró su independencia en 2011. Para las empresas y el estado chino es muy importante acceder al petróleo que tiene Sudán del Sur e invertir y obtener contratos ante la gran demanda de infraestructuras de este nuevo Estado. A la vez, ha cultivado la relación con el gobierno de Jartum, apoyándole diplomáticamente y con inversiones.

    Un plan de acción para África

    En su crítica al papel de China, el gobernador del Banco Central nigeriano propone que ese país sea visto como un competidor frente al cual África debe adoptar varias medidas. Primero, prepararse para contar con un sistema de primer nivel para la extracción y el procesamiento del propio petróleo, promover el consumo de productos propios y “construir una excelente infraestructura” en diversos campos. Segundo, mejorar su sistema educativo y la inversión en capacitación técnica. Tercero, pactar nuevos términos en los contratos: China, los emergentes, Estados Unidos y los europeos podrán invertir y obtener beneficios pero garantizando a cambio que crearán empleo local e invertirán en formación y desarrollo de infraestructura.

    Chris Alden, investigador del South African Institute of International Affairs (SAIIA), considera que si China se adapta a las preocupaciones africanas, a la vez que mantiene sus intereses en el continente, “entonces su presencia será bien recibida por los africanos” y sería beneficiosa para las dos partes. En su opinión, la relación que se establezca hacia China será decidida por los africanos y no por los occidentales.

    La tensión entre estos dos gigantes, y los aspectos positivos y negativos de la relación, es uno de los signos de la configuración de una nueva arquitectura global multipolar, tanto económica como política, en la que Europa y Estados Unidos son dos actores importantes, pero no los principales. La relación entre África y China muestra, además, que los emergentes, pese a algunas diferencias con los países occidentales, tienden a actuar fundamentalmente defendiendo y promoviendo sus intereses nacionales.

    Mariano Aguirre dirige el Centro Noruego para la Construcción de la Paz (NOREF). http://www.peacebuilding.no

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  6. Los “enemigos” de China

    Hay un proverbio chino milenario que dice “Vence al enemigo sin manchar la espada”. Grandes pensadores clásicos, desde Sun Tzu hasta llegar a Hegel, han tenido interés en reflexionar sobre esta nación y hoy República que se enfrenta a grandes desafíos en medio de enormes contradicciones. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), China sería la primera economía del mundo en el año 2016 si mantiene ciertas reformas.

    Según el organismo internacional, el país asiático crecerá 8,5% en 2013 y 8,9% el siguiente año, lo que ayudará a desplazar a Estados Unidos del primer lugar de las potencias, algo que no se veía desde antes de la Segunda Guerra Mundial, en el siglo pasado. Pero la OCDE asegura que Pekín ganaría a Washington solo si realiza algunas reformas como la desregulación de las tasas de interés de los depósitos y la apertura del sector privado de los mercados ahora dominados por las empresas estatales, con el fin de incrementar la competencia y la innovación.

    También, China deberá atender con mayor preocupación la urbanización y el proceso de migraciones del campo a la ciudad.

    Además, de esto, el gran país de Asia, anunció la eliminación de los “campos de reeducación”, que en realidad son campos de trabajos forzados donde se encuentran confinados opositores al régimen comunista. El primer ministro chino, Li Keqiang, manifestó recientemente que los “laogai” serán reformados y podrían ser abolidos antes de que termine el año. Drogadictos, prostitutas y delincuentes menores son enviados a los campos de trabajo forzado donde tienen que “aprender a vivir en sociedad”.

    Pero lo cierto es que estos establecimientos sirven como brazos ejecutores de justicia contra los disidentes al comunismo chino. Según la Organización de Naciones Unidas, los laogais, que nacieron bajo la dictadura de Mao Tse-tung en 1957, albergarían a 190.000 personas.

    El recientemente asumido presidente chino, Xi Jinping, indicó en su primer discurso que quiere un “renacimiento de China” y con ello, también, mejorar y fortalecer aún más las relaciones con Estados Unidos. Los analistas locales sostienen que podrían darse nuevas reformas en la nación de más de 1.300 millones de habitantes.

    ¿Es para celebrar? Sin dudas, China hoy representa el contrapeso de poder de la superpotencia que sigue siendo Estados Unidos. Aún así, enfrenta grandes problemas internos y externos que hacen dudar del discurso oficial. En el país no se respetan las libertades individuales ni los derechos humanos. Varias organizaciones defensoras de los derechos civiles denuncian constantemente al régimen comunista por atentar contra las minorías religiosas, étnicas y políticas. Tampoco hay libertad de expresión y de prensa.

    El Tíbet sigue siendo una espina para la administración comunista que no ha podido atender las demandas de los tibetanos, que reclaman independencia, en su propio país, invadido por los chinos, desde 1959. Además del Tíbet, Taiwán también representa un obstáculo para que China se presente como el líder asiático, puesto que la isla tiene un sistema democrático fuerte, las garantías a los derechos individuales están garantizadas y cuenta con un Índice de Desarrollo Humano muy alto, además del crecimiento económico y el desarrollo. Aún así, Taipei no es reconocido en el concierto de las naciones.

    China tampoco ha podido disuadir a su aliado Corea del Norte, que constantemente amenaza con comenzar una guerra nuclear contra Japón y Corea del Sur. Si Xi Jinping quiere trasformar realmente Asia y el mundo, debe primeramente ocuparse de las altas esferas gubernamentales y reformar el sistema político obsoleto que solo ha brindado represión y miedo a los chinos.

    El enemigo al que debe vencer sin espadas el nuevo gobierno chino no está en el exterior, no se encuentra alrededor, no son los taiwaneses ni los tibetanos, el enemigo es el propio Partido Comunista Chino y sus partidarios que se niegan a democratizar el país más poblado del mundo. Jinping tiene tiempo para reflexionar y mejorar la geopolítica regional con mayor madurez, inteligencia, menos nacionalismo y más apertura y respeto a las libertades.

    Por Eduardo Quintana, ABC Color.

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  7. China seduce a los jóvenes latinoamericanos

    En poco tiempo, Pekín se ha hecho de una imagen muy seductora entre las nuevas generaciones del continente.

    Son cada vez más los jóvenes latinoamericanos que aprenden mandarín y cada vez más los estudiantes del hemisferio que deciden irse a estudiar a China.

    “El inglés ya no basta. Para los profesionales y emprendedores latinoamericanos lo ideal es aprender mandarín o cantonés. Es un nuevo proceso y un nuevo interés”, comenta Álvaro Echeverría, director para Chile del Hong Kong Trade Development Council.

    Representativo de ese interés es el auge de los centros de estudio del chino mandarín en América Latina. “Eso está bien, se está consolidando la oferta con la demanda”, dice Echeverría.

    La fascinación en América Latina respecto de Pekín es un hecho. Y América Latina se ha sumado al potencial de los chinos. De acuerdo con el Observatorio de la Política China (OPC), la relación entre la orilla latinoamericana y Pekín se encuentra en una fase decisiva.
    El OPC documenta que una de las razones que explica el fortalecimiento de esta relación se deriva del diálogo cimentado entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, CELAC, y China. Lo que ambas orillas persiguen ahora es el establecimiento de una plataforma para desarrollar una cooperación más global, plural e intensa.

    Varios datos: actualmente, China es el tercer inversor en la región, tras Estados Unidos y la Unión Europea, y podría convertirse en 2020 en su segundo socio comercial.
    Otro: los bancos chinos prestaron a la región entre 2005 y 2010 más de 75.000 millones de dólares, cifra superior a la suma de los créditos otorgados por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y Estados Unidos.

    Lo que ha hecho China en América Latina es dejar en evidencia su peso e importancia en el comercio internacional. Académicos y ejecutivos de la región tienen claro que aumentar las capacidades profesionales y humanas para enfrentarse al desafío que impone el comercio con el gigante asiático es, en la actualidad, algo fundamental.

    De aquí que los jóvenes empresarios apuesten, cada vez más, por aprender chino mandarín.
    Ante este escenario, universidades, escuelas de negocios e institutos de idiomas han consolidado su oferta de cursos en chino, a fin de satisfacer la creciente demanda de los jóvenes ejecutivos de América Latina.

    Según el OPC, China ha suscrito tratados de libre comercio con Chile y Perú, y tiene otro en ciernes con Costa Rica. Es el primer destino de las exportaciones de Brasil y Chile, y segundo de Perú, Cuba y Costa Rica. Además, la visita de Wen Jiabao en junio de 2012 a Uruguay, Argentina y Chile marcó un punto de inflexión.

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  8. China, Japón y las islas de la discordia

    La tensión entre China y Japón en los últimos meses por una cadena de islas, y la creciente presencia militar de Estados Unidos en la región del Pacífico son dos factores que marcan fuertemente el denominado “giro hacia el Este” de la geopolítica y la economía mundial. Nacionalismo, rearme naval y control de recursos energéticos se cruzan en un panorama complejo que requiere soluciones diplomáticas creativas.

    El pasado 5 de febrero el primer ministro japonés, Shinzo Abe, denunció que China está llevando a cabo una serie de seguimientos con radares sobre su flota en la zona oriental del Mar de China. A la vez, el gobierno de Beijing acusó a Japón de entrar en sus aguas territoriales. Abe indicó que las acciones de China podrían tener “consecuencias imprevisibles”.

    China, Japón y Taiwán reivindican la soberanía sobre una cadena de islas que Tokio denomina Senkaku, mientras que China les llama las Islas Diaoyu, y Taiwán las considera como las Diaoyutai. La tensión sobre las islas se mantiene desde hace años, pero en septiembre de 2012 un grupo de ciudadanos chinos trató de ocuparlas, lo que provocó detenciones y manifestaciones nacionalistas en los dos países. Beijing realizó un despliegue de fuerzas navales que provocaron protestas de Tokio, mientras que en China hubo motines y saqueos masivos contra empresas y tiendas japonesas.

    El gobierno chino decidió declarar un boicot a productos japoneses que ha afectado duramente a industrias como la del automóvil. Pero la crisis es muy desventajosa también para Beijing, que precisa las inversiones y la alta tecnología japonesa. En China operan alrededor de 22.000 compañías japonesas que han visto, en algunos casos, cómo sus ejecutivos eran atacados con violencia.

    Los dos países están enfrentados así mismo por la soberanía sobre otras islas, mayoritariamente deshabitadas, en la zona sur del Mar de China: denominadas desde diferentes países las Paracels, las Spratlus y las Xisha/Nansha o Zhingsha. De hecho, además de China, parte de estas islas son reclamadas también por Taiwán, Brunei, Malasia, Filipinas y Vietnam.

    Las disputas sobre las islas han generado alarma, especialmente en Estados Unidos y Europa, debido a las estrechas relaciones que mantienen con Japón y China, aunque conflictivas en el segundo caso. Especialmente grave es que Beijing y Tokio han movilizado sentimientos nacionalistas, amenazado con retórica bélica y en algunos casos movilizado fuerzas navales. Tanto China, como Japón, Vietnam y Filipinas han hecho demostraciones de poderío naval en los últimos meses para apoyar sus diferentes lecturas de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.

    Voluntad de usar la fuerza

    Michael T. Klare, profesor en la Universidad de Amherst y autor de un reciente libro sobre la competencia global por recursos naturales (The raceforwhat´sleft: the global scramblefortheworld´slastresources, MetropolitanBooks, 2012), indica que “lo que hace estas disputas más peligrosas es la aparente voluntad de muchos de los demandantes de emplear medios militares para marcar sus territorios en el mar y demostrar su resolución de mantener el control sobre ellos”.

    Estas disputas tienen sus orígenes en fronteras no resueltas entre países, en algunos casos como una herencia colonial, pero el renacer de las tensiones se debe a la creciente lucha por recursos naturales que están amenazados por la escasez en el medio o largo plazo. La explotación de petróleo, por ejemplo, se hace crecientemente en los mares, luego de un siglo de extraerlo de fuentes en tierra.

    La demanda energética es cada día mayor debido a que los países industrializados (especialmente Estados Unidos y los miembros de la Unión Europea) no han impuesto medidas radicales para reducir el consumo de petróleo y gas, al tiempo que los denominados países emergentes, con China a la cabeza, necesitan cada día más recursos para sus procesos de crecimiento. Algunas zonas, como el Mar de la China, aparentemente albergan grandes reservas de petróleo, y esto las hace mucho más codiciadas por los países de la región y por compañías extranjeras que quieren contar con los derechos de explotación. El nacionalismo provee la ideología para legitimar el eventual uso de la fuerza para garantizar o mantener el acceso a estas fuentes.

    El profesor Klare indica que para prevenir conflictos violentos, “la comunidad internacional debe hacerse cargo de lo seria que es la situación y hacer una llamada a todas las partes para solucionar las disputas de forma pacífica”.

    El papel de Estados Unidos

    Estas tensiones están ocurriendo al tiempo que Estados Unidos ha anunciado que dedicará más diplomacia, acuerdos comerciales y recursos, incluyendo medios militares, a reforzar su presencia en Asia. Washington tiene una seria preocupación sobre el crecimiento militar de China, su expansión naval (de la que es ejemplo la disputa con Japón sobre las islas) y la creciente hegemonía económica y comercial que ha ganado en la región. Esta disputa se ha manifestado en el último año, por ejemplo, entre Beijing y Washington respecto de Birmania (Myanmar), donde se está llevando a cabo un proceso de apertura democrática. Ambos países quieren ganar espacios económicos y acceso a los ricos recursos naturales de Birmania.
    Estados Unidos ha ampliado el número de infantes de marina presentes en Australia y se plantea desplegar buques de combate en Singapur mientras acrecienta sus relaciones militares con Filipinas. Por otra parte, mantiene su tradicional presencia naval en Japón.

    Desde China estos movimientos son considerados ofensivos y provocadores. Más aún, en el gobierno chino se considera que Washington está tratando de crearle problemas con los vecinos.

    Hugh de Santis, profesor en la George Washington University, considera que Estados Unidos debería explorar formas de integrar, y no de marginar, a China a través de acuerdos comerciales regionales (como el Acuerdo de Libre Comercio del Asia Pacífico, que integra a Estados Unidos, Malasia, Australia, Perú y Vietnam; el Acuerdo Trans-Pacífico, del que forman parte entre otros Chile, Nueva Zelanda y Brunei). Por otro lado, Beijing debería reforzar sus acuerdos con India (país con el que tiene serios conflictos) y con Japón, para que las relaciones comerciales, política y culturales debiliten el nacionalismo y las tentaciones bélicas.

    Mariano Aguirre es director del Norwegian Peacebuilding Resource Centre, en Oslo.www.peacebuilding.no

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  9. Libertad: made in China

    Sin dudas, el gran crecimiento económico de la República Popular de China llama mucho la atención y recibe los elogios habituales por los logros que hacen que el libre mercado permita una senda al desarrollo. La influencia que ejerce Pekín no solo en la región del sudeste asiático, sino en el mundo es muy grande, indiscutiblemente. Hoy, la mayoría de los países, sobre todo en el Tercer Mundo, quieren hacer negocios con Pekín, ya que piensan que “mágicamente” se contagiará “la bonanza”.

    Pero la verdad es que ni siquiera la mayoría de los más de 1.300 millones de habitantes del gigante asiático disfrutan de los beneficios que “visionó” el Partido Comunista Chino (PCCh) hace ya algunas décadas. El país aún vive bajo un sistema totalitario, que controla absolutamente la vida de los ciudadanos y con pobreza.

    Bajo esta contradicción, de apoyar la libertad económica y no respetar la libertad política, el Gobierno comunista está ejecutando una serie de pequeñas reformas, en vista del cambio de liderazgo dentro del PPCh. Aun así, el emprendimiento es insatisfactorio para una sociedad muy compleja, que ha permitido el autoritarismo por mucho tiempo, pero que ya está comenzando a requerir sus derechos.

    El Southern Weekly, semanario cantonés, iba a comenzar su primera edición del 2013 con un editorial en el que pedía que, con el año nuevo, el Gobierno “cumpla los sueños de los chinos”, refiriéndose a la libertad negada desde que los comunistas se hicieron con el poder. Sin embargo, la publicación no pudo emitir su opinión, ya que el partido, único en el país, censuró la columna y la cambió por otra en la que se elogia la figura del secretario general del PPCh, Xi Jinping, vicepresidente y posible líder de la República en los próximos meses.

    Los periodistas y empleados del semanario, molestos por la medida, se declararon en huelga, recibiendo el apoyo de un sector de la población, que se agolpó frente a las oficinas del Southern Weekly, respaldando el derecho a la libertad de expresión y de prensa. Fue una medida inesperada, ya que hace mucho tiempo que no hay grandes manifestaciones.

    Unos 12 manifestantes fueron detenidos, obligados a desnudarse y a pasar unas horas en prisión.

    Fueron apresados por el “delito” de subversión y agrupación ilegal. Además de esto, las autoridades del régimen emitieron un comunicado exigiendo a todos los diarios del país a publicar un editorial condenando la postura del semanario cantonés y pidiendo mayores controles por parte del Partido Comunista. El director de un periódico pekinés, Beijing News, fue obligado a renunciar de su puesto por negarse a apoyar la medida impuesta por el Gobierno.

    Las últimas grandes protestas en Pekín y otras grandes ciudades chinas se dieron hace dos años, en el marco del intento de “Revolución de los jazmines”, cuando los ciudadanos trataron de emular la “Primavera Árabe”, exigiendo democracia y apertura política del país. Las manifestaciones fueron reprimidas y terminaron las marchas.

    Hoy China sigue reprimiendo a la oposición, no permite las voces críticas y castiga a todo aquel que intentara proponer algo diferente a lo que diga el PPCh. La censura no solo se da en los diarios convencionales, puesto que internet también experimenta bloqueos por parte de la dictadura.

    Palabras como “democracia”, “libertad”, “masacre de Tiananmen”, entre otras “subversivas”, son borradas o filtradas de la red por temor a que los chinos se informen y despierten la conciencia crítica, algo que los burócratas no desean.

    Algunos analistas chinos sostienen que los cambios políticos se darán paulatinamente y en unas décadas, China será la mayor democracia mundial de mano de las autoridades. Empero, otros aseguran que el autoritarismo persistirá con más fuerza, a menos que los ciudadanos terminen por presionar al régimen, con revueltas y hasta sangre, en búsqueda de la libertad individual negada.

    Por Eduardo Quintana, ABC Color.

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  10. China inaugura la línea de alta velocidad más larga del mundo

    Coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Mao, China estrena este miércoles el trayecto Pekín-Cantón con un tren que circula a 300 kilómetros por hora, dividiendo por tres el tiempo para unir la capital con el gran polo económico del sur. La obra fue salpicada por escándalos de corrupción y desplazamiento forzado de poblaciones.

    China inauguró este miércoles 26 de diciembre de 2012 su tren bala, que une los 2.298 kilómetros que separan Pekín de Cantón a un promedio de 300 Km. /h. De este modo, un trayecto que llevaba 22 horas pasa a tan sólo ocho, efectuando cinco paradas en las ciudades más importantes, como Zhengzhou, Wuhan o Changsha.

    La fecha elegida para la inauguración corresponde al aniversario del nacimiento del líder Mao Zedong, el 26 de diciembre de 1893.

    Para viajar en el tren, los pasajeros deberán desembolsar 865 yuans en segunda clase, unos 105 euros: los precios fueron reducidos para alcanzar a los futuros usuarios de la clase media.

    En 2007, China no tenía red de alta velocidad; hoy es el país que posee la mayor red ferroviaria de este tipo.

    Sin embargo, para alcanzar este objetivo, el proyecto tuvo que avanzar a marcha forzada, en medio de escándalos de corrupción –el ministro de Ferrocarriles tuvo que renunciar por coimas el año pasado- y accidentes, como el del 23 de julio de 2011, cuando un choque entre dos trenes de alta velocidad causó la muerte de 40 personas y dejó 200 heridos en el este de China, lo que originó un clamor de protesta en el país.

    La meta de los autoridades chinas es de todos modos duplicar la red actual de 8.000 kilómetros de aquí a 2020.

    Entretanto, China ha demostrado que asimiló la tecnología occidental de los trenes bala de Francia (Alstom), Alemania (Siemens) y Japón (Kawasaki). Ahora, podrá competir con estos países en otros mercados. Pekín ya ha ganado licitaciones para construir redes de alta velocidad en Turquía y en Venezuela.

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  11. ¿Qué podemos esperar de China los próximos años?
    POSTED BY JOTAEFEB ⋅ 15/12/2012 ⋅ DEJAR UN COMENTARIO
    ARCHIVADO BAJO POLITICA
    Cada 10 años, China conoce un profundo cambio en sus instancias dirigentes, cambios que se llevarán a cabo esta vez en el 18 Congreso del Partido Comunista. Se trata de elegir simultáneamente al Comité central (370 miembros), el Buró político (25 miembros), el Comité permanente y este mismo Buró (7 o 9 miembros), y bien entendido el nuevo Presidente así como su Primer ministro. Este congreso marcará así la entrada en liza de la “quinta generación” de dirigentes.

    La primera generación fue la liderada por Mao Tse-tung 1949 a 1976. Líder de la revolución y el fundador de la China moderna, Mao impulsa de nuevo a paías al escenario mundial. Le seguiría un período tumultuoso (el Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural), que terminó con la llegada al poder de Deng Xiaoping. Éste dirigiría el país desde 1978 hasta 1992 y aprovecharía la oportunidad para poner en marcha importantes reformas económicas, mientras que aumentaba los vínculos con el mundo exterior. Su sucesor, Jiang Zemin, simbolizaba la tercera generación, un periodo especialmente marcado por una profundización de las reformas económicas. Finalmente, en 2002, llegaría el de tomar las riendas del país turno del actual presidente Hu Jintao y el primer ministro Wen Jiabao. De este último gobierno de cuarta generación, podemos observar que, básicamente, trabajó para una “sociedad armoniosa”. Los respectivos sucesores del presidente Hu Jintao y del primer ministro Wen ya se conocen: se llaman Xi Jinping y Li Keqiang.

    El Congreso elegirá un nuevo equipo de gestión diaria, es decir, el Comité Permanente del Buró Político, un organismo similar a la del Consejo de Ministros. Lo más interesante es la orientación elegida para los próximos diez años. Sin embargo, para saber algo, hubo que esperar al informe de Hu[i], porque al igual que en las conferencias anteriores, no se filtró por adelantado (o casi nada). ¡Y el informe llegó! Resultado de una larga consulta[ii] en la que participaron más de 4.000 miembros del partido, traza la ruta que tomará el nuevo equipo.

    Los diez últimos años

    El equipo saliente tiene motivos para estar satisfecho con su política. De hecho, los últimos diez años se caracterizaron por un crecimiento económico extraordinario, unido a un fuerte aumento en el nivel de bienestar, la estabilidad política y el fortalecimiento de la posición de China en el tablero de ajedrez global. Cuando el actual presidente Hu se instala en el país era tan sólo la sexta economía mundial, ahora ocupa el segundo lugar y se ha convertido en el mayor exportador del mundo. En este período también se vivió la creación de cientos de millones de puestos de trabajo, aumentó al 10,7 %[iii] la tasa de crecimiento anual promedio y el PIB per cápita se quintuplicó (pasando de 1.000 a 5.400 dólares). Los ingresos disponibles per cápita, por su parte, subieron un 8,1% por año en las zonas rurales y el 9,2% en las zonas urbanas. Resultados con los que la mayor parte del mundo tan sólo pueden soñar.

    El número de personas que viven por debajo del umbral de pobreza (con menos de 1,25 dólares/día) disminuyó en 190 millones, pasando del 28% al 13% de la población.[iv] China cuenta con el mayor crecimiento del Índice de Desarrollo Humano de todo el este de Asia (el Índice de Desarrollo Humano, IDH, para abreviar, es un medidor importante de las Naciones Unidas para evaluar la nivel de desarrollo social de un país).[v]

    Sin embargo, la brecha entre el ingreso promedio per cápita de la ciudad y el campo se ha ampliado: un habitante en la ciudad gana tres veces más que su homólogo del campo. Pero, en los últimos dos años, la economía rural ha crecido más rápidamente que la de ciudad, ¡ Algo inédito en las últimas décadas!. Desde 2006, las autoridades han invertido hasta 6.000 millones de yuanes (750.000 millones de euros) en el desarrollo rural, es decir, casi tanto como el paquete de estímulo lanzado por el gobierno de Obama después de la crisis financiera de 2008. El 95% de los pueblos chinos ya cuentan con caminos pavimentados, líneas telefónicas, y suministros de electricidad, agua y gas. A modo de comparación, sólo el 50% de los pueblos de la India pueden decir lo mismo. En 2003, sólo el 3% de la población rural estaba suscrito a un seguro de salud, frente al 97,5 % en la actualidad.[vi] Ahora, incluso los denominados emigrantes internos en las zonas urbanas pueden disfrutar de ellos.[vii]

    Estos “emigrantes internos” son trabajadores temporeros que forman una enorme categoría de unos 170 millones de personas,[viii] bastante más que la población activa de los Estados Unidos. Este grupo se compone principalmente de personas de las zonas rurales que acuden a probar suerte en la ciudad durante un año. Muchos se mantienen varios años, para tratar de establecerse definitivamente en la ciudad. Sin embargo, parece que la mejora del nivel de vida en el campo les anima hoy a regresar a su pueblo natal, frenando al mismo tiempo la urbanización galopante.

    Los chinos parecen globalmente satisfechos con su condición. El 83% está satisfecho con la situación económica del país, un resultado sin igual en el mundo. De hecho, le sigue Alemania con un 73%, por delante de Brasil con el 65%.[ix] En la Unión Europea, sin embargo, sólo el 16% de la población está satisfecha. Naturalmente, cuando se analiza el sentimiento de satisfacción de la situación económica individual, se obtiene un resultado evidentemente más débil. Hay que tener en cuenta que el PIB per cápita de China es casi nueve veces menor que el de un país como Bélgica, y que el nivel de vida en el Oeste del país es equivalente al de Egipto. Esto no impide que el 69 % de los encuestados se estimen satisfechos con su situación económica personal. Sólo Brasil (75%) y Alemania (74%) parecen más felices. Además, los chinos miran hacia el futuro con optimismo: el 84% cree que la situación va a mejorar, y el 57 % cree que sus hijos tendrán una vida más fácil que sus padres. A título indicativo, ¡sólo el 9 por ciento de los europeos lo creen!

    Sin embargo, no todo es color de rosa en el mejor de los mundos… Ciertamente, la economía está creciendo rápidamente, pero depende demasiado de la inversión y las exportaciones, y no lo suficiente en el consumo interno. A esto se añade el envejecimiento de la población, lo que agrava el problema, y la brecha entre ricos y pobres. Incluso si tiende a reducir ligeramente, sigue siendo increíblemente profundo, hasta el punto que aparecen tensiones sociales (en los últimos años se observa un incremento exponencial en el número de conflictos en el lugar de trabajo). Además, la legitimidad del Partido Comunista depende esencialmente de un progreso material importante y no en ideas políticas o ideológicas, una filosofía demasiado frágil que puede ser especialmente peligrosa si falla el motor económico. [Wright, 177]

    La corrupción generalizada socava el Partido hasta en las más altas esferas del Estado. La toma de decisiones políticas es demasiado opaca, no del todo participativa y solamente es representativa al nivel más bajo (de pueblo o barrio). Teniendo en cuenta el aumento significativo en el nivel de vida y de desarrollo general, cabe preguntarse si el chino continuará soportando esta situación durante mucho tiempo. En el plano ecológico, China se enfrenta a retos importantes, ya que aunque la política gubernamental se ha vuelto bastante ambiciosa en este campo[x] en los últimos tiempos, no se puede ocultar que el índice de contaminación del aire y el agua alcanza niveles sin precedentes a nivel mundial, llegando a suponer del 7 al 10% del PIB chino según algunas estimaciones.[xi] Para colmo de males, las relaciones con los países de la región se deterioran un poco más cada año hasta el punto de que China se desliza lenta pero seguramente hacia el embudo (Militar) de EE.UU.[xii] ¿Nos dirigimos hacia una nueva guerra fría?

    Las grandes ejes de los próximos años

    La situación precedente determina el contexto del informe de Hu y sin él pierde su significado. Como de – mala – costumbre, Occidente no podía dejar de enviar una lista de quejas: los chinos deberían seguir liberalizando su economía, deberían fortalecer su mercado interno (es decir, las oportunidades de mercado de Occidente) , deberían reducir la influencia del partido en la sociedad, permitir libertad de prensa (léase de la prensa “comercial y/o pro-occidental”), ser más transparentes en términos de desarrollo militar… Un catálogo de reivindicaciones más bien alineadas con los intereses de Occidente más que con las actuales preocupaciones reales chinos. Y, como viene siendo habitual, en esta ocasión los chinos tampoco las tuvieron en cuenta y seguirán su propio camino.

    El resto de este artículo está dedicado a un resumen del informe presentado por el presidente Hu.

    1. Economía.

    Hace falta instaurar otro modelo de crecimiento que se base más en la demanda interna (consumo) que en las inversiones y las exportaciones. Esto efectivamente significa que el poder adquisitivo (salario y subvenciones) debe aumentar más rápidamente que el crecimiento, en contraste con la política seguida durante la última década y que había provocado una caída en el poder adquisitivo del 11%.[xiii] Además, trata de reafirmar la prioridad otorgada a las áreas rurales, incluyendo la mejora de las infraestructuras y de la mecanización de la agricultura, siguiendo el ejemplo del anterior gobierno. Por último, se deben promover convenios colectivos de trabajo[xiv] y proteger mejor a las rentas del trabajo, siguiendo el espíritu de la legislación adoptada en 2008. Esta última condición es necesaria para desviar el actual modelo de crecimiento en favor del consumo.

    Si esta serie de objetivos parecen ambiciosoa, cabe preguntarse si se van a llevar a la práctica, debido a que las propuestas de un modelo alternativo de crecimiento fueron propuestas en 1995. También se trata de medir la influencia – más pronunciada en los últimos años[xv] – del gobierno sobre la economía y de saber cómo evolucionará la relación entre ambas, un punto sobre el que el informe de Hu no se expresa.

    2. Bienestar

    El nivel de vida debe seguir aumentando. Tanto en el campo como en la ciudad, el PNB por habitante debe doblarse de aquí a 2020,[xvi] un objetivo realizable si consideramos un crecimiento previsible del 7% (con una inflación del 2%). El informe insiste también en la necesidad de proseguir el desarrollo de la seguridad social,[xvii] mejorando especialmente el sistema de pensiones aún imperfecto. El acento se pondrá en la educación, con una atención particular para la enseñanza materna, primaria y técnica. Habiendo realizado rápidos progresos en materia de desarrollo social (HDI) en el periodo precedente, podemos prensar razonablemente que estos objetivos serán alcanzados.

    3. Democracia

    El informe preconiza más democracia.[xviii] En efecto, aunque China es el país donde más frecuentemente se vota del mundo,[xix] hay que saber igualmente que esas elecciones suelen restringirse a nivel local (de aldea, barrio). Por ello el informe subraya el interés en elegir directamente a un mayor número de candidatos a niveles más elevados y pide la extensión de los procedimientos electorales (hacer elegibles a un mayor número de mandatos, organizar elecciones directas y más indirectas, elegir más de un candidato por mandato, limitar los mandatos en el tiempo, etc…) Por otro lado, los elegidos deberán acercarse al pueblo más honestamente que lo que hacen a día de hoy,[xx] aunque para esto no es necesario seguir el modelo occidental.[xxi]

    No es la primera vez que se anuncia un refuerzo o desarrollo de la democracia, se han puesto en marcha muchas experiencias, con resultados variables. Es una de las materias más delicadas en China, sobretodo después de los traumas dejados por la Revolución Cultural y el dramático desenlace de la Glasnost en la URSS. La dirección del Partido es consciente que debe emprender profundas reformas, pero se mantiene prudente prudente en la reforma de los procesos de decisión y de las estructuras de poder existentes. Antes de aplicar estas reformas, la dirección del Partido las experimentará a nivel local, para adoptarlas gradualmente y con una gran circunspección. Frente al modelo occidental, China prefiere el de Singapur, Corea del Sur o Taiwán. [Zhang] El chino medio no se inquieta tanto de saber de qué manera se eligen las instancias dirigentes, como de su capacidad para gobernar eficazmente el país. [Leonard ; 61] Dicho de otra manera, la legitimidad dependerá sobre todo los resultados.

    4. Corrupción

    El informe hace afirmaciones contundentes: “La lucha contra la corrupción y la integridad política son elementos esenciales que preocupan enormemente a la población”.[xxii] La proliferación de la corrupción puede así ser “fatal para el partido”.[xxiii] Los elegidos, funcionarios y miembros del partido deben actuar más “de acuerdo con la ley”,[xxiv] y “atenerse a una autodisciplina rigurosa, profundizar su formación política, reforzar el control ejercido sobre sus familias y subalternos, y jamás intentar conseguir privilegio alguno”.[xxv] Sea cual sea el rango jerárquico, quien que respete la disciplina del partido se enfrentará a las leyes del estado “siendo irremediablemente dispuesto a disposición de los tribunales”.

    Un mensaje claro que traduce la inevitable necesidad erradicar una corrupción que gangrena el Partido y ataca su legitimidad. Éste no es consciente desde hace mucho y ha actuado al respecto recientemente: durante los últimos 5 años, más de 660.000 miembros[xxvi] han sido sancionados por haber transgredido las reglas. Por tanto, estas medidas aunque son absolutamente necesarias, parecen ser excesivamente insuficientes, pues los miembros todavía se mueven más por intereses personales que por convicciones ideológicas; y mientras falte el « alma» del partido, la corrupción progresará. [Xie ; 204 ; Shambaugh ; 167] La represión por sí sola será insuficiente para atajar el problema. El verdadero talón de Aquiles del partido comunista chino se sitúa probablemente en la cruel falta de convicción ideológica. Por otro lado, para que los miembros puedan actuar más acordes a la ley, hace falta un aparato judicial lubricado. Y aunque se ha podido observar una notable mejora estos últimos años,[xxvii] el camino es todavía largo, como testimonia el asunto del abogado ciego Chen Guangcheng.[xxviii]

    5. Medioambiente

    El informe hace un llamado para otorgar un prioridad máxima al “progreso ecológico”.[xxix] Nada nuevo, salvo que esta prioridad se integra por primera vez el plan de desarrollo global del partido comunista. Siendo el primer contaminante del mundo (en términos absolutos, no por habitante), China acuerda los mayores esfuerzos en materia de protección del medioambiente. Investiga en tecnologías verdes prácticamente tanto como todo el resto de países juntos.[xxx] Y, aunque China ha adoptado de una constituciones más progresistas en esta materia,[xxxi] todavía no logra llevarlo a la práctica. [Joseph,282] Es importante saber quién debe pagar por la deuda ecológica histórica. Según China y otros países emergentes, ya que el norte ha sido el mayor productor de emisiones de CO2 acumuladas,[xxxii] es normal que contribuya en mayor medida a la reducción de esas emisiones.

    6. Política exterior

    El informe apuesta resueltamente por un desarrollo pacífico,[xxxiii] y por una política exterior independiente. Exenta de pretensiones hegemónicas o expansionistas, China mantiene el punto de vista de encontrar un vía pacífica a los conflictos internacionales. Sin embargo, estimula la rápida modernización de sus fuerzas armadas[xxxiv] y desea llegar a ser una potencia naval capaz de defenderse y preservar sus derecho marítimos.[xxxv]

    A primera vista estos dos objetivos parecen contradecir el principio de desarrollo pacifico, salvo si los consideramos en el contexto de una creciente amenaza de guerra fría proveniente de EEUU.[xxxvi] El mar de China meridional contiene importantes reseras de petróleo y gas,[xxxvii] y más de la mitad del transporte intercontinental de mercancías pasa necesariamente por esa zona.[xxxviii] Para Washington, la dominación permanente de la región es fundamental para mantener su control y para la afirmación de la hegemonía americana.[xxxix] El 60% de la flota americana navega la región, y las tropas del Tío sam están estacionadas en bases militares, puntos de apoyo o centros de entrenamiento repartidos entre 16 países o bases marítimas alrededor de China.[xl] La semana pasada, los EEUU y Japón volvieron a realizar ejercicios militares conjuntos en el mar meridional de China.[xli]

    Frente a esta supremacía americana, China se muestra extremadamente vulnerable, pues actualmente su fuerza naval (un único y maltrecho portaviones, no operativo) esta lejos de poder rivalizar con las fuerzas del Pentágono.[xlii] Si Washington lo desea, simplemente podría cerrar el grifo del petróleo que alimenta a China, dejándola indefensa. El presupuesto americano destinado al armamento es al menos cinco veces superior al de China,[xliii] y 29 veces superior por habitante.[xliv] Si bien los presupuestos chinos deben aumentar de al menos un 11% este año (frente al 13,5% el año pasado),[xlv] sólo servirá para igualar al resto de países del sudeste asiático. Una cosa está clara: Si Washington prosigue sus maniobras militares en la región, vamos directos hacia una nueva e importante guerra fría.

    En conclusión

    El informe Hu no sorprende, no anuncia reformas profundas ni un giro importante. Claramente, los dirigentes chinos optan por la continuidad y por reformas prudentes y graduales. Las elecciones presidenciales americanas sobre mediatizadas han acaparado toda la atención, al contrario que el congreso del Partido chino. Sin embargo, la atención de los medios no debe definir por sí solo la importancia de un acontecimiento. En efecto, los nuevos dirigentes chinos son elegidos para los próximos 10 años, Obama solamente para 4. Y en 10 años China será un competidor económico directo para los EEUU. En China, la política gobierna la economía, todo lo contrario de lo que sucede en EEUU. Todas esta razones nos llevan a afirmar que la elección de las nuevas instancias dirigentes chinas, así como el rumbo escogido por el país, son mucho más importantes que todo el circo de las elecciones americanas.

    Fuentes utilizadas en formato papel:

    Dickson B., “Red Capitalists in China. The Party, Pivate Entrepreneurs, and Prospects for Political Change”, Cambridge 2003. Joseph W., (ed.), “Politics in China. An Introduction”, Oxford 2010.

    Kuhn L., “How China’s Leaders Think. The Inside Story of China’s Reform and What This Means for the Future”, Singapour 2010.

    Leonard M., “Que pense la Chine ?”, New York 2008.

    McGregor R., “The Party. The Secret World of China’s Communist Rulers”, New York 2010.

    Porter R., “From Mao to Market. China Reconfigured”, Londres 2011.

    Shambaugh D., “China’s Communist Party”, Berkeley 2009.

    Wright T., “Accepting Authoritarianism. State-Society Relations in China’s Reform Era”, Stanford 2010.

    Xie Chuntao, (ed.), “Why and how the CPC works in China”, Pékin 2011.

    Zhang Weiwei, The China Wave. Rise of a Civilization State, Singapour 2012.

    Zheng Yongnian, “The Chinese Communist Party as Organizational Emperor”, Londres 2010.

    Notas:

    [i] http://www.voltairenet.org/article176645.html [ii] http://www.ft.com/cms/s/48c952e2-2992-11e2-a604-00144feabdc0,Authorised=… [iii] http://www.voltairenet.org/article176645.html [iv] http://siteresources.worldbank.org/INTPOVCALNET/Resources/Global_Poverty… [v] http://hdr.undp.org/en/media/HDR_2011_EN_Complete.pdf [vi] http://www.economist.com/node/21562210 [vii] http://www.economist.com/news/briefing/21565132-china’s-communist-party-preparing-its-ten-yearly-change-leadership-new-team [viii] http://www.ft.com/cms/s/821d0270-fc09-11e1-af33-00144feabdc0,Authorised=… [ix] http://www.pewglobal.org/2012/07/12/pervasive-gloom-about-the-world-econ… [x] http://www.dewereldmorgen.be/blogs/frankwillems/2011/12/05/china-en-durban [xi] http://wwf.panda.org/who_we_are/wwf_offices/china/environmental_problems… [xii] http://www.dewereldmorgen.be/artikels/2012/11/05/wist-je-dat-schokkende-… [xiii] http://www.ft.com/cms/s/0e9d4394-a675-11e1-aef2-00144feabdc0,Authorised=… [xiv] http://news.xinhuanet.com/english/special/18cpcnc/2012-11/08/c_131959039… [xv] http://www.ft.com/cms/s/008ac6ea-1dcc-11e2-901e-00144feabdc0,Authorised=… [xvi] http://news.xinhuanet.com/english/special/18cpcnc/2012-11/08/c_131959039… [xvii] http://news.xinhuanet.com/english/special/18cpcnc/2012-11/08/c_131959369… [xviii] http://news.xinhuanet.com/english/special/18cpcnc/2012-11/08/c_131959083… [xix] http://www.guardian.co.uk/commentisfree/cifamerica/2011/jan/19/china-bar… [xx] http://news.xinhuanet.com/english/special/18cpcnc/2012-11/08/c_131959247… [xxi] http://news.xinhuanet.com/english/special/18cpcnc/2012-11/08/c_131959587… [xxii] http://www.scmp.com/news/china/article/1078181/hu-jintao-warns-graft-thr… [xxiii] http://www.bbc.co.uk/news/world-asia-china-20233101 [xxiv] http://news.xinhuanet.com/english/special/18cpcnc/2012-11/08/c_131959587… [xxv] http://www.scmp.com/news/china/article/1078181/hu-jintao-warns-graft-thr… [xxvi] http://www.chinasquare.be/actueel-nieuws/beleid-actueel/focus-op-anti-co… [xxvii] http://www.undp.org.cn/modules.php?op=modload&name=News&file=article&cat… [xxviii] http://blogs.wsj.com/chinarealtime/2012/04/30/the-baffling-case-of-chen-… [xxix] http://news.xinhuanet.com/english/special/18cpcnc/2012-11/08/c_131959824… [xxx] http://www.ft.com/cms/s/d9787254-2458-11e1-a4b7-00144feabdc0,Authorised=… [xxxi] http://www.zoominfo.com/#!search/profile/person?personId=512123253&targe… [xxxii] http://www.dewereldmorgen.be/artikels/2012/11/06/wist-je-dat-schokkende-… [xxxiii] http://news.xinhuanet.com/english/special/18cpcnc/2012-11/08/c_131959478… [xxxiv] http://news.xinhuanet.com/english/special/18cpcnc/2012-11/08/c_131959418… [xxxv] http://news.xinhuanet.com/english/special/18cpcnc/2012-11/08/c_131959403… [xxxvi] http://www.dewereldmorgen.be/artikels/2012/01/01/nieuwe-koude-oorlog-in-… [xxxvii] http://www.ft.com/cms/s/a782a6f8-2a73-11e2-a137-00144feabdc0,Authorised=… [xxxviii] http://www.economist.com/node/21546033 [xxxix] http://www.cnas.org/files/documents/publications/CNAS_CooperationFromStr… [xl] http://www.dewereldmorgen.be/artikels/2012/11/05/wist-je-dat-schokkende-… [xli] http://fff.org/freedom/fd1110e.pdf [xlii] http://www.ft.com/cms/s/aab96b50-232b-11e0-b6a3-00144feab49a,Authorised=… [xliii] http://www.sipri.org/research/armaments/milex/resultoutput/milex_15 [xliv] http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_military_expenditures [xlv] http://www.nytimes.com/2012/03/05/world/asia/china-boosts-military-spend… Fuente: http://www.michelcollon.info/Que-peut-on-attendre-de-la-Chine.html?lang=fr Traducción: http://www.jaimelago.org

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  12. De “Made in China” a “Made in Germany”

    Mientras los productores alemanes se instalan en China para abaratar sus costos, cada vez más inversores chinos llegan a Alemania para comercializar sus productos y hasta para producirlos. ¿Qué los atrae?

    Nadie arriesga millones de euros en vano, a 8.000 kilómetros de casa y confrontado con una cultura totalmente extraña. Los empresarios chinos presentes en el “Foro de Negocios e Inversores China 2012”, recientemente celebrado en Colonia, tienen su motivación clara: “la tecnología”, el signo distintivo de la marca “Made in Germany”.

    “Es una muy buena marca”, dice Jiang Xiangyang, vicegerente general de Sany Heavy Industry. “No sólo suena bien, sino que se asocia con verdaderos valores: investigación y desarrollo de primera clase, además de excelente atención al cliente”, algo de lo que carece actualmente la marca “Made in China”, explica Jian a DW.

    No basta con ser “la fábrica del mundo”

    China no se conforma con ser el mayor productor y exportador global, la “fábrica del mundo”. Sus empresarios quieren establecerse como líderes mundiales e invierten en industrias claves. Sin embargo, el sello “Made in China” se sigue asociando con productos plagiados, baratos y de dudosa calidad. Es un problema de imagen, asegura Petra Wassner, gerente de la consultora NRW.Invest, que asesora a inversores extranjeros en el Estado de Renania del Norte Westfalia: “por eso es importante que China posicione en Europa sus productos de mayor calidad”.

    Wassner cita ejemplos recientes: “Huawei,el fabricante de equipamiento de redes y telecomunicaciones, intenta establecerse como marca y ya ha ganado reconocimiento. Es el caso también del fabricante de computadoras Lenovo”. O del fabricante de equipos pesados Sany, que se fundó como empresa privada a finales de la década de 1980. Desde un garage en el sur de China, Sany ganó primero renombre a escala nacional, luego en América Latina y, desde hace algún tiempo, también en Europa.

    Hace alrededor de un año, Sany inauguró su central europea en Bedburg, cerca de Colonia, por unos 100 millones de euros. Por otros 360 millones, la firma aprovechó a inicios de año la puesta en venta de la tradicional empresa alemana Putzmeister, líder en el mercado de bombas de concreto. “Putzmeister era para nosotros un modelo y, de pronto, cuando ya hemos crecido, aparece la oportunidad de comprarla. No se puede desaprovechar algo así”, dice Jian, el gerente de Sany.

    Sany produce más de la mitad de las bombas de concreto que se venden en China. Puztzmeister, el 40 por ciento de las que compra el resto del mundo. Juntas forman un gran equipo. Además, gracias a su nueva holgura financiera, Putzmeister amplió su cartera de productos con la reciente adquisición de la productora de mezcladoras de hormigón Intermix. Sany, por su parte, se beneficia con el valor agregado de la marca “Made in Germany”, asegura Jiang Xiangyang, que coordina ahora, desde la sede de Putzmeister, en Baden Würtemberg, el contacto con la casa matriz.

    Los caminos que conducen a Alemania

    Es así como los empresarios chinos tratan de acortar el camino a la cima mundial. Los primeros inversores llegaron a Alemania a fines de la década pasada. Por lo general, fundaban una filial comercial para vender sus productos “Made in China”. Luego, otras empresas comenzaron a producir en Alemania, para aprovechar el know how. Y, desde hace tres o cuatro años, aprovechan también las oportunidades para absorber empresas alemanas. Así, el fabricante de automóviles y equipos Weichai Power acordó, también este año, la compra de acciones del fabricante de carretillas elevadoras alemán Kion Group.

    ¿Hecho en Alemania o en China?

    Y es que mientras la crisis económica y financiera golpea a las medianas empresas europeas, el Estado chino disfruta de amplias reservas en divisas y las empresas privadas disponen de capital para comprar otras empresas y “ofrecerles buenas perspectivas”, confirma Petra Wassner, de NRW.Invest.

    Sólo en Renania del Norte Westfalia se han establecido ya 750 empresas chinas. Los inversores chinos han creado en la región 8.000 puestos de trabajo desde 2004. NRW. Invest, la consultora gerenciada por el Estado más poblado de Alemania, brinda gratuitamente sus servicios a los interesados en China. El Estado ofrece oportunidades en la industria química, automotriz, de construcción de maquinarias y de energías renovables, justo las priorizadas por el Gobierno central en Pekín. Así que este es sólo el comienzo. La avalancha de inversores aún está por venir, coinciden los empresarios chinos asistentes al “Foro de Negocios e Inversores China 2012”.

    Seguramente tomará su tiempo llegar a comparar la imagen de la marca de fabricación asiática con la alemana. Mientras tanto, cada vez más productos chinos incorporan cada vez más componentes germanos. Y, al mismo tiempo, estos componentes disminuyen cada vez más en los productos de firmas alemanas que han trasladado sus plantas a China. Pronto podría ser inevitable preguntarse hasta dónde llega el sello “Made in China” hasta dónde la marca “Made in Germany”.

    Autor: Danhong Zhang / Rosa Muñoz Lima

    Editora: Emilia Rojas-Sasse

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  13. Philips traslada su producción de China a Holanda
    Publicado el : 24 Enero 2012 – 1:39 de la tarde | Por Johan van der Tol

    El personal temía una nueva ola de despidos porque la producción sería encomendada a países de bajos salarios, pero el jefe hizo su aparición recientemente para informarles todo lo contrario: el consorcio electrónico holandés Philips trasladará la producción de afeitadoras eléctricas desde Shanghái a Drachten en la provincia holandesa de Frisia.

    Una importante razón para la decisión fueron los crecientes costes de salarios en China. Además, los trabajadores en Shanghái no parecen caracterizarse por su fidelidad. Si otro empleador les ofrece más, no tardan en marcharse. De este modo Philips debe incurrir nuevamente en altos gastos de entrenamiento para nuevo personal.

    “En china se ve una mayor rotación de personal que en Europa. Eso significa que, al final, los gastos son los mismos con los gastos de entrenamiento de los trabajadores. Necesitamos personal altamente cualificado para que manejen los robots,” dice el portavoz de Philips Eric Drent a la radio holandesa BNR Noticias.

    Logística
    Además la logística desempeña un papel en el traslado. Las máquinas de afeitar de las que se trata son destinadas para el mercado europeo y los cabezales son manufacturados en Drachten. De modo que estos eran enviados a China, donde se realizaba el ensamblaje en las afeitadoras y posteriormente enviados de vuelta a Europa. Un esfuerzo logístico de meses en los que no había ganancias.

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    Con las nuevas inversiones, las posibilidades de trabajo en Drachten aumentarán, según Drent, en decenas de puestos. El portavoz de Philips no quiere decir si en el futuro habrá otras líneas de producción que regresarán al país.
    A pesar de esa expansión de personal, la cantidad de trabajadores de Philips en Holanda descenderá. En Octubre del año pasado se dio a conocer que en las filiales de Holanda desaparecerían 1.400 puestos de trabajo, 10 por ciento del personal total del país. En todo el mundo, la firma contaba el año pasado 117.000 trabajadores.

    China sigue vigente
    Según el economista, experto en China, Serdar Kucukakin, del banco holandés ABN Amro, todavía está por verse si el retiro de producción de China se convertirá en una tónica. Es verdad que en China los salarios suben para estimular la demanda interna y para elevar el nivel de vida, sostiene Kucukakin, “pero si se analiza los ingresos per cápita de la población en China, estos se encuentran en un nivel bastante más bajo que en Holanda. Esta es la primera vez que una empresa tan grande trae de vuelta su producción a Holanda. Es muy difícil predecir qué ocurrirá mañana, recordemos que el año pasado se invirtieron 135.000 millones de dólares en China por parte de empresas extranjeras. Se espera que este año sean 122.000 millones. Es decir, China todavía está vigente como lugar para establecerse.”

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  14. El yuan: ¿el dólar del futuro?

    China y Japón planean realizar sus negocios en el futuro directamente en yuanes. En 2010, se trataba de una suma de 260 mil millones de euros. ¿Podría ser el yuan alguna vez una moneda internacional alternativa al dólar?

    Todo podría suceder muy rápidamente, predijo hace dos años el economista Barry Eichengreen, de la Universidad de Berkeley, California. A comienzos del siglo XX, el dólar sólo necesitó diez años para pasar de ser una moneda regional sin importancia a una divisa mundial.

    Y, según pronostica, lo mismo podría suceder en esta década con el yuan chino. “Si bien se puede especular aún cuándo eso pueda ocurrir –es decir, si Shangai se convertirá realmente en un centro internacional de las finanzas en 2020 y el yuan en una unidad monetaria internacional de primer nivel-, no se puede dudar en cuanto al rumbo que está tomando”, explica el experto. Hace unas dos semanas, el acuerdo entre Japón y China dio alas a su tesis.

    “Un paso significativo en lo político”

    Pekín y Tokio acordaron el 26 de diciembre que, en el futuro, sus negocios se harán directamente en yuanes. Después de todo, en 2010, la segunda y la tercera economía del mundo intercambiaron bienes por un valor de alrededor de 260 mil millones de euros. Además, a las compañías japonesas se les permite invertir en bonos chinos. “Eso es un paso significativo a nivel político”, dijo Hosuk Lee-Makiyama, del Centro Europeo de Política Económica Internacional, un instituto de investigación de la política de mercado con sede en Bruselas. “De ese modo, se exime a las empresas japonesas del riesgo monetario”. Hasta ahora, las empresas japonesas –como todas las empresas de otros países- debían cambiar su moneda para pagar a compañías chinas, primero de yenes a dólares, y luego de dólares a yuanes. Y cualquier fluctuación del tipo de cambio representaba un riesgo para la empresa.

    Ya hace algún tiempo, China está tomando medidas a fin de que su moneda, el yuan –también llamado renmibi (en chino: moneda del pueblo), se establezca en los mercados. Desde 2010, en Hong Kong está permitido pagar bonos con yuanes chinos. Algunos bancos nacionales –en Nigeria y Brasil, por ejemplo- ya mantienen parte de sus reservas de divisas en yuanes. “Se está produciendo a ojos vista una internacionalización del yuan”, dijo una funcionaria de la banca de inversiones en Hong Kong, “y el caso de Japón lo demuestra”.

    “No muy lejos de la convertibilidad total”

    En el futuro, también sería posible pagar en Londres y en Singapur con bonos en yuanes. El Banco Central Chino planea ampliar paulatinamente el marco de fluctuación del yuan. “Y la tendencia se dirige hacia la liberalización”, subrayó el jefe del Banco Central Chino, Zhou Xiaochuan, en una entrevista reciente. “China no está tan lejos de la convertibilidad total”, dijo. Eso significa que todas las inversiones en otras monedas podrían cambiarse a yuanes y que esa moneda se negociaría entonces a precios de mercado.

    Sin embargo, aún no se puede prever el momento exacto en que esta tendencia pasará a convertirse en una convertibilidad total. A pesar de que China es la segunda economía mundial y de que, como país exportador, es un socio importante en los mercados, su moneda no juega, por el momento, un rol demasiado importante. El yuan participa de menos del uno por ciento del comercio mundial de divisas. China no se atreve a liberar su moneda, ya que quiere impedir que ingrese demasiado capital especulativo en el mercado chino.

    Es por eso que los tipos de cambio para el yuan no son fijados por los mercados, sino por el Banco Central Chino, que define el marco dentro del cual el yuan puede fluctuar con respecto al dólar. Transferir dinero a China exige, por ese motivo, grandes trámites burocráticos. Las inversiones de compañías chinas en el extranjero y de compañías extranjeras en China deben autorizarse por doble vía: por un lado, deben obtener un permiso para realizar el negocio, y, por el otro, el Banco Central Chino debe dar luz verde para cambiar yuanes a dólares.

    “Dos pequeños pasos”·

    “Internacionalizar el renmibi significaría abrir completamente los mercados financieros chinos a inversores extranjeros”, resalta el economista estadounidense Barry Eichengreen. El Estado debería dejar de participar del otorgamiento de crédito por parte de los bancos. Las empresas estatales y los gobiernos locales deberían someterse a normas presupuestarias más estrictas, y China debería renunciar a estimular las exportaciones a través de un yuan bajo. En síntesis: “Es algo que implicaría cambios fundamentales en el modelo de desarrollo económico de China”, dice Eichengreen.

    Hasta que los precavidos ahorristas saquen definitivamente los dólares del colchón para cambiarlos por los coloridos billetes con la cara de Mao pasará algún tiempo. “El acuerdo con Japón representa sólo dos pequeños pasos en lo que es un camino muy largo”, dice Hosuk Lee-Makiyama.

    Autor: Mathias Bölinger/ Cristina Papaleo
    Editor: Pablo Kummetz

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  15. BRIC: China más el restO

    Países BRIC: ¿superpotencias mundiales?
    Expertos pronostican que los países BRIC –Brasil, Rusia, India y China- serán las superpotencias económicas del futuro. Hace diez años, un analista económico creó la sigla, que no ha perdido popularidad.

    En economía, lo importante, entre otras cosas, es una buena estrategia de marketing, y Jim O’Neill lo sabía. Él es quien proclamó en 2001 la tesis acerca de que esos cuatro países –Brasil, Rusia, China e India- tendrían un rol relevante en el futuro. De las iniciales de los cuatro, O’Neill -ex director económico de Goldman Sachs- creó la sigla BRIC, jugando con la palabra inglesa brick (ladrillo)- y anunció que esas cuatro naciones emergentes iban a ser los pilares de la futura economía mundial.

    La profecía de O’Neill se cumplió. Hoy, a diez años de su creación, los BRIC se han convertido en un componente fundamental de pronósticos económicos y empresariales. E incluso los pequeños inversionistas pueden comprar fondos BRIC, que son ofrecidos por casi todos los bancos.

    ¿Sólo una broma de marketing?

    “Como estrategia de marketing fue muy inteligente”, opina Markus Jäger, analista del Instituto de Investigación Económica del Deutsche Bank (Deutsche Bank Research) en Nueva York, autor de numerosos estudios acerca de los países BRIC. “Pero detrás de esa palabra hay una realidad: esos países se están volviendo cada vez más importantes, no sólo en lo económico, sino también en lo político”, dijo Jäger a Deutsche Welle.

    Sin embargo, al comienzo se discutió mucho si tenía sentido unir a esos cuatro países –que juntos representan el 40 por ciento de la población mundial y un cuarto de la superficie del planeta- bajo la sigla BRIC. Cada uno de ellos es -económicamente hablando- muy diferente del otro, dice Rolf Langhammer, profesor y vicepresidente del Instituto de Economía Mundial de Kiel, en el norte de Alemania. China es un exportador de bienes industriales; Rusia exporta exclusivamente materias primas. India –en comparación con los demás- es una economía cerrada. Brasil es exportador de bienes comerciales e industriales. “Lo que tienen en común es que son países emergentes y mercados atractivos, empezando por su tamaño. Se trata de grandes economías”, explica Langhammer.

    Gran crecimiento poblacional y alto crecimiento económico: esa combinación hace que los cuatro sean mercados interesantes para los inversores. Y fue exactamente para los inversores que Jim O’Neill escribió el análisis sobre los BRIC.

    Desde la crisis económica de 2008 también los BRIC han registrado un menor crecimiento en su economía. Pero, comparado con el crecimiento de los países ricos, las cifras son impactantes, señala Markus Jäger, del Deutsche Bank Research. Para China se espera un crecimiento del ocho por ciento anual en el lapso de los próximos diez a quince años. Para India, se pronostica un crecimiento del siete por ciento, y para Brasil y Rusia, del cuatro por ciento anual. En comparación: este año, los países ricos crecen –de acuerdo con estimaciones del Banco Mundial- un promedio del 1,6 por ciento.

    Sólido crecimiento a pesar de la crisis

    A pesar de esas cifras, tan alentadoras, la crisis económica ha demostrado que los cuatro países BRIC aún están muy lejos de convertirse en líderes de la economía mundial, dice el profesor Langhammer. Eso no significa que los BRIC hayan remplazado a los países industrializados en su rol de motor económico. “Eso no funcionó porque los BRIC están unidos a la economía mundial y a los países ricos a través del flujo financiero”, asegura. Y agrega que durante la crisis sale a la luz que esos países emergentes no poseen mercados financieros desarrollados como para que los inversores se sientan seguros.

    Además, los cuatro países BRIC tienen problemas. En Brasil, el crecimiento económico está estancado. Rusia depende fuertemente de las materias primas sin contar con una industria competitiva. La apertura económica de India marcha más lentamente de lo que esperan los inversionistas, como lo demuestra la decisión de no permitir inversiones directas de grandes grupos extranjero en el comercio minorista. Y China es, a raíz de sus exportaciones, extremadamente dependiente de la evolución en Europa y EE. UU., además de que a su mercado inmobiliario lo amenaza una ‘burbuja’ hipotecaria. Sin embargo, Jim O’Neill, el creador de la sigla BRIC, piensa que esos cuatro países serán muy pronto las principales potencias económicas mundiales. A más tardar, en 2050, o tal vez antes.

    “China y el resto”

    Esos pronósticos se ven, empero, afectados por el dominio de China, subraya Markus Jäger, del DB Research. “Las exportaciones chinas son mayores que las de los cuatro BRIC juntos. La economía china es más grande que las de los otros .BRIC, y sus reservas son más voluminosas que la suma de las reservas de los cuatro”, explica el investigador. Y dice que, por eso, no es correcto hablar de un grupo de cuatro. “En realidad, se trata de China y el resto”, dice Jäger. “Sin China, los BRIC son sólo BRI”, escribe el analista estadounidense David Rothkopf. Y eso, según él, suena más bien a Brie, el famoso queso francés.

    Por otra parte, hay expertos que critican que también hay otros países emergentes cuyo fuerte crecimiento económico no es tenido en cuenta. Por ejemplo, Indonesia, cuya economía –con más de 200 millones de habitantes- crece en un seis por ciento anual. Y ese también es el caso de Vietnam o Turquía. Sin embargo, es improbable que se lleguen a imponer siglas como BRICIVT. “Una ventaja de la sigla BRIC es que se pronuncia con facilidad en todo el mundo”, dice Rolf Langhammer, del Instituto de Economía Mundial.

    El inventor de la sigla BRIC, Jim O’Neill, acaba de escribir un libro sobre el grupo de países al que él mismo bautizó exitosamente hace diez años. Y ya encontró una denominación para los próximos once países que se destacarán por su crecimiento económico: NextEleven.

    La popularidad de los BRIC sigue viento en popa. Desde el año 2006, los representantes de Brasil, Rusia, India y China organizan sus propias cumbres. En 2010, el ‘club de los cuatro’ hasta recibió a un nuevo integrante: Sudáfrica, cuyo rendimiento económico equivale a sólo un cuarto del de Rusia, hasta ahora el país más débil de los BRIC. Pero, al menos, la sigla BRIC no se modificó demasiado: ahora se amplió a BRICS, que sigue aludiendo a elementos fundamentales en la construcción de la economía.

    Autor: Andreas Becker/ Cristina Papaleo
    Editor: Pablo Kummetz

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