MUJER CRIADA POR HOMOSEXUAL PIDE A GOBIERNOS PROTEGER EL VERDADERO MATRIMONIO…

  • IMPACTANTE TESTIMONIO

Una mujer canadiense que fue criada en un hogar homosexual se dedica ahora a asistir a otras personas que atraviesan por la misma situación y a pedir a los gobiernos del mundo que protejan el matrimonio entre hombre y mujer.

Según informa ForumLibertas.org, Dawn Stefanowicz vive en Ontario, Canadá, con su esposo de toda la vida y sus dos hijos, a los que ha educado en casa. Actualmente prepara su autobiografía y desarrolla un ministerio especial desde el sitio web: Brinda ayuda a otras personas que como ella crecieron a cargo de un padre homosexual y fueron expuestas a este estilo de vida.

Stefanowicz explica en el sitio web «cómo en su infancia estuvo expuesta a intercambios de parejas gays, playas nudistas y la falta de afirmación en su feminidad, cómo le hirió el estilo de vida en el que creció, y ofrece ayuda, consejo e información para otras personas que han crecido heridas en un entorno de ‘familia’ gay, un estilo de ‘familia’ que ella no desea para nadie y que cree que las leyes no deberían apoyar».

Su testimonio:

En su relato, Stefanowicz explica que debido a una enfermedad grave de su madre debió quedar al cuidado de su padre homosexual cuando aún era una niña. «Estuve expuesta a un alto riesgo de enfermedades de transmisión sexual debido al abuso sexual, a los comportamientos de alto riesgo de mi padre y a numerosas parejas», relata.

«Incluso cuando mi padre estaba en lo que parecían relaciones monógamas, continuaba haciendo ‘cruising’ buscando sexo anónimo. Llegué a preocuparme profundamente, a amar y entender con compasión a mi padre. Compartía conmigo lo que lamentaba de la vida. Desgraciadamente, siendo niño unos adultos abusaron sexual y físicamente de él. Debido a esto, vivió con depresión, problemas de control, estallidos de rabia, tendencias suicidas y compulsión sexual. Intentaba satisfacer su necesidad por el afecto de su padre, por su afirmación y atención, con relaciones promiscuas y transitorias. Las (ex) parejas de mi padre, con los que traté y llegué a apreciar con sentimientos profundos, vieron sus vidas drásticamente acortadas por el SIDA y el suicidio. Tristemente, mi padre murió de SIDA en 1991», recuerda.

Según Stefanowicz las «experiencias personales, profesionales y sociales con mi padre no me enseñaron el respeto por la moralidad, la autoridad, el matrimonio o el amor paterno. Me sentía temerosamente acallada porque mi padre no me permitía hablar de él, sus compañeros de casa, su estilo de vida y sus encuentros en esa subcultura. Mientras viví en casa, tuve que vivir según sus reglas».

«Sí, amaba a mi padre. Pero me sentía abandonada y despreciada porque mi padre me dejaba a menudo para estar varios días con sus compañeros. Sus parejas realmente no se interesaban por mí. Fui dañada por el maltrato doméstico homosexual, las tentativas sexuales con menores y la pérdida de parejas sexuales como si las personas fueran sólo cosas para usar. Busqué consuelo, busqué el amor de mi padre en diversos novios a partir de los 12 años», sostiene.

Stefanowicz recuerda que «desde corta edad, se me expuso a charlas sexualmente explícitas, estilos de vida hedonistas, subculturas GLBT y lugares de vacaciones gay. El sexo me parecía gratuito cuando era niña. Se me expuso a manifestaciones de sexualidad de todo tipo incluyendo sexo en casas de baño, travestismo, sodomía, pornografía, nudismo gay, lesbianismo, bisexualidad, voyeurismo y exhibicionismo. Se aludía al sadomasoquismo y se mostraban algunos aspectos. Las drogas y el alcohol a menudo contribuían a bajar las inhibiciones en las relaciones de mi padre».

«Mi padre apreciaba el vestir unisex, los aspectos de género-neutro, y el intercambio de ropas cuando yo tenía 8 años. Yo no veía el valor de las diferencias biológicamente complementarias entre hombre y mujer. Ni pensaba acerca del matrimonio. Hice votos de no tener nunca hijos, porque no crecí en un ambiente de hogar seguro, sacrificial, centrado en los niños», señala.

Las consecuencias:

«Más de dos décadas de exposición directa a estas experiencias estresantes me causaron inseguridad, depresión, pensamientos suicidas, miedo, ansiedad, baja autoestima, insomnio y confusión sexual. Mi conciencia y mi inocencia fueron seriamente dañados. Fui testigo de que todos los otros miembros de la familia también sufrían», sostiene Stefanowicz.

Ella asegura que sólo después de haber tomado las decisiones más importantes de su vida, empezó a darse cuenta de cómo la había afectado crecer en ese ambiente.

«Mi sanación implicó mirar de frente la realidad, aceptar las consecuencias a largo plazo y ofrecer perdón. ¿Podéis imaginar ser forzados a aceptar relaciones inestables y prácticas sexuales diversas desde corta edad y cómo afectó a mi desarrollo?. Desgraciadamente, hasta que mi padre, sus parejas sexuales y mi madre murieron, no pude hablar públicamente de mis experiencias», explica.

«Al final, los niños serán las víctimas reales y los perdedores del matrimonio legal del mismo sexo. ¿Qué esperanza puedo ofrecer a niños inocentes sin voz? Gobiernos y jueces deben defender el matrimonio entre hombre y mujer y excluir todos los otros, por el bien de nuestros niños», concluye.

(Fuente: ACI)

30 comentarios en “MUJER CRIADA POR HOMOSEXUAL PIDE A GOBIERNOS PROTEGER EL VERDADERO MATRIMONIO…”

  1. Solo hay una sola cosa q puedo decir, dejen de pensar solo en ustedes malditos retrogrados, el adulto es eso pq toma responzabilidades y no se deja llevar por todos sus instintos, y por que? por que queremos que las futuras generacionaes sean mejores que nosostros no peores, a si que hay que parar este circo de eseñar el libertinaje a nuestros hijos, que mucha gente trata de imponer a la opinion publica para justificarce a si mismos algo que les moslesta en el fondo…ya ven el resultado de esto que le llaman quitar represiones, YO NO VEO PERSONAS MÄS FELICES CON ESTA SUPUESTA LIBERTAD, SOLO VEO GENTE MAS TRISTE Y CON MAS Y MAS DUDAS.

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  2. yo creo en Dios y en Cristo se que al final pagaremos nuestras faltas ante El!!! lo q comparto con vosotros es que si no se deven sancionar mas leyes para la homosexualidad y mas sobre implicacion en niños
    no se les debe aceptar eso, lamentablemente lo de la homosexualidad es un morbo que tieneen hombres y mujeres que luego se descontrola y terminan en relaciones asi «entre mismos» tambien en cirugias tontas pensando que asi van a volverse mujeres o viceversa hombres. hay otros que solo tienen morbos y la culpa esta en la pornografia, los humanos por instinto ya sabemos lo que tenemos que hacer cuando llega el momento de hacer el coito, no se necesita recurir a informacion, (dejando de lado la informacion sobre proteccion y educacion sexual) esta impresa en nuestros genes, no se puede cambiar, esto es un debate muy grande y hay que hablarlo bien…

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  3. No me he leído toda la larga lista de comentarios aquí publicados. No me hace falta adivinar qué tendencia política es aquí la imperante, ni tampoco pretendo entrar a discutir nada, soy un heterosexual más educado en la libertad y la tolerancia.

    Sólo quiero decir y apuntar que no me creo para nada la generalización inherente al relato de ésta canadiense. Sé y soy consciente que buena parte de las personas homosexuales – y transexuales o bisexuales – viven muy intensamente su libertad sexual – y puede que moral – después de siglos de represión, hogueras, cilicios, incomprensión y homofobia.

    Pero sé que no debemos generalizar, pues es de cajón, y lo puedo afirmar sin necesidad de salir de casa que habrá otra buena parte de las personas LGBT que no sienten necesidad de vivir su libertad sexual de manera tan desinhibida. Es decir, al igual que el resto de personas no ven necesario manifestar frecuentemente su modus vivendi de cierto libertinaje. En otras palabras, en mi corta vida he conocido homosexuales con un tren de vida parecido y homosexuales – transexuales también – que para nada hacen gala de un comportamiento así, personas completamente normales – debería dejarlo en personas a secas – con pareja estable, o no, y que hacen sus vidas tranquilamente al lado de las nuestras, sin que nadie tenga que fiscalizarles inquisitorialmente con quién duermen.

    Por otra parte, achacar éste modus vivendi a los homosexuales como si fuera inherente a ellos es otro error y exageración que no me creo por nada del mundo. Debemos recordar que también entre la población heterosexual existe éste libertinaje y tren de vida, y que parte de nuestra juventud sí vive en un mundo de libertinaje, con ayuda de ciertas drogas – como ya se ha dicho. Quiero decir que si lo que molesta es que los homosexuales se desinhiban en discotecas y tengan sexo con desconocidos, debo hacer el recordatorio que los heterosexuales también disponen de discotecas, drogas, y pueden tener sexo con desconocidos tranquilamente. La diferencia es que su orientación sexual es la socialmente aceptada y no necesitan espacios especialmente creados para ellos, pero su comportamiento es el mismo, exactamente el mismo. Otra cosa es que lo que realmente escueza por éstos lares sea directamente el libertinaje de nuestra sociedad – si es que lo hay como si fuera catastrófico -, que viando lo que hay también puiede ser.

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  4. MATRIMONIO GAY ¿LEYES SIN LÍMITES? (I)

    Los siguientes relatos son ficticios. No existe intención alguna de ofender ni de crear confrontación, es una forma de libre expresión de mi pensamiento. Esta es la 1ra parte y conviene leer la 2da (o 3ra) para entender la idea.

    Era el año 1934 y Pedro tenía 39 años de soltería. Nunca se animó a contar el secreto de su vida. Tenía miedo de todo, de qué dirán sus padres, sus amigos y el resto de la familia. Pero por sobre todo su temor era a la represión social y a las leyes que no lo favorecían. Lo que él soñaba era considerado un delito en esa época, algo antinatural, aberrante.

    Pensaba que era injusto no poder ser libre en sus sentimientos y no poder ser tomado como igual como todas las otras personas, poder casarse, poder adoptar niños.

    En ocasiones se decía a sí mismo que probablemente estaba mal lo que sentía, que iba contra todas las leyes, contra lo natural. Pero no podía evitarlo. Se imaginaba que tal vez, en un futuro no muy lejano, eso ya no sería algo anormal y que todo el mundo aceptará, que sería una cuestión de «libertad de elección».

    Soñaba con que pudiera expresar sus más profundos sentimientos sin ser discriminado, sin ser señalado, sin ser tratado como un enfermo. No se imaginaba la revolución que sucederá en el mundo con pensamientos similares al suyo.

    Las organizaciones internacionales, personas con poder y hasta las mismas leyes, se adecuarían al estilo de vida que Pedro soñaba: la libertad de elegir su sexualidad, poder casarse con personas de su mismo sexo, adoptar niños y hasta formar una familia gay.

    Es más, la ley los protegerá tanto que si otra persona no los aceptaba o los padres no querían esa educación para sus hijos, se los demandaba por «discriminación». Es la realidad actual de distintos países.

    Carlos tenía 25 años. Era el año 1988 y acababa de recibirse de ingeniero agrónomo. En su primer trabajo tuvo que realizar recorridos por el interior, fue donde conoció a Rocío. Se enamoró perdidamente de ella, pero ¡¡tenía 13 años!!

    Sin embargo su desarrollo físico parecía de una edad superior. Se volvió loco de amor que decidió instalarse en ese pueblito con las excusa de estudiar el suelo de esa región.

    Sus compañeros le dijeron que estaba loco. Qué cómo puede dejar tanto esfuerzo de la universidad y arriesgarse así con una menor. Él sabía que si los encontraban le podía ir mal. Conocía las leyes pero de igual forma se arriesgaba a tener relaciones con ella. El estupro era delito. Peor aun, ella ni siquiera alcanzaba la edad para que pueda considerarse estupro.

    Era estar con una adolescente, casi una niña todavía. Se acordaba que hace un año atrás, la chica con quien estuvo tenía 15 años, era la empleada de la casa de su abuela. Cuando tenía 20 tuvo su primera experiencia con una de 16. No era la primera vez que estaba con una menor. Pero no se sintió mal en ningún momento porque hacía algo que según él, sale de sus profundos sentimientos. Se imaginaba que deben existir leyes que no restrinjan la libertad de las personas en decisiones personales. Que un adolescente ya puede decidir sobre lo que quiere. Que si ella decide estar con él es su decisión y nadie la puede privar de eso, ni siquiera los padres. Debe tener la libertad de elegir a partir de cierta edad de la adolescencia.

    Según estudios que leyó, estaba comprobado que a partir de los 12 años los niños ya empiezan a ser responsables en sus decisiones. Y quizás tenía razón. Décadas más tarde la mayoría de edad iría disminuyendo hasta los 18 años, el matrimonio podía celebrarse a partir de los 16 para el hombre y 14 para la mujer con autorización de un juez. En algunos países piensan que el desarrollo de la autodeterminación del niño hoy en día comienza cada vez más temprano. Tal vez la idea de Carlos llegue a cumplirse en poco tiempo. (Continuará).

    Gabriel Ortiz Jacquet

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  5. MATRIMONIO GAY

    ¿LEYES SIN LÍMITES? (II)

    Estamos en el 2010 y Luis es un joven de 22 años. Es introvertido, poco sociable, casi no tiene amigos y nunca tuvo novia. Vive para los videojuegos, lo que es normal para un chico de su tiempo.

    No tiene antecedentes penales y es excelente alumno en la universidad. Pero tiene un problema. Tiene una obsesión por los animales, una atracción que no es normal. Él es consciente de esto y no tiene inconvenientes.

    Es partidario de la libertad absoluta, siempre que no moleste a los demás. Cree que los gustos y las acciones privadas deben ser respetados al máximo. Que si él quiere hacer lo que desee con su mascota, es cosa suya, siempre y cuando no se exhiba ante los demás.

    Hoy esto es un delito, una barbaridad, va contra la naturaleza, algo totalmente aberrante y enfermo. Pero Luis está tranquilo. Sabe que en unas décadas más las leyes se adecuarán a su pensamiento liberal y también sabe que existen muchas personas con sus mismos gustos que no se animan a decir nada por temor a la represión social, que los vean como monstruos o fenómenos enfermos.

    Se acordaba de que igual ocurría con los gay, se los trataba como anormales y hoy son iguales, aunque no sean del mismo sexo. «Pero en el caso de ellos la atracción es entre seres humanos y no con animales», pensaba, como teniendo algo de culpa.

    «Pero en las legislaciones deben primar lo que el ser humano quiere o desee en su absoluta libertad, siempre que no lastime a los demás, y el animal es inferior al hombre, por eso le está sometido», se decía. La historia le dice que la ley es maleable con el paso del tiempo y con el «avance» del pensamiento humano se podrá permitir disponer como se quiera de estos seres irracionales, y tal vez de aquí a 30 ó 40 años esto será «normal».

    Y es así como el libertinaje del hombre se transforma en «libertad». Lo que antes estaba mal ahora está bien, aunque se violen leyes naturales.

    El excesivo individualismo moderno nos hace creer que todo lo que nuestro yo interior nos pide se tiene que hacer, que si no somos libres de realizar lo que queremos, estamos cercenando esa libertad.

    Pero hay que recordar que al convivir en un Estado indirectamente renunciamos a una parte de nuestra libertad para que éste pueda dirigir la vida de la colectividad, y es el responsable de velar por la moral de los ciudadanos a través de las leyes.

    Entonces, ¿siempre que existan leyes que intenten protegernos de hechos o situaciones que afectan a la vida del ser humano, su moral o su dignidad, se estarían violando los derechos humanos o discriminando a un sector?

    Los grupos minoritarios siempre existieron y existirán. Pero no podemos dejar de observar que las libertades tienen un límite entre lo que se puede hacer y lo que no. ¿Quién determina ese imperceptible límite de lo que es correcto y lo que ya no para poder legislar? ¿La ciencia? ¿La religión? ¿Las costumbres? Es el mismo hombre el que actualmente está moviendo esa línea cada vez más lejos, llegando incluso a traspasar los límites de la naturaleza, poniendo todo tipo de justificativos para encubrir las pasiones y los placeres del ser humano.

    Si fuéramos seres puramente apasionados y no racionales, muchos hombres, por no decir la mayoría, querrían tener por lo menos 10 mujeres en su lecho (y muchas más fuera de él).

    Hoy día ocurre lo mismo con las mujeres. Pero afortunadamente nuestros sentimientos y emociones se equilibran con la razón que nos limita hasta dónde es correcto llegar.

    El raciocinio es el que frena, o debería frenar en muchos casos, nuestra parte emocional. El estilo de vida moderno inculcó el pensamiento de querer dar un concepto razonable a lo que es pasional, creando supuestas ideas justificadas científicamente de lo que el ser humano puede llegar a hacer, aun cuando la naturaleza biológicamente lo impide. Vivimos en una sociedad que da énfasis al placer, estándar de la vida contemporánea, como solución a los deseos del hombre.

    Gabriel Ortiz Jacquet

    C. I. 4.225.676

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  6. Red social Cristiana.
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  7. HOMOSEXUALIDAD: TEMA EN AGENDA DEPENDE DE CAMPESINOS
    La sanción de la ley de matrimonio igualitario en Argentina tuvo en Paraguay un impacto «efectivo», al recibir atención de medios de difusión y derivar en el incremento de una «campaña agresiva» de sectores conservadores, dijo un dirigente de la comunidad homosexual, que agregó que el debate puede instalarse en el país de la mano de movimientos campesinos.
    Ese es el panorama descripto por Simón Casal, director de la organización paraguaya Somos Gay, que tiene la consigna «somos iguales y felices», y trabaja para lograr la igualdad, dignidad, equidad y salud para personas de uno y otro sexo.
    En declaraciones a la Radio de las Madres de Buenos Aires, Casal analizó el marco creado en Paraguay a partir de la aprobación de la ley de matrimonio igualitario en Argentina, que no discrimina a los contrayentes por su inclinación sexual.
    A la vez, mientras el Parlamento está pendiente de lo que genera la prensa, varios medios están controlados por los «mensajes dominantes» de una minoría conservadora, pero con mucho poder, como lo es el Opus Dei, dijo el dirigente.
    Casal atribuyó al sector campesino, impulsor de la campaña del presidente Fernando Lugo, la facultad de que la discusión para una ley similar a la de Argentina se instale en el país.

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  8. DESDE LA CIENCIA MEDICA
    Debate social en Paraguay sobre identidad sexual
    El tema del matrimonio gay abrió muchos interrogantes en nuestra población, tan carente de fuentes científicas. La Dra. Angélica María Sarmiento nos ofrece un material dado en clase especial a sus alumnos de medicina.
    por Lourdes Peralta

    “Planteamos un análisis racional-científico no emocional” de la homosexualidad, afirma en la entrevista la Dra. Sarmiento. (EFE)
    Tras el intenso debate surgido en estos días sobre el matrimonio gay, tanto en las redes sociales como charlas informales y medios de comunicación masiva, es necesario brindar información básica.

    Considerando a la salud como enlace a la vida individual y colectiva, charlamos con la Dra. Angélica María Sarmiento, especialista en Ginecología y Obstetricia, y especialista en Bioética (UNA).

    Como docente universitaria, nuestra entrevistada dio una clase denominada: “Actividad homosexual: ¿Tendencia, opción, alternativa, trastorno?”.

    –¿Por qué decide brindar una clase sobre la salud sexual homosexual?

    –Quisiera aclarar que no hablo de la persona homosexual, sino de su conducta sexual. Más que por el debate, di la clase por una necesidad de los futuros médicos.

    Nosotros recibimos constantemente homosexuales como pacientes. Tal fue el caso de una lesbiana que llegó (a un centro de atención universitaria de atención primaria de la salud), era una chica de unos 20 años, por lesiones de HPV (un virus que se transmite por vía sexual).

    La recibió una estudiante de 5° curso que estaba haciendo su práctica de ginecología y tenía a su cargo parte del interrogatorio de la historia clínica. Al referirme que dicha paciente “tenía prácticas sexuales de tipo homosexual, con una mujer mayor que ella, y deseaba saber cómo cuidarse de las enfermedades de la trasmisión sexual, ya que la pareja era promiscua”, noté que la alumna no tenía herramientas para manejar consultas de este tipo.

    –¿No sabía, siendo estudiante de 5° curso?

    –Ella sabía que este tipo de actividad sexual constituía una “conducta de riesgo” para la propia salud, porque aumenta la morbi-mortalidad del paciente (riesgo de enfermar y morir) y se relaciona con un índice mucho mayor de suicidios, intentos de suicidio y adicciones a sustancias tóxicas, si se las compara con personas con conducta únicamente heterosexual; pero no sabía qué decirle ni qué aconsejarle a la paciente.

    Entonces, vi la necesidad de preparar una clase para mis alumnos, explicando por qué la actividad homosexual es una conducta de riesgo para la propia salud, que es conveniente evitar, y mostrándoles las posibilidades de terapias eficaces de prevención que –en muchos casos– inclusive ayudaron a recuperar la heterosexualidad.

    –¿Recuperar la heterosexualidad? Ahí empieza la discusión…

    –He notado todos los argumentos de los medios y gobiernos aduciendo querer desterrar todo tipo de discriminación, homofobia, apoyando el matrimonio entre personas del mismo sexo, incluso con la posibilidad de adoptar niños.

    Ante todo esto y dejando a un lado los credos y las acciones políticas creo que la sexualidad humana es la base de todo.

    Me he guardado algunos puntos que dicen: a) “La actividad homosexual está determinada biológicamente, genéticamente y no es posible cambiarla. La persona que nace así solo puede vivir así”, y b) “La actividad homosexual es un estilo de vida elegido, tan bueno como la heterosexualidad”.

    Si esto fuera así, el estudio racional y científico de la homosexualidad carecería de sentido. Con un gran número de profesionales de la ciencia de la salud planteamos un análisis racional-científico no emocional de estos postulados.

    –¿En qué se basan para refutar estos dos puntos?

    –Primero, evaluamos si la actividad homosexual está determinada biológicamente, genéticamente. Luego, si la actividad homosexual es un estilo de vida saludable.

    Tercer punto, si personas con actividad homosexual pueden cambiar su conducta sexual. Y cuarto, analizamos cómo se forjan las opiniones frente a la actividad homosexual.

    Analizamos la “tolerancia” como actitud frente a la actividad homosexual.

    –Siendo médica, entendemos que su eje principal es lo biológico.

    –Es lo primero que debemos saber: el componente biológico, genético, de la sexualidad, queda determinado en el momento de la concepción.

    En ese instante aparece un nuevo ser formado por la unión del óvulo materno y el espermatozoide paterno, que contribuyeron cada uno en el 50% del material genético del nuevo individuo, que tiene un código genético propio.

    El ser humano tiene 23 pares de cromosomas (46 en total): un cromosoma de cada par se hereda de la madre y el otro del padre. Un par, llamado el par sexual, codifica el sexo de la persona. Los otros 22 pares codifican el resto del cuerpo y funciones corporales humanas.

    Estos 23 pares de cromosomas están en el núcleo de cada célula de nuestro cuerpo. Cada célula del cuerpo tiene IMPRESO el sexo de la persona: los cromosomas sexuales XX en la mujer y XY en el varón.

    –¿Cuándo se forman los órganos sexuales?

    –En la séptima semana de embarazo y según los cromosomas que tenga serán testículos u ovario.

    Esto está muy claro, es la eterna pregunta a una embarazada: “¿Querés nena o varón?”. O cuando nace (y no se sabe de antemano) lo primero que te dice el médico es el sexo del recién nacido.

    –Hay teorías que hablan de raíces biológicas de la actividad homosexual.

    –Se presentaron teorías en 3 áreas: los genes; acción de hormonas en adultos y acción de hormonas en fase prenatal. Pero todas han sido refutadas.

    –Al igual que sus alumnos, la población carece de información fluida sobre los riesgos de salud en la vida sexual de un homosexual. ¿Cómo lo explicó Ud.?

    –Para saber si es un estilo de vida saludable analicé los componentes morfológicos y fisiológicos de la sexualidad y la patología médica.

    A grandes rasgos te puedo decir que en una relación sexual heterosexual los órganos genitales son complementarios.

    En la relación sexual homosexual entre dos varones, el órgano receptor es el recto-ano. Este órgano masculino es parte del sistema digestivo, no es un órgano sexual.

    Su anatomía está diseñada para cumplir funciones digestivas y no sexuales. Sus músculos no se relajan, no posee glándulas de lubricación.

    Por este motivo anatómico los hombres con actividad homosexual son vulnerables a múltiples enfermedades.

    El contacto sexual anal rompe el epitelio (tejido) rectal de la pareja receptiva y el contacto posterior con la materia fecal conduce a un conjunto de enfermedades infecciosas sistémicas (pasan a la sangre bacterias y parásitos intestinales).

    –¿Qué riesgos corre la relación sexual entre mujeres?

    –No hay complementariedad anatómica, por lo que las prácticas sexuales se caracterizan por el roce vulva-vulva, el contacto mano-vulva, el sexo oral y la introducción de cuerpos extraños en la vagina.

    Cabe destacar que no existen dispositivos de látex para prevenir la transmisión de las ETS (enfermedad de transmisión sexual) en estos tipos de contacto sexual, por lo que las mujeres involucradas quedan muy expuestas a las lesiones producidas por todas las ETS a nivel de genitales, boca, garganta y manos.

    –Se relaciona al sida con enfermedad de homosexuales, pero también hay muchísimos casos en heterosexuales.

    –Es cierto, cualquiera puede infectarse. Pero hay datos: a) El sida al principio de la epidemia se denominó GRID (inmuno deficiencia relacionada con la homosexualidad) porque todos los casos en los primeros años de la epidemia se constataron en varones con actividad homosexual. b) El 90% de casos de infección por HIV actualmente se da en personas con “estilos de vida arriesgados” tales como actividad homosexual, promiscuidad, drogas intravenosas. c) El 60% de los nuevos casos es contraído por hombres que han mantenido relaciones homosexuales.

    –¿Hay homosexuales que han recuperado la heterosexualidad?

    –Sí, hay pruebas científicas. En internet existen direcciones, videos, testimonios sobre el tema. En Paraguay también tenemos un profesional que ayuda a recuperar la heterosexualidad.

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  9. DESDE LA CIENCIA MEDICA
    Debate social en Paraguay sobre identidad sexual
    El tema del matrimonio gay abrió muchos interrogantes en nuestra población, tan carente de fuentes científicas. La Dra. Angélica María Sarmiento nos ofrece un material dado en clase especial a sus alumnos de medicina.
    por Lourdes Peralta

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    “Planteamos un análisis racional-científico no emocional” de la homosexualidad, afirma en la entrevista la Dra. Sarmiento. (EFE)
    Tras el intenso debate surgido en estos días sobre el matrimonio gay, tanto en las redes sociales como charlas informales y medios de comunicación masiva, es necesario brindar información básica.

    Considerando a la salud como enlace a la vida individual y colectiva, charlamos con la Dra. Angélica María Sarmiento, especialista en Ginecología y Obstetricia, y especialista en Bioética (UNA).

    Como docente universitaria, nuestra entrevistada dio una clase denominada: “Actividad homosexual: ¿Tendencia, opción, alternativa, trastorno?”.

    –¿Por qué decide brindar una clase sobre la salud sexual homosexual?

    –Quisiera aclarar que no hablo de la persona homosexual, sino de su conducta sexual. Más que por el debate, di la clase por una necesidad de los futuros médicos.

    Nosotros recibimos constantemente homosexuales como pacientes. Tal fue el caso de una lesbiana que llegó (a un centro de atención universitaria de atención primaria de la salud), era una chica de unos 20 años, por lesiones de HPV (un virus que se transmite por vía sexual).

    La recibió una estudiante de 5° curso que estaba haciendo su práctica de ginecología y tenía a su cargo parte del interrogatorio de la historia clínica. Al referirme que dicha paciente “tenía prácticas sexuales de tipo homosexual, con una mujer mayor que ella, y deseaba saber cómo cuidarse de las enfermedades de la trasmisión sexual, ya que la pareja era promiscua”, noté que la alumna no tenía herramientas para manejar consultas de este tipo.

    –¿No sabía, siendo estudiante de 5° curso?

    –Ella sabía que este tipo de actividad sexual constituía una “conducta de riesgo” para la propia salud, porque aumenta la morbi-mortalidad del paciente (riesgo de enfermar y morir) y se relaciona con un índice mucho mayor de suicidios, intentos de suicidio y adicciones a sustancias tóxicas, si se las compara con personas con conducta únicamente heterosexual; pero no sabía qué decirle ni qué aconsejarle a la paciente.

    Entonces, vi la necesidad de preparar una clase para mis alumnos, explicando por qué la actividad homosexual es una conducta de riesgo para la propia salud, que es conveniente evitar, y mostrándoles las posibilidades de terapias eficaces de prevención que –en muchos casos– inclusive ayudaron a recuperar la heterosexualidad.

    –¿Recuperar la heterosexualidad? Ahí empieza la discusión…

    –He notado todos los argumentos de los medios y gobiernos aduciendo querer desterrar todo tipo de discriminación, homofobia, apoyando el matrimonio entre personas del mismo sexo, incluso con la posibilidad de adoptar niños.

    Ante todo esto y dejando a un lado los credos y las acciones políticas creo que la sexualidad humana es la base de todo.

    Me he guardado algunos puntos que dicen: a) “La actividad homosexual está determinada biológicamente, genéticamente y no es posible cambiarla. La persona que nace así solo puede vivir así”, y b) “La actividad homosexual es un estilo de vida elegido, tan bueno como la heterosexualidad”.

    Si esto fuera así, el estudio racional y científico de la homosexualidad carecería de sentido. Con un gran número de profesionales de la ciencia de la salud planteamos un análisis racional-científico no emocional de estos postulados.

    –¿En qué se basan para refutar estos dos puntos?

    –Primero, evaluamos si la actividad homosexual está determinada biológicamente, genéticamente. Luego, si la actividad homosexual es un estilo de vida saludable.

    Tercer punto, si personas con actividad homosexual pueden cambiar su conducta sexual. Y cuarto, analizamos cómo se forjan las opiniones frente a la actividad homosexual.

    Analizamos la “tolerancia” como actitud frente a la actividad homosexual.

    –Siendo médica, entendemos que su eje principal es lo biológico.

    –Es lo primero que debemos saber: el componente biológico, genético, de la sexualidad, queda determinado en el momento de la concepción.

    En ese instante aparece un nuevo ser formado por la unión del óvulo materno y el espermatozoide paterno, que contribuyeron cada uno en el 50% del material genético del nuevo individuo, que tiene un código genético propio.

    El ser humano tiene 23 pares de cromosomas (46 en total): un cromosoma de cada par se hereda de la madre y el otro del padre. Un par, llamado el par sexual, codifica el sexo de la persona. Los otros 22 pares codifican el resto del cuerpo y funciones corporales humanas.

    Estos 23 pares de cromosomas están en el núcleo de cada célula de nuestro cuerpo. Cada célula del cuerpo tiene IMPRESO el sexo de la persona: los cromosomas sexuales XX en la mujer y XY en el varón.

    –¿Cuándo se forman los órganos sexuales?

    –En la séptima semana de embarazo y según los cromosomas que tenga serán testículos u ovario.

    Esto está muy claro, es la eterna pregunta a una embarazada: “¿Querés nena o varón?”. O cuando nace (y no se sabe de antemano) lo primero que te dice el médico es el sexo del recién nacido.

    –Hay teorías que hablan de raíces biológicas de la actividad homosexual.

    –Se presentaron teorías en 3 áreas: los genes; acción de hormonas en adultos y acción de hormonas en fase prenatal. Pero todas han sido refutadas.

    –Al igual que sus alumnos, la población carece de información fluida sobre los riesgos de salud en la vida sexual de un homosexual. ¿Cómo lo explicó Ud.?

    –Para saber si es un estilo de vida saludable analicé los componentes morfológicos y fisiológicos de la sexualidad y la patología médica.

    A grandes rasgos te puedo decir que en una relación sexual heterosexual los órganos genitales son complementarios.

    En la relación sexual homosexual entre dos varones, el órgano receptor es el recto-ano. Este órgano masculino es parte del sistema digestivo, no es un órgano sexual.

    Su anatomía está diseñada para cumplir funciones digestivas y no sexuales. Sus músculos no se relajan, no posee glándulas de lubricación.

    Por este motivo anatómico los hombres con actividad homosexual son vulnerables a múltiples enfermedades.

    El contacto sexual anal rompe el epitelio (tejido) rectal de la pareja receptiva y el contacto posterior con la materia fecal conduce a un conjunto de enfermedades infecciosas sistémicas (pasan a la sangre bacterias y parásitos intestinales).

    –¿Qué riesgos corre la relación sexual entre mujeres?

    –No hay complementariedad anatómica, por lo que las prácticas sexuales se caracterizan por el roce vulva-vulva, el contacto mano-vulva, el sexo oral y la introducción de cuerpos extraños en la vagina.

    Cabe destacar que no existen dispositivos de látex para prevenir la transmisión de las ETS (enfermedad de transmisión sexual) en estos tipos de contacto sexual, por lo que las mujeres involucradas quedan muy expuestas a las lesiones producidas por todas las ETS a nivel de genitales, boca, garganta y manos.

    –Se relaciona al sida con enfermedad de homosexuales, pero también hay muchísimos casos en heterosexuales.

    –Es cierto, cualquiera puede infectarse. Pero hay datos: a) El sida al principio de la epidemia se denominó GRID (inmuno deficiencia relacionada con la homosexualidad) porque todos los casos en los primeros años de la epidemia se constataron en varones con actividad homosexual. b) El 90% de casos de infección por HIV actualmente se da en personas con “estilos de vida arriesgados” tales como actividad homosexual, promiscuidad, drogas intravenosas. c) El 60% de los nuevos casos es contraído por hombres que han mantenido relaciones homosexuales.

    –¿Hay homosexuales que han recuperado la heterosexualidad?

    –Sí, hay pruebas científicas. En internet existen direcciones, videos, testimonios sobre el tema. En Paraguay también tenemos un profesional que ayuda a recuperar la heterosexualidad.

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  10. Católicos ante gays y lesbianas

    Es curiosa y reveladora esa homofobia de la jerarquía católica. Si ponderamos el tiempo y espacios dedicados a temas sexuales en comparación con los dedicados a temas sociales y económicos, que oprimen a la inmensa mayoría de las personas, sentimos un rubor que hubiera escandalizado a Jesús de Nazareth, de cuyo mensaje se han apropiado y tergiversado. Sin embargo, no existe Institución alguna, desde hace doce siglos, con mayor número de reprimidos homosexuales que entre el clero católico. Era el aliviadero de quienes temían su natural inclinación sexual, sobre todo en tiempos en que ésta era perseguida y castigada hasta con la muerte en la hoguera y confiscación de bienes. Aquí le duele.

    Muchos transferían sus tendencias a labores de caridad, enseñanza a niños y a jóvenes, mientras podían vivir en un ambiente de varones con faldas. En la mayoría de los casos no se producían agresiones físicas porque lograban controlar o sublimar sus pulsiones.

    Seamos honestos, no todos los heterosexuales agreden al sexo opuesto que se les pone en el camino o en el trabajo. Pero para muchos ha sido un infierno y para otros un cazadero impune por la mala conciencia de sus superiores que se atrevieron a dictar una Orden, desde Roma, por la que se ordenaba el silencio más absoluto sobre los casos de homosexualidad entre adultos, de pederastia o de solicitación desde el confesionario. Los obispos tenían que cambiar de destino al culpable y tapar el asunto por todos los medios.

    Así ha sucedido desde que antepusieron el celibato obligatorio al matrimonio que prevaleció en toda la historia de Israel, Grecia, Roma y el Islam, de nuestras raíces, y en los primeros siglos del cristianismo. Pero, desde hace unos años, ya no se pudieron tapar las felonías, abusos y ataques a seres inocentes. Lo que sucediese entre personas adultas, sino mediaba acoso, quedaba entre ellas.

    La mayoría de los afectados lograban transferir o sublimar sus pulsiones. Antiguamente había muchos heterosexuales que entraban en los seminarios y conventos por afición o por mejora social o por presiones familiares. Los homosexuales encontraban allí un ambiente propicio para vivir a su aire, no padecían violencia, vivían entre hombres y podían realizar todas las labores que entonces se creían propias de las mujeres. Lo de no poder parir hijos lo compensaban con los cuidados a los tiernos infantes de los postulantazos, y en sus colegios para niños. Recordemos que, en monasterios, seminarios y conventos, se aceptaban niños desde los siete años que eran cuidados sólo por hombres. Dicen que los niños necesitan “inexcusablemente” a una pareja de hombre y de mujer como referentes indispensable. Pobres viudas y viudos, madres solteras o parejas separadas.

    El problema se agravó en la evangelización en las misiones. Muchos huían de sí mismos pero llevaban consigo sus pasiones. Hacían una meritoria labor de caridad y de servicio, mientras que sentían menos presión social para expresar sus afectos.

    Con la eclosión de las libertades fue más difícil mantener los secretos “abominables”, como los denominan, pero que muchos de ellos practicaban.

    Intentaron tapar los escándalos en las diócesis de Estados Unidos y Europa con sumas ingentes de dinero. Pero no fue suficiente, dadas las dimensiones y el aprovechamiento de algunas personas sin escrúpulos que vieron ahí una mina.

    De Roma partió un Decreto-secreto que reservaba a la Santa Sede todos lo casos de homosexualidad descubierta, y recomendaban “cambiar de destino” al responsable. Pero en los casos de pederastia y abusos dentro de seminarios, sacristías, conventos y movimientos juveniles, se ordenaba el más estricto secreto, bajo pena de excomunión.

    Lo que es inadmisible es el ensañamiento con ciudadanos libres que han elegido vivir su opción sexual con libertad y responsabilidad.

    No pueden perseguir a quienes tratan de vivir con normalidad lo que practicaron con miedo y sigilo. En los seminarios y noviciados separaban a quienes no podían resistirse a mantener la discreción necesaria o que se pasaban de lo establecido en la práctica. La hipocresía ha sido su patente de corso durante siglos.

    La solución del problema pasa por el reconocimiento de un celibato voluntario y temporal así como la validez incontestable del matrimonio de sacerdotes y de obispos, como sucedió durante los primeros siglos. Y entre los apóstoles, y muy posiblemente con el mismo Jesús. El celibato quede para quienes lo elijan y sepan conservarlo sin que sirva de tapadera para abusos inadmisibles.

    Si algunos pueden controlar su tendencia, allá ellos, pero tampoco imaginamos a un magistrado, un rector, un embajador, un ministro, un dirigente, a un arzobispo con mitra y báculo haciendo de locaza el Día del orgullo gay. Llaneza y sentido común, que toda afectación es vana, recomendó Cervantes.

    José Carlos García Fajardo

    Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Director del CCS

    fajardoccs@solidarios.org.es

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    1. Solo una acotación: en tu mensajes, como en otros, parece identificarse la oposición o el rechazo a la homosexualidad, con la llamada «homofobia». Esta última existe, y puede darse en números generalizados, pero estar en contra de la homosexualidad no te convierte en «homofóbico». «Fobia» viene originalmente de una palabra que significa «temor» o «miedo» en griego. Es claro que muchísimas personas no sentimos ni temor ni miedo de los homosexuales. Es más, hay muchos que ni siquiera sentimos rechazo hacia ellos. Pero sí negamos que su modo de vivir (o, como niezscheanamente gustan decir, su «estilo de vida») sea solo algo «alternativo», una «variación» de la multiforme vida sexual. No señor, eso no es así. Todavía los aparatos eléctricos funcionan con confluecncia de polos positivo y negativo y son esto los polos que se atraen en el imán. Si toda la naturaleza, EN SU GENERALIDAD, no sus excepciones, no dice algo a las mentes, pues ¡¡¡Pobres mentes!!! Ya lo dice el Corán: «¡Extraed la verdad de los hechos, vosotros que pensáis!» No fuimos hechos varón y mujer por casualidad. Lamento lo de los que nacieron con esa tendencia, como lamento quienes nacieron sordos, pero eso no es excusa para ponerse a decir que ser sordo es solo un «estilo alternativo de vida» o ridiculeces por el estilo. Y para quienes dicen que no se trata de nacer así sino de escoger como se quiere ser («No se nace, se hace») les digo: También los ladrones escogen su oficio, y no por su sinceridad o autenticidad -que bien puede tenerla un ladrón- se excusara de ser puesto en chirona por la sociedad si lo merece. Desde luego, es un ejemplo imaginario, pues al menos a seis personas que he preguntado, preferirían que su hijo tuviera problemas con la ley por haber robado y ser encausado como ladrón, a que tuviera problemas de ser o sentirse homosexual. ¿Hasta cuando negar que eso signifique algo?
      Trato de ser conservador en este mensaje.

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  11. CELIBATO Y SEXUALIDAD
    José Mª Rivas Conde *
    Adital –
    Paso aquí a lo que dejé pendiente en «El celibato denostable» (ECLESALIA 6/7/2010), sobre una diversa concepción subyacente de la sexualidad en las iglesias persa del siglo V y la latina.
    Recalco que no hablo de la faz de ambas concepciones, ya conocida. La del occidente latino quedó plasmada en la conclusión que el papa Siricio (384-399) sacó de su doctrina sobre la pecaminosidad de la relación sexual, aunque fuera conyugal. Aquello de: «No conviene confiar el misterio de Dios a hombres de ese modo corrompidos y desleales, en los cuales la santidad del cuerpo se entiende profanada con la inmundicia de la incontinencia» (P.L. XIII: 1186, 14-19). La de la persa puede materializase en la síntesis de los motivos en que su concilio de Beth Edraï (486) basó su decisión de acabar con toda restricción clerogámica: «Porque el matrimonio legítimo y la procreación de los hijos, ya sea antes o después del sacerdocio, son buenos y aceptables a los ojos de Dios» («Sacerdocio y Celibato»: BAC. 1971. Págs. 292-293).

    Me refiero al sustrato -ahora ya tal vez sólo poso- de dichas concepciones. Dije en «El celibato inválido» (ECLESALIA 4/6/2010), que ya nadie comparte las ideas de Siricio. Pero la vigencia oficial de su doctrina permaneció hasta el siglo pasado y sus leños ardieron prácticamente hasta la Casti connubii (1930). En esta encíclica Pío XI restringió la pecaminosidad de la relación conyugal a la tenida impidiendo de forma artificial la fecundación, y afirmó fines secundarios (?) del matri monio, la mutua ayuda, el fomento del amor mutuo y la seda ción de la «concupiscencia».
    Fue un cambio sustantivo, aunque deficitario, que posteriores documentos, por ejem­plo la Gaudium et Spes, han complementado. Con todo, no parece que se haya acabado de eliminar por completo ese sustrato o como poso. El que ineludiblemente ha tenido que dejar una tan larga vigencia oficial y explícita, como la de la doctrina de Siricio. Casi dieciséis siglos. Y sería revelador a este respecto saber a cuántos espectadores cristianos -católicos o no- siguen ahora sin chirriarles las ideas que, como posicionamiento católico vigente, vierte el «abogado del diablo» en la película «El tercer milagro», sobre la virginidad y el matrimonio.

    En la iglesia latina la sexualidad parecería entenderse a la manera más bien de depósito de agua, cuyo grifo puede uno abrir y cerrar simplemente a voluntad. Es lo más afín con su tenacidad en rechazar cambio alguno en la tradición del postsiricio -salvo las pequeñas transigencias de los últimos sesenta años- y con su persistente planteamiento marcadamente sancionador, así como con la actual recrudescencia del celo punitivo ante los casos de pederastia divulgados. Para ella el fallo y causa de lo sucedido está básicamente en la voluntad del hombre. Incluso lo mucho de formativo y de ascesis preventiva, en que sobreabunda su enfoque, da la sensación de concebirse armadura para el combate contra la «tentación de abrir el grifo».

    Por el contrario, aquella iglesia persa parece apuntar a una sexualidad entendida como corriente de agua, que va creciendo hasta correr con ímpetu, aunque de ordinario afloje -tal vez sólo en su componente considerado más externo y «corporal»- al llegar al remanso de la ancianidad. Una corriente que, cuando aumenta su caudal por «lluvias o tormentas», tanto mayor riesgo tiene de desbordarse por las cotas bajas de las riberas de su cauce, cuanto más angosto y «superficial» sea éste. Una corriente que, salvo que se cuente con un don excepcional -¡no que con toda sinceridad e ilusión se crea poseer!-, lo fácil es que, por más sacos terreros que se pongan y por más terraplenes que se levanten, termine desbordándose cuando encuentra su cauce obstruido. ¡Y con tanto mayor destrozo y desolación, cuanto más eficaz sea la obstrucción! Esto es lo más coherente -aunque la iglesia persa no lo expresara así- con su extirpación mencionada de toda restricción clerogámica, sin exceptuar de ella como he dicho ni al «catholicós» -es decir, al patriarca- en atención a los que no podían contenerse y a los graves males que este hecho había causado.

    La invocación resignada -que a veces se hace- de la existencia en todos los grupos, hasta en el de los casados, de vida sexual extramatrimonial y de perversiones de toda índole, encaja mejor con la concepción latina. Sólo entendiéndolas simple «apertura del grifo» puede rechazarse que, pese a los «sucesos», los centros de formación sacerdotal sean coladero de gente psicológicamente inmadura o sexualmente desviada, a veces hasta la perversión. Esto parece cosa del todo inadmisible, dadas las exigentes y restrictivas normas selectivas existentes y durando tanto tiempo la formación, período a la vez de criba muy tupida.

    El fácil a fortiori de esa invocación -si en todos los grupos, cuánto más en el de quienes tienen ocluido por el motivo que fuere el cauce natural de la sexualidad-, casa más bien con la concepción persa, en cuanto que los quebrantamientos del celibato, aunque supongan desviación e incluso perversión, pueden tenerse en principio por «desbordamientos de la corriente» -más o menos destructivos y desoladores según el caso-, sin dar pie con ello a que asalte ni la duda de si los seminarios serán coladero de nada; ni a considerar depravados innatos a los violadores del celibato; sino hombres siempre expuestos, pese a su ilusión y generosidad, al riesgo de «abrasarse» entrañado en aquello de «no es bueno que el hombre esté sólo» (Gn 2,18). Es riesgo que no desaparece por haberse comprometido libremente a celibato -como se supone al exhortar a oración, a ascesis específica, etc.-; sino que reside precisamente en el hecho mismo de ser célibe.

    Con la primera concepción sintoniza bastante la relegación a segundo plano del origen creacional de la sexualidad. Me limito a lo más revelador: el hecho de referirse a ella con el término «concupiscencia». Como cuando expresamente se dice que el matrimonio es su remedio o sedación. Obviamente sin perder el aplomo. Pues, ni se advierte que así se lleva a pensar que la sexualidad no es obra del Creador, sino una propensión del ser humano, consecuencia del pecado original, a obrar el mal. Es el concepto general de concupiscencia y, el particular restringido al tema, «apetito desordenado de placeres deshonestos». Así, cuando menos se da a la sexualidad aire de lujuria, por no decir que se la identifica, ya que ésta también se define como «apetito desordenado de deleites carnales». Es «casi» idéntico a decir que el hambre es gula y que, por ende, es inmoral comer. Obvio que las secuelas vitales de ambas identificaciones son radicalmente diversas; pero en el plano de las ideas, la diferencia principal está en que la última no se la cree nadie y la otra se la tiene creída la práctica totalidad de los cristianos.

    Bajo el montón de pensamientos ennoblecedores, con que es usual orlar el matrimonio, se comprende que se perciba a causa de eso un rumor de fondo interferente que lo presenta, al final de cuentas, como especie de burdel estable -particular y privativo de dirección recíproca-, en el que legítimamente se puede satisfacer la propensión desordenada hacia los placeres deshonestos. Lo comparable entonces con un depósito de agua, más que la sexualidad lo sería la concupiscencia, cuyo grifo se tiene por honesto abrir, cuando se trata de regar el huerto del matrimonio, aunque en sí misma sea mala y deseo desordenado de «carnalidad». – ¡Sabe tanto a papa Siricio…!-. Y no es que se piense que el fin justifica los medios; sino simple inercia histórica o, a lo sumo, desvelo por evitar los males mayores que se prevén seguros; en la experiencia latina, como consecuencia de la «innata» concupiscencia carnal y, en iglesia persa, achacables básicamente a una sexualidad reprimida o más o menos insatisfactoriamente satisfecha. Digo básicamente queriendo excluir la ingenuidad de creer que no existe lujuria en el mundo.

    Esa degradante transformación de la sexualidad en concupiscencia, tuvo su origen en la doctrina dualista bullente en la época de ese papa. En ella, en efecto, la sexualidad no se concibe obra del Creador único; sino de un agente del mal contrario a Él; agente que hoy podría verse personificado en «la carne», uno de los tres enemigos del hombre a los que, en distintos momentos litúrgicos, se pide al creyente renunciar.

    Por el contrario, con la concepción persa parece cuadrar más la idea de una sexualidad creacional, de existencia anterior al pecado e independiente de él. Es lo acorde con su afirmación recordada, la de ser «el matrimonio legítimo y la procreación de los hijos [… siempre] buenos y aceptables a los ojos de Dios». El pecado no depende de la entidad de ninguna cosa creada; sino que tan sólo nace del corazón del hombre (Mt 15,19), de la falta en él de hasta el mínimo amor que es síntesis de la Ley y los Profetas (Mt 7,12). La sexualidad de ninguna manera puede considerarse mala; ni en sí misma desordenada; ni en modo alguno infectada por el pecado. Los hombres no tenemos tanto poder como para vencer a Dios, como sucedería si nuestros pecados pudieran tumbar y pervertir la bondad intrínseca de lo creado por Él. Tan sólo lo tenemos para disponer de ello para bien o para mal, según las miras de nuestro corazón; no según la naturaleza de las cosas, muy buenas todas ellas en sí mismas (Gn 1,31; 1Tim 4,4).

    El matrimonio no es en absoluto el remedio o sedación de la concupiscencia; sino el culmen de la sexualidad creacional. Culmen radiante de gozo. Un gozo sintetizable en el entusiasmo de Adán al encontrarse con Eva antes del pecado y después de haber pasado revista a todos los animales cuando aún ella no existía: «¡Ésta sí que es carne de mi carne y huesos de mis huesos!» (Gn 2,20-23). Un gozo abierto a la redundancia de los hijos (Gn 1,28), buscada con la sensatez y la responsabilidad que corresponden al hombre.

    De su soledad en este mundo es de lo único de lo que el matrimonio es remedio. Ella es la que el Creador juzgó perniciosa para la vida terrenal del hombre y la que quiso evitar con la creación de la mujer (Gn 2,18). Remedio tanto más eficaz cuanto más profunda y amplia sea la fusión afectiva de los dos en el día a día. Más aún en el momento de la unión corporal. La sexualidad no es dominio del hombre sobre la mujer, ni al revés. Tampoco primariamente posesión mutua, aunque ésta se dé; sino fusión de acogida y de entrega recíprocas, como a «carne de mi carme y huesos de mis huesos» (Ef 5,28-30). Sin limitaciones respectivas por egoísmos personales; sin imposiciones mutuas de la personalidad propia; sin reproches de la singularidad específica del otro. Esta es la senda que lleva y realiza la transformación del hombre y la mujer en una única carne indisoluble, cual es el ideal del matrimonio (Mt 19,4-6). Carne en el sentido bíblico de la palabra: creatura temporal, limitada y frágil (Jr 17,5-6), sentido en el que hasta los vegetales son carne.

    Según la concepción que se tenga de la sexualidad, el acto sexual puede leerse entonces, bien como «apertura del grifo de la concupiscencia» -que, aunque pecaminosa, resulta o no tolerable según sea o no extramatrimonial y de la que siempre se es inmediatamente responsable-; bien, o ya como «desbordamiento anegador de la corriente de la sexualidad» -con responsabilidad inmediata o mediata según se produzca o no, por no haber dinamitado a tiempo la obstrucción del cauce-; o ya como cresta maciza del propio fluir de la corriente, destello y resplandor de la superación de la soledad del ser humano y plasmación plena de la comunión del hombre y la mujer en una sola creatura, entrañablemente única, de amor y carnalidad.

    Poner el acento en la carnalidad, aunque luego no deje de recalcarse la unidad afectiva como aditamento suyo enriquecedor situado por encima de ella -no entrañado en ella-, y más colocar sólo en ésta el horizonte del ser una sola creatura, ayuda a ver la sexualidad como simple hambre desordenado de sexo, saciable con sólo «comer» hasta en «comedero». No puede reducirse a eso el matrimonio sin vilipendiarlo. La sexualidad es hambre de comunión afectivosexual hasta la plenitud natural de la unidad más embriagadora e íntima que es posible en este mundo. La que se da en la concurrencia de amor y sexo, que a la vez es interacción de sexo y amor.

    Con la concepción latina de la sexualidad sintoniza la exhortación a orar, hecha al obligado a celibato (Presbyterorum Ordinis 16,3), en la confianza de la liberalidad de Dios, a fin de obtener firmeza de voluntad y no ceder a la tentación. Sintoniza también con los motivos aducidos a favor de esa confianza: «Porque Dios no lo niega a quienes rectamente se lo piden, «ni tolera que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas (1Cor 10,13)»» (Trento: canon 9 sobre el matrimonio).

    Sin embargo, en la concepción de la sexualidad como tendencia presente en el hombre desde su creación y tan natural en él como lo son otras muchas cosas -por ejemplo, la dentición-, el hecho de ratificar la disciplina celibataria, «confiando que el don del celibato será liberalmente concedido por el Padre, con tal de que […se pida] humilde e instantemente» (P.O. 16,3), suena bastante a súplica de milagro.

    Súplica similar al ruego por que unos determinados trozos de plomo tengan la capacidad de flotar, en atención -referido al celibato- a la excepcionalidad cristiana y sacerdotal que se afirma tener él. Milagro del todo innecesario; que no fue Dios quien ligó el celibato al orden sacerdotal (P.O 16,1); sino que fue la iglesia quien lo impuso, como reconoce el propio episcopado (P.O. 16,3). Y el hacerlo ella no anula el requerimiento paulino (1Tim 2,2; Tit 1,6) tenido por palabra de Dios comúnmente; no por la ley canónica; para la que parecería obligado decir que lo es del diablo. Ni tampoco anula el dato de no haber considerado nuestro único y verdadero «camino, verdad y vida» necesario el celibato, ni para ser el primer Petros de su Iglesia. Seguramente hubiera tenido otro semblante y otras maneras «la societaria católica romana» (ECLESALIA 1&9/3/2010), si ninguno de sus papas célibes -que también los hubo desposados al inicio- se hubiera conducido tan por bajo del nivel del casado Simón Bayona (Mt 8,14).

    La sexualidad es, pues, como natural tirón plúmbeo, no hacia el pecado o lo menos perfecto, sino hacia el vivir terrenal propio del hombre, vida en sí misma buena, que no concupiscente. Ese tirón lastra el intento de flotar en la anticipación a este mundo del existir de los ángeles, anunciado para todos en la resurrección (Lc 20,34-35). Pero es que, además de no darse en ésta ese tirón, en modo alguno existirán soledades y penurias (Ap 7, 15-17) a las que se haya de poner remedio y de las que haya que abrigarse y confortarse en el amor conyugal. Ella es en sí misma desbordante acogida/entrega de Dios al hombre y de éste a Dios (Ap 7,15) hasta la plena unidad identificativa y el éxtasis de verle tal cual es (1Jn 3,2).Es una situación simbolizada en el sentarnos Dios en el trono de su Hijo que también es el suyo (Ap 3,21). Es unidad también comparada por la Revelación a la del matrimonio -los salvados son como esposa y «uxor», es decir, hembra del Cordero (Ap 21,9)-. Unidad de la que, según la Escritura, la terrenal indisoluble del hombre y la mujer en un único ser completo (Mt 19,5), es símbolo esplendente y como esbozo terrenal (Ef 5,31-32).

    Desde la perspectiva de ese tirón propio del ser del hombre, la apelación a 1Cor 10,13 en la exhortación a orar para no «abrasarse», evoca el momento en que el tentador invocó la Escritura al decirle a Jesús: «Tírate abajo, porque está escrito: «A sus ángeles ha ordenado que cuiden de ti, y te llevarán en sus manos para que tu pie no vaya a tropezar con una piedra»». Todos sabemos la respuesta: «También está escrito: «No tentarás al Señor tu Dios» (Mt 4, 6); sino que, «si no pueden guardar continencia, que se casen» (1Cor 7,9)». Esta impotencia no es determinable ni mensurable extrínsecamente por leyes; sino sólo por el propio afectado.

    Salvo excepciones debidas a la iniciativa de Dios (1Cor 7,7) -tal vez sólo escrutable en cada caso, no por idealismos ni compromisos legales libremente asumidos con toda ilusión y la mejor buena fe; sino a través de las concretas circunstancias de la vida de cada uno-, todo ser humano arrastra de por vida esa impotencia. Es incapacidad inscrita en su entraña y, como otras muchas cosas, límite de la especificidad peculiar de su «ser temporal, limitado y frágil», tal cual lo diseñó el Creador único y bueno. De ahí que la imposición del celibato por ley al orden sacerdotal, además de ser hecho derogable (ECLESALIA 4/6/2009) y carecer por ello de repercusión en la eternidad (ECLESALIA 16/10/2009), pueda incluso parecer intento de enmendarle la plana a Dios respecto de los clérigos, tan seres humanos como el resto de la humanidad.

    Sería un intento tan vano como gritan, a pesar de no ser los más los que se estrellan contra «la señal de tráfico», tanto la frecuencia no despreciable de «accidentes» celibatarios como su doloroso reguero de creyentes abrasados, de generosas ilusiones truncadas, de vidas hundidas, de psicologías destrozadas, de injusticias con terceros, de perversiones, de infamias, de extrapolaciones injustas e infamantes, de recelo del clero, de desprecio de la sexualidad evangélica, de pitorreo, de chanzas blasfemas, de chistes sin cuento… ¡para desprestigio incluso de la Iglesia de Jesús, que no sólo de la «societaria católica»!

    Al menos no parece que Pedro dejaría de valorar tal imposición como forma de «poner vetos a Dios» (Hch 11,17). Aun cuando segurísimo que él no dudaría en absoluto de la buena fe de sus sucesores al establecerla y mantenerla. Como cierto que no dudó lo más mínimo de la suya propia, cuando reconvino a Jesús con ocasión del anuncio de su pasión. Sin embargo la respuesta que recibió fue: «¡Vete de ahí; quítateme de mi vista, Satanás! ¡Incitación a pecado eres para mí, pues tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!» (Mt 16,23). Éste es el denuesto más primario que merece la ley del celibato, sin que él obligue a presuponer perfidia en sus autores y mantenedores.

    [Enviado por Eclesalia Informativo].

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  12. COSAS QUE SIEMPRE ESTUVIERON
    SEXO ANAL DE MAMÁ CON PAPÁ, Y LOS CUERPOS LGBTI EN LA RESISTENCIA POLÍTICA.

    Este artículo no aspira ahondar en la vida sexual de padres y madres de buena familia, ni hacer un recuento acabado del actuar político de colectivos de tortas, putos, travas y otras rarezas en la historia reciente del Paraguay. Con suerte, y asumiendo la complejidad que trae consigo el relato histórico, se buscará situar a las luchas LGBTI en el marco de las luchas y resistencia contra la dictadura y la llamada transición democrática, sus aportes a este proceso y, además, citar algunas de sus apuestas.

    La memoria -así como la historia- es un territorio en constante disputa. Por eso resulta impostergable la construcción de una mirada maricona del proceso social e histórico vivido en las últimas décadas. Para entender y situar la lucha LGBTI paraguaya en los marcos de “la lucha social”.

    Generan verdadero pánico expresiones tales como: “el holocausto es un invento de los judíos”, “eso ya pasó, nadie se acuerda”, “pobre Montanaro… ya es viejito”, “ya nadie sabe de los 108”, “el costo del progreso fueron los desaparecidos”, “ustedes se anclan en el pasado”, “no fue nio para tanto”, entre otras densas “inocentadas” que, ñembotavy por fuerza de repetición y falta de retruque, se construyen en verdades.

    Apuntes 1:
    En tiempos de la dictadura “la presunción de ser homosexual, constituía un criterio para calificar a una persona de ‘potencialmente peligrosa para la seguridad nacional’… La sexualidad, y más claramente la homosexualidad era asunto relevante para el sistema represivo de la Dictadura”[1].

    Fundamental para entender las dimensiones de la represión, es que en el año 1985 se remite a la jefatura de la policía “la puesta en vigencia del nuevo formulario para codificar los datos de las personas potencialmente peligrosas para la seguridad nacional… Figuran estos tópicos que llaman la atención ‘Adicto al sexo opuesto… ‘ e ‘Inclinaciones sexuales…’”[2].El análisis de estos datos demuestran la persecución a la homosexualidad como lógica de la dictadura y no como una cuestión vinculada, necesariamente, a los casos de Bernardo Aranda (1959) y Mario Luis Palmieri (1982), que fueron los más documentados y por ende más conocidos.

    Estos casos además fueron “excusas” para iniciar represiones abiertas, con cárcel y tortura, y para una exposición social estigmatizante a hombres por el solo hecho de ser, o aparentar ser, homosexuales. El caso Aranda[3] fue la primera “redada” a putos, donde se elaboraron y circularon listas con nombres de personas La más famosa fue la “de los 108”, que conllevó la construcción del imaginario social 108=PUTO=insulto. Si bien este uso parecería caduco, varias herramientas de referencia numérica excluyeron intencionalmente este número para evitarle a su portador/a la vergüenza “de lo puto”, por ejemplo los números de las chapas de los vehículos, de las casas y ciertos formularios. Estos eventos no fueron tramitados a la luz de la Verdad, la Justicia y la Reparación -ni con lxs directamente afectadxs ni con la sociedad-, sin lo cual se complica la posibilidad de construcción de nuevos escenarios.

    El caso de los “108 y un quemado” suscitó una seguidilla de artículos periodísticos criminalizantes en el diario Patria, publicados con la finalidad de construir a los putos, tortas y travas como “amorales” -así eran llamadxs- y enemigxs internxs: delincuentes, perversxs, peligros que socavan la familia y la sociedad. Campañas desarrolladas en tiempos donde la información circulaba de manera reducida y el poder del discurso único de los medios no podía ser públicamente denunciado.

    En ese contexto surge lo que podría ser la primera manifestación pública -conocida- a favor de los derechos de lxs homosexuales en Paraguay. El 30 de septiembre de 1959 Patria publica párrafos de una carta anónima: “Nosotros seguimos una vocación que es tan antigua como la propia humanidad, y en este siglo de consagración de todos los derechos humanos, nadie puede negarnos el derecho de hacer de nosotros mismos, de nuestro continente físico, lo que queremos, sin incomodar a los otros que no quieran hacer lo mismo que nosotros…”. En pleno tiempo de terror, crímenes de odio y torturas, estas palabras adquieren peso de manifiesto y de voz de miles.
    Quizás las travestis fueron el emblema de resistencia LGBTI -y también un capítulo importante en la resistencia urbana- al régimen. Defendieron su espacio en la esfera pública: la escalinata Antequera, poniendo el cuerpo, y, ese cuerpo. Por ello sufrieron duras torturas.

    Apuntes 2

    La transición democrática fue una salida colectiva del clóset: sindicatos, partidos, movimientos estudiantiles, de mujeres, de campesinxs, indígenas, trabajadorxs. Orgías organizacionales y callejeras protagonizaron los años 90.

    Se retomaron históricas luchas y se emprendieron otras nuevas, la resistencia a esquemas dictatoriales emergía con fuerza ante las amenazas.

    A su tiempo la lucha LGBTI se sumó al torrente[4]. Si bien la lucha política GLTBI se enmarcó en líneas más institucionales de trabajo (con alianzas con ONGs y organismos internacionales), y las reivindicaciones estuvieron centradas en lograr ampliaciones o conquistas de derechos en los marcos del Estado, la Marcha por el Orgullo logró posicionarse como expresión política social amplia. Se convirtió en una fija del calendario “militante” asunceno, y en una de las marchas netamente urbanas con mayor convocatoria. Pero su diferencial es la gran diversidad que convoca, no solo por encontrarse la diversidad LGBTI, sino por la amplitud ideológica y política: partidos de izquierda, centro, organizaciones sociales de mujeres, estudiantiles, sindicales, de DDHH, de trabajadorxs, feministas y más.

    Apuntes 3
    Hoy la apuesta de parte del movimiento LGBTI, como parte del movimiento social, es asumir la propia historia. Apuntar a la construcción de fechas locales para celebrar y reconocer, para dar su espacio a lxs que ya empezaron esta lucha, y continuarla reconociendo a todxs lxs que hicieron y hacen parte de ella.

    Por este compromiso en el 2010 la Marcha saluda con respeto y reconocimiento a Stonewall, agradeciéndole el soporte de sentido brindado todos estos años. Y recibe con mucho Orgullo a la carta pública de septiembre de 1959, por lo que significó y significa en esta construcción de nuestro sentido democrático, que todavía cuesta tanto.

    Epígrafe de la foto: La marcha del Orgullo LGTBI este año se realizará el 2 de octubre.

    [1] Informe Final, Algunos Casos Paradigmáticos, Tomo VII, Comisión de Verdad y Justicia pág. 174
    [2] Idem pág. 173
    [3] Para leer sobre el caso Aranda ver: http://www.108memorias.wordpress.com [4] El 28 de junio del 2003 se realizó el primer acto público organizado el Grupo de Acción Gay Lésbico (GAGL) con algo de miedo pero con alta participación. Desde el 2004 en adelante cada año en esa fecha se realizó la Marcha por el Orgullo LGBTI.
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  13. MATRIMONIO GAY, UN DERECHO CIUDADANO
    por Alfredo Jaeggli *

    Lejos de ser conservadores en lo social y económico, los liberales somos más bien progresistas, puesto que trabajamos para lograr la mayor libertad individual de los ciudadanos. El Estado es un colectivo que debe aglutinar a todas las individualidades garantizando sus libertades, entendiendo que estas nunca impedirán el desarrollo de terceros.

    Mientras el Estado no reconozca las relaciones de pareja entre dos hombres o dos mujeres y las familias que estas parejas forman en igualdad de condiciones, con los mismos derechos, la misma dignidad y el mismo respeto, habrá un mensaje simbólico muy fuerte, emanado de la autoridad pública, que dice que esas parejas, y por lo tanto quienes las forman, no merecen el mismo respeto como personas, por lo que se violan varios principios constitucionales.

    Muchos sostienen que el matrimonio es solo una cuestión entre hombres y mujeres, pero esto no todo el tiempo fue así en la historia de la humanidad, inclusive hoy en otros países no lo es; por lo tanto existe la posibilidad cultural de un matrimonio entre personas del mismo sexo.

    La cultura determina el uso de la lengua, por ejemplo: Matrimonio viene de mater, pero también de monium, que significa gravamen, por la mayor carga que llevaba la mujer, según la idea de matrimonio que tenían los antiguos: los matrimonios de hoy son diferentes a los de la época del Imperio romano.

    Si nos rigiéramos por la etimología para determinar los alcances de una institución jurídica, el patrimonio y la patria potestad, que vienen de pater, deberían ser exclusivos de los varones, como de hecho lo eran antiguamente. El salario debería pagarse en sal y a eso que cobramos en dinero tampoco podríamos llamarle sueldo, que era la retribución que recibían los soldados. Familia, otra palabra importante para este debate, viene de famulus, que significa sirviente o esclavo, y era antiguamente el conjunto de las propiedades del pater familias, incluyendo esclavos y parientes.

    La procreación es otra falsa excusa. Si la finalidad del matrimonio es la procreación debería prohibirse el matrimonio a las personas estériles o a las mujeres después de la menopausia. Sería necesario instaurar un examen de fertilidad previo al casamiento y que cada pareja jure que va a procrear, bajo pena de nulidad si no lo hiciere en un determinado plazo.

    El matrimonio no es un contrato religioso, sino uno entre particulares ante un Estado a modo de garantizar sus derechos. Lo fue antes de que la religión lo adoptara y lo transformara en un sacramento por razones políticas y económicas. Y recién en el siglo IV, en Roma, el matrimonio homosexual fue prohibido por decreto del emperador, luego de la adopción del cristianismo como religión del Imperio.

    También es una mentira que destruirá la familia. Es justamente el mismo argumento que usaba la Iglesia en tiempos pasados, “el matrimonio civil va a destruir la familia”, se demostró falso. O este otro: “la ley de divorcio va a destruir la familia”. La cuestión no puede resolverse por medio de la doctrina religiosa, pues esta es particular y no afecta a todos los ciudadanos. Debe tratarse en el ámbito legislativo, pues las leyes son una garantía para todos los ciudadanos, independientemente de sus creencias religiosas y convicciones ideológicas.

    La legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo no afecta en nada a las parejas heterosexuales, e incluye y reconoce los mismos derechos a las parejas homosexuales. De modo que fortalece la familia, porque amplía la protección del Estado a miles de familias que hoy están desprotegidas.

    Ya he leído durante el fin de semana que algunos sostienen que no es natural. Biológica e históricamente está comprobada posibilidad de la homosexualidad; es parte de la naturaleza de los seres humanos, entre otras especies. Muchas veces se confunde mayoría con normalidad y minoría con anormalidad.

    La institución del matrimonio no es natural sino cultural. El matrimonio homosexual es tan antinatural como el matrimonio heterosexual. Los animales no se casan, ni se heredan, ni son fieles ni sacan un crédito para comprar la casa. La patria potestad, el apellido, la herencia, la obra social, los derechos migratorios, los bienes gananciales son invenciones humanas, por lo tanto culturales.

    Debemos eliminar del Código Civil la cláusula discriminatoria que impide que dos varones o dos mujeres se casen. Inclusive llamarse unión civil a esos matrimonios sería una forma de insinuar que no valen lo mismo. Cuando una persona homosexual alquila un departamento, firma un contrato de alquiler, no de vínculo inmobiliario homosexual; del mismo modo, cuando se casa, no hay razón para ponerle otro nombre que matrimonio.

    ¿Por qué se tienen que casar? Porque el matrimonio es la institución jurídica que protege los derechos de las parejas y de las familias, y su valor va mucho más allá de los aspectos cuestionables que tenga. Es un imperativo categórico de igualdad ante la ley.

    (*) Senador de la Nación. Presidente de la Fundación Libertad.
    20 de Julio de 2010 2

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  14. diego lacoste
    Referente a la poligamia, ¿cómo se puede solicitar un arcaísmo y al mismo tiempo acusar al estado de arcaico por no otorgarlo? ¡Es como proponer una idea que ya tuvo su época, fue nefasta para las mujeres, y todavía querer aparecer como innovador por querer reinstaurarla! En vez de un «aren»(sic) lo que hace falta tal vez sea volver al arenero.
    La monogamia matrimonial no se trata de cuántas personas uno quiera fornicar, sino de cuántas personas uno quiere que su cónyuge fornique. Y sí, la monogamia puede no ser natural, pero lo celos sí lo son: todos queremos encamarnos con la mujer del vecino, pero no que el vecino se encame con la nuestra (para los creyentes que utilizan la inminente poligamia como argumento contra el matrimonio gay: dios no quiere que adoremos a otros dioses ni que deseemos la mujer del prójimo; ¡cielos, qué divino el celo!). Lo de ovejas y vacas casadas no merece ni ser respondido pero gracias por hacerme reír por un segundo con la imagen mental de una pareja formada por José, Emilio y un panda.

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  15. RAFAEL LUIS MIGUEL ANGEL FRANCO
    Y así como aprueban el casamiento homo por qué no aprobar otras tendencias; ya hablan de poligamia, está bien, y no sólo un hombre y varias mujeres, también podría ser un hombre con hombres y mujeres a la vez, si le da el cuero al marido denle para adelante. También están los que le gustan los animales, así que se podría reconocer el matrimonio entre un hombre y una oveja, muy popular, y una mujer con un burro, un clásico; y en estos últimos también se debería aceptar la poligamia. Porque al final, eso de andar casado siempre con la misma mujer, tener hijos, alimentarlos, preocuparse por su educaciòn, con lo cara que cuesta, para que después te abandonen y te vengan un día con los nietos; es algo muy aburrido. Háganle caso al senador Alfredo Jaegli, el nuevo Sócrates.

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  16. EMILIO ENRIQUEZ BORDON
    Cierto Senador yo propugno que se incluya en la ley la poligamia, eso siempre fue así, solamente vino el cristianismo y nos impusieron la monogamia, es una discriminación que pudiendo yo mantener a 2 o 3 mujeres no me permitan o que una mujer quiera tener 2 o 3 maridos, cual es el problema, los que queremos ser polígamos nos sentimos discriminados, no recibimos igualdad de trato ante la ley así como los homosexuales o los heterosexuales que es una opción sexual la poligamia también lo es y no va a atentar contra la familia al contrario lo va a fortalecer asi como una familia de homosexual o heterosexual, por que va a ser una unión donde impere el amor y el respeto y además siempre hubo hombres y mujeres que tienen mas de una pareja, por lo tanto lo que queremos hacer con esta ley es legalizar esto que es un secreto a voces además a diferencia de los homosexuales somos mayoría, ni siquiera somos minoría, así como los animales tienen un aren y nadie le cuestiona nada , entonces debemos concluir que la monogamia es una invención del hombre por lo tanto es cultural. Propongo firmemente que la poligamia sea legalizada para que el Estado nos proteja, nos sentimos discriminados en este Estado arcaico.
    Yo no pedí la poligamia solo para los hombres también para las mujeres, vos de entrada ya me estas discriminando por no me entiendes pué, no entendes mi opción sexual, pero me enseñaste algo %u201Caceptar el matrimonio gay es innovador%u201D, no la poligamia que tanto dañó a la mujer, claro el matrimonio gay va a beneficiar al hombre y la mujer y va enaltecernos como persona como ser humano. A quienes tenemos que enterrarles con arena son a los degenerados

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  17. Me quiero casar con un hombre

    Posteado por Jorge Torres Romero

    Qué haríamos si un hijo varón viene a plantearnos esto: “Papá, me quiero casar con José. Es un divino a quien conocí en la universidad… Hace meses que estamos saliendo. Yo lo amo y decidimos casarnos, vivir juntos, adoptar un hijo y formar una familia”.

    ¿Cuál sería la reacción? ¿Habrá un padre que diga: ¡Qué bueno hijo!, estoy contigo. Dejame que te ayude para que vayas a Buenos Aires, porque sabés que este país es una mierda y acá todos tienen todavía la mente cuadrada, y no son capaces de entender un sentimiento tan humano como es el amor”? O tal vez otros padres dirán: “¡No puede ser! ¿Por qué a mí? ¿Qué hice para merecer esto?”.

    Ambas posiciones podrían ser consideradas una exageración, pero no es menos cierto que delante de una cuestión tan trascendental y decisiva de la existencia, uno debe asumir una postura. Se está o no de acuerdo. Lo que más molesta son esas personas que quieren estar bien con Dios y con el diablo.

    O, lo que es peor aún, la famosa expresión de algunos que se las dan de “abiertos”: ESTOY DE ACUERDO CON EL MATRIMONIO HOMOSEXUAL porque soy un PRO, soy un liberal, de mente abierta, la Iglesia me chupa un huevo, yo tengo mis ideas, tengo muy buenos amigos gay y si se quieren casar todo bien, SIEMPRE Y CUANDO NO SE METAN CONMIGO.

    Y es aquí donde aparece un punto importante. Para muchos es muy fácil opinar, pero SIEMPRE Y CUANDO NO SE METAN CONMIGO. Sin embargo, el homosexual es la persona que más necesita que te metas con él, no desde el punto de vista carnal, sino desde lo humano.

    Por eso les planteaba el post con este título. ¿Qué dirán esos que defienden el matrimonio homosexual, cuando uno de sus hijos les plantea su intención de casarse con una persona de su mismo sexo? Por supuesto, si son padres de verdad, NUNCA le dejarán sólo al hijo o hija, y hasta le pueden acompañar, pero ello no implica aceptar esta relación como una cuestión NORMAL.

    Es precisamente en este punto donde se instala el debate, puesto que se pone en juego la realidad misma donde lo que para algunos es verdadero y real; para otros no. Es lo que se denomina relativismo, “donde cada uno tiene su verdad”. Por eso no vale la pena plantear la cuestión como una puja de poderes, ya que, al final, todos perdemos… como se evidencia en este momento en la Argentina, donde la sociedad está dividida.

    Acá no se puede ignorar la ley natural y, dentro de ese contexto, el concepto mismo de lo que conocemos como “matrimonio”, tiene como fundamento la unión entre un hombre y una mujer; y esto, aunque una ley diga lo contrario, no pondrá cambiarse, porque es la naturaleza la que determina. Claro que me puedo enamorar de una persona de mi mismo sexo, pero el sentimiento no puede servir de parámetro para legislar, también se debe apelar a la razón.

    La familia es una institución, nada menos que el núcleo de toda sociedad y, como tal, debe ser precautelada. No debemos olvidar que su razón de ser entre otras cosas es preservar la especie y, para ello, es necesaria la unión de un hombre y una mujer, pues hasta la fecha -que yo sepa, al menos-, para procrear es imposible prescindir del esperma masculino y el óvulo femenino.

    Entonces, no podemos permitirnos pervertir la ley natural en nombre de una “minoría” o, simplemente, por una cuestión demagógica. Hay que ser claros en la vida.

    Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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  18. El problema no es la Iglesia, sino la realidad de las cosas

    La nota no podría ser más explícita: el vicepresidente Federico Franco, preguntado sobre el matrimonio gay, manifestó su postura en contra, argumentando que no responde a sus «convicciones cristianas». Es que el matrimonio, siguió diciendo, es un «sacramento» y «yo soy católico». A primera vista la postura parecería no presentar objeción, pero la misma pone a los católicos y a la Iglesia o a los cristianos defendiendo una postura ideológica más. Es como decir «Yo estoy en contra de tal hecho porque soy católico». El catolicismo cree en eso, luego uno debe estar en contra. ¿Pero acaso es esto lo que dice la Iglesia, o por lo menos, Benedicto XVI?

    Me temo que es algo diferente. La cuestión no es la defensa corporativa de ciertos valores porque ellos son presuntamente católicos, el del matrimonio o la vida, sino que ellos son tales, pues han estado ahí, enfrente a nuestra vida, y han sido parte de la realidad a lo largo de la historia, independiente de nuestra confesión de fe. La tradición cristiana y la Iglesia solo los han asumido y purificado, por aquello de que la gracia perfecciona la naturaleza.

    Pero hay algo más, y preocupante en esa forma de pensar, y es la siguiente: que a la realidad de las cosas no se las confronte con una experiencia, sino con el «argumento» correcto. Es la seguridad doctrinal como sustituto de la experiencia vital. Y así se convierte a la Iglesia en un gueto productor de argumentos doctrinarios de manera exclusiva, que muestran el error de los otros, pero no una propuesta de vida que se verifica en la realidad.

    Es que se ha olvidado que una pedagogía cristiana es también una realidad y camino humano; algo que hace feliz al corazón de todos. Eso es el punto que no se repara en la situación actual: que la cuestión del matrimonio gay (como también la del aborto) no son cuestiones «morales» sino existenciales: el matrimonio gay, por ejemplo, es también un intento de buscar la felicidad aunque, es cierto, golpeando puertas, que no corresponde con la realidad de las cosas. Por eso el tema no deviene en que «eso es lo que piensa la Iglesia», sino más bien eso no nos lleva a lo que las cosas testimonian en su realidad misma.

    ¿Pero, a qué realidad nos referimos? A la de la existencia humana. Por ejemplo, que la polaridad, la complementariedad de los seres humanos y el sentido de plenitud última son difíciles de realizarse entre personas del mismo sexo. Que la realidad de la sexualidad no es, como se pretende, la de un «género que se construye» de manera exclusiva sino también una realidad dada. Ese «constructivismo» postmoderno es, ironías aparte, un prejuicio iluminista; el que «el alma de las personas no tiene sexo». Pero la realidad no es igualitaria sino justa, se ajusta a lo que la condición humana es. Por eso Erich Fromm advertía que la frustración, en última instancia, del amor homosexual -cuasi desencarnado- es mayor que el heterosexual y que el mismo podría conllevar a situaciones de mayor ansiedad y desesperación. El pecado del mundo actual es una crisis frente a la realidad de las cosas; de una confrontación acerca de cómo las cosas son intrínsecamente. Y pecado en su significación existencial plena, es la separación del ser humano de algo que lo hace feliz. Así, en términos sicológicos, lo pecaminoso impide el deseo de plenitud que anida en todo corazón humano. Es por eso por lo que solo un afecto como el amor de pareja entre no iguales es la única fuerza que lleva a esa búsqueda de la persona.

    Eso es lo que Benedicto XVI trata de anunciar: la realidad y las circunstancias de nuestra condición humana son la ocasión para encontrarnos con la plenitud que viene de Cristo. Por eso la Iglesia se «opone» al matrimonio gay, no porque contradiga a nuestras convicciones cristianas sino a nuestra experiencia humana. Ello conlleva una fidelidad a la realidad, a lo que somos y a lo que se nos da. De ahí, como dijo el Cardenal Bergoglio, con algo así perdemos todos, pues engañamos a nuestra humanidad.

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  19. Matrimonio gay

    Por Moneco López -molopez@uhora.com.py |

    Ya empezamos con una injusticia contra las lesbianas.

    Ellas no caben en la definición que tiene la palabra «gay», que significa, más o menos, alegre, y siempre ha sido usada con los varones.

    Deberíamos hablar de matrimonio homosexual o matrimonio igualitario como lo definen en la Argentina.

    Pero a favor de la brevedad, insistiré con la palabra inglesa.

    De paso, las pobres lesbianas ya fueron intimadas por las autoridades de la isla de Lesbos (ubicada en el Mar Egeo, frente a Turquía, y antigua patria de Safo, la poetisa que cantaba y practicaba el amor hacia sus pares féminas) a dejar de usar lo que para ellas es su gentilicio. Es decir: lesbiana es habitante o institución femenina de Lesbos.

    El pleito está vigente y sin definición aún. Curiosamente, los varones de Lesbos se abstienen de cualquier opinión.

    Pero vamos al grano: ¿para qué cornos quieren casarse los homosexuales, de cualquier sexo?

    Los héteros de los dos sexos oficiales opinan que apoyan el casamiento gay sólo porque es injusto que ellos y ellas estén libres del famoso yugo matrimonial.

    A cualquier pareja heterosexual que se muestre unida por más de un año, sin casarse, le caen incansablemente con la pregunta: «¿y cuándo vamos a comer sopa?»

    Además, en el nudo de la ceremonia de casamiento gay, nunca sonará bien por ejemplo «los declaro marido y marido» Y más argel todavía, «el novio puede besar al novio».

    Aparte, hay otras pequeñas ceremonias esenciales al casorio que están en duda: ¿quién tirará el ramo de flores o la liga? ¿Lo harán juntos, habrá dos ramos o dos ligas? Y sobre todo, en la luna de miel, ¿quién alzará a quién para llevarlo al tálamo?

    Y ya que hay espacio, las toallas de baño con las leyendas «Él» y «Ella», ¿van a pasar a «Él y Él» o «Ella y Ella»? ¿Quién debe sacar la basura? ¿Quién debe levantarse a ver si entró no un ladrón a la casa? ¿Quién es el que pueda ganar más que el otro sin quebrantar la paz del hogar? ¿Quién dirá «vos me querés»? o la pregunta más traicionera de todas: ¿Vos me ves gordo (o gorda, según sea el caso)?

    En un terreno más paraguayo y modesto, ¿a nombre de quién estará la libreta del almacén del barrio?

    Si un miembro de la pareja es invitado a una fiesta, ¿debe llevar indefectiblemente al otro? O si ambos salen, ¿quién debe abrirle la puerta del coche al otro?, ¿o quién debe ponerle la silla al otro al sentarse a una mesa?

    El asunto queda pendiente. O queda abierto, depende.

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  20. Anuncios de contactos

    Muchos aplaudimos el veto del Gobierno español a la publicación de anuncios sexuales en la prensa. Pero nos sorprende que mientras considera indigno el ejercicio del meretricio profesional, promueva la prostitución gratuita de nuestras hijas empujándolas a probar el sexo desde la escuela, proporcionándoles preservativos y anticonceptivos, facilitando al máximo la adquisición de la píldora abortiva del día después y el aborto libre. ¿Es que es más digno ofrecerse gratis al compañero de clase o de trabajo? El dinero no cambia el hecho. Si bien a algunas se les da bien las transacciones mercantilistas con su cuerpo, otras se exhiben semidesnudas en nuestras calles siguiendo una moda absurda, sin diferencia de atuendo con las prostitutas que reclaman clientela despojadas de gran parte de sus vestimentas y que cobran por sus servicios.

    Eva N Ferraz
    Barcelona
    España
    DNI 46119635
    T 932004753
    Bori Fontestá 23

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    1. Estimada Eva, creo que hay varias cosas en tu mensaje que no necesariamente se dan juntas. Que desde la escuela se distribuyan preservativos y anticonceptivos no es algo para promover la prostitución. Si esta se va a promover, no hacen falta esas cosas y si no las dan en la escuela, no creas que no se conseguirán fuera. Lo de la escuela es para que las niñas no salgan embarazadas con las relaciones sexuales, y si es posible, que tampoco salgan enfermas en caso de contagios, ni ellos tampoco. ¿Es eso malo? Facilitar la pildora que llaman «del día después» evita inclusive que pueda haber embarazo por si acaso el anticonceptivo no funcionara. ¿Es eso perjudicial? ¿O es preferible que la muchacha quede embarazada? Hay la objeción de algunos que piensan que ya una célula óvulo fecundado es un «ser humano», pero es una creencia no solo absurda sino peligrosa, porque, impidiendo tomar esa pildora el día después, puede que sí se desarrolle el embrión. Por otro lado, lo de la prostitución y la exhibición, es un problema que debe ser tratado donde se da, y por las características que mencionas, debe ser sencillo de detectar, porque en general ni siquiera la mayoría de las prostitutas, ya en la calle o las que se consiguen por otros medios, andan así en público. A lo más, visten sexy, pero no semidesnudas, aunque quizá en Europa eso sí suceda, pero por lo que hay en información, inclusive las que andan así es en ciertos sectores específicos de las ciudades. Por cierto que no solo andan algunas de ellas así, sino también de homosexuales, vestidos de mujer, y que es fácil confundirlas con las chicas.

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  21. Declaración Ciudadana por la Vida y la Familia

    Los firmantes, abiertos al diálogo con nuestros conciudadanos de buena voluntad, queremos manifestar públicamente que adherimos a los siguientes principios y valores fundamentales para la convivencia social:

    La dignidad de la vida humana debe ser protegida sin distinciones de ningún tipo desde su concepción hasta la muerte natural.

    [Derecho a la vida] La vida del ser humano es siempre un bien. La vida de todo ser humano es inviolable desde el inicio de su existencia en la fecundación hasta su muerte natural. Esta inviolabilidad se expresa, en términos jurídicos y sociales, en el denominado “derecho a la vida”.

    [Dignidad del ser humano] Cada ser humano, posee una intrínseca dignidad con independencia de su edad, sexo, raza, religión, rasgos físicos o genéticos, origen o condición socioeconómica.
    [Reconocimiento jurídico-positivo del derecho a la vida] El derecho a la vida del ser humano desde su concepción ha sido expresamente reconocido por el derecho argentino en su Carta Magna y en los Tratados Internacionales de Derechos Humanos (Arts. 29, 33, 75 inc. 22, 75 inc. 23 de la Constitución Nacional). También en numerosas leyes y disposiciones nacionales y provinciales. La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha ratificado esta inviolabilidad de la vida humana (Fallo “Portal de Belén”).
    [Derecho a la vida y derechos humanos] El derecho a la vida es el presupuesto de todos los derechos. Su privación implica la supresión o negación de todos los demás derechos humanos. Por ello, nadie, ya sea juez, legislador, funcionario o simple ciudadano, tiene derecho a disponer, bajo ningún pretexto, de la vida de un ser humano.
    [La injusticia del aborto] El derecho protege la vida humana por nacer en todos los niveles: penal, civil, administrativo. El aborto procurado es siempre una conducta injusta que priva a una categoría de seres humanos, los niños por nacer, de su derecho a la vida. En tal sentido, la despenalización del aborto equivale, en los hechos, a su legalización y se configura como gravemente contraria a la dignidad del ser humano, a sus derechos fundamentales y a la misma Constitución Nacional.
    [Aborto y discriminación] Todos los hijos, sin distinción de origen o nacimiento, tienen igual derecho a la vida (Art. 3°, Convención sobre los Derechos del Niño). No es lícito discriminarlos según sean “deseados” o “no deseados”. La despenalización o legalización del aborto introduce en la dinámica social mecanismos de exclusión y discriminación entre los niños por nacer.

    [Apoyo a la mujer, niñez y adopción] Es necesario un renovado compromiso del Estado y de las organizaciones de la sociedad civil para brindar el apoyo (sanitario, habitacional, económico, psicológico, espiritual) a toda mujer que ha sufrido un ataque a su integridad sexual. A tal fin, en el supuesto de un embarazo que se origina en una violación, es compromiso ineludible ayudar a la víctima a llevar a término su embarazo. En el caso que se viere imposibilitada de asumir la crianza de su hijo luego del nacimiento, apoyarla integralmente para que pueda asumir y desarrollar la maternidad. Si la madre no está en condiciones de cuidar a su hijo, ella le habrá dado la posibilidad de vivir y de ser criado por una de tantas familias que anhelan tener hijos y no pueden concebirlos.

    [Promoción de la vida] La dignidad de cada ser humano merece medidas positivas de promoción, ya sea desde el nivel estatal como desde la sociedad civil, particularmente en los desafíos más urgentes como la pobreza, la desnutrición infantil, la trata de personas, la droga-dependencia, la manipulación biotecnológica, etc.
    El Estado y la sociedad tienen el deber de proteger el matrimonio, comunidad de vida y amor entre un varón y una mujer.

    [La institución matrimonial] El matrimonio se funda en el vínculo, libre, permanente y exclusivo entre un varón y una mujer, en orden a la ayuda mutua y a la procreación y educación de los hijos. Conforma un auténtico bien para la sociedad. El vínculo matrimonial responde a un dato fundamental de la realidad humana: su condición sexuada. No es fruto del arbitrio humano, ni se puede reconfigurar según las épocas, culturas o intereses de grupos particulares.

    [El matrimonio y su relevancia social] La íntima vinculación entre amor y vida que caracteriza al matrimonio, y que da origen a la familia, hace de él una realidad de una enorme relevancia social. El matrimonio es el ámbito privilegiado donde no sólo se genera la vida humana, sino también se la acoge, gesta, fortalece y humaniza. Allí la persona se capacita para entablar vínculos interpersonales y para desempeñarse en la sociedad desplegando sus dones y capacidades.
    [Matrimonio y protección jurídica] El matrimonio es una institución social con perfiles jurídicos precisos. Cumple con vitales funciones sociales, por lo que merece protección del Estado. Las uniones entre personas del mismo sexo son esencialmente distintas e incompatibles con la institución matrimonial fundada en la unión de varón y mujer. Tales uniones no prestan la misma función social ni pueden ser equiparadas al matrimonio.
    [El matrimonio en el derecho constitucional] La Constitución Nacional promueve la familia fundada en el matrimonio (cf. artículos 14 bis y 20 de la Constitución Nacional). A la luz de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, la noción constitucional de matrimonio refiere a la unión de varón y mujer. Cualquier modificación del Código Civil (art. 172) que eliminara el requisito de heterosexualidad para la celebración del matrimonio sería inconstitucional.

    [Política familiar] Las funciones sociales del matrimonio suponen una responsabilidad para sus miembros, en la que deberían ser ayudados por la sociedad. La autoridad civil, ha de considerar como deber prioritario el reconocimiento de la verdadera naturaleza del matrimonio y la familia. Es necesario desarrollar políticas tendientes a fortalecer y ayudar a la perdurabilidad de los lazos. El matrimonio debe ser protegido y ayudado con políticas de fomento, seguridad social, económicas y tributarias (Art. 14 bis CN y Tratados Internacionales concordantes).

    Los niños tienen derecho a crecer en una familia fundada en la unión estable entre varón y mujer y a ser educados según las convicciones de sus padres.

    [El derecho del niño a crecer en una familia] La familia integrada por un padre y una madre es el mejor ámbito para el desarrollo pleno del niño. Con ese fin el Estado ha de adoptar medidas de promoción y consolidación del matrimonio. Es importante establecer redes de contención para las parejas en conflicto y ayudar a los padres para que puedan ellos a su vez estar a la altura del don maravilloso de la paternidad y maternidad.
    [El derecho del niño a ser educado por sus padres] El niño tiene derecho a ser educado por su padre y su madre, quienes a su vez, tienen la responsabilidad de guiar la educación de sus hijos conforme a sus convicciones. La Constitución Nacional y los Tratados Internacionales de Derechos Humanos reconocen la responsabilidad primaria e indelegable del padre y la madre en lo concerniente a la educación de sus hijos (cf. artículo 75 inc. 19 Constitución Nacional y tratados con jerarquía constitucional).
    [El niño desamparado y la adopción] En los casos en que, por diversas circunstancias debidamente justificadas, el niño se encuentra en situación de desamparo, la adopción se presenta como una institución privilegiada para garantizar al niño su derecho a crecer en el seno de una familia formada por un padre y una madre. La pretensión de adopción por parte de dos personas del mismo sexo desdibuja la finalidad de esta institución, que deja de estar en función del interés superior del niño.
    [Apoyo a la niñez] Ante las situaciones de particular vulnerabilidad de la niñez y la familia, es necesario el apoyo de la sociedad y la autoridad política, a fin de garantizar la dignidad y derechos fundamentales de cada ser humano.

    Foro UCA Vida y Familia Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas

    de la República Argentina

    Instituto de Familia y Vida “Juan Pablo II” Instituto para el Matrimonio, la Familia y la Minoridad

    Universidad Católica de Cuyo, Sede San Juan

    Centro para la Defensa de la Vida y la Familia

    Universidad Católica de la Plata

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  22. Sobre el bien inalterable

    del Matrimonio y la Familia

    Al pueblo de Dios y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

    1. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (cf. 1 Tm 2,4). Por eso estableció con el hombre un diálogo de salvación, que culminó en el encuentro con Jesucristo, Señor nuestro y compañero de camino. La Iglesia está llamada a extender este diálogo a la convivencia humana. El diálogo para ser fecundo debe ser claro, afable, sencillo y confiado. Todo esto lleva implícito el respeto a la persona que vive, siente y piensa de un modo diferente. Todos estamos llamados al amor de Dios. La claridad del diálogo exige un discernimiento en orden a reconocer la verdad, sobre la cual los pastores no podemos callar. Esto no supone menosprecio ni discriminación.

    2. El ser humano ha sido creado a imagen de Dios. Esta imagen se refleja no sólo en la persona individual, sino que se proyecta en la complementariedad y reciprocidad del varón y la mujer, en la común dignidad, y en la unidad indisoluble de los dos, llamada desde siempre matrimonio. El matrimonio es la forma de vida en la que se realiza una comunión singular de personas, y ella otorga sentido plenamente humano al ejercicio de la función sexual. A la naturaleza misma del matrimonio pertenecen las cualidades mencionadas de distinción, complementariedad y reciprocidad de los sexos, y la riqueza admirable de su fecundidad. El matrimonio es un don de la creación. No hay una realidad análoga que se le pueda igualar. No es una unión cualquiera entre personas; tiene características propias e irrenunciables, que hacen del matrimonio la base de la familia y de la sociedad. Así fue reconocido en las grandes culturas del mundo. Así lo reconocen los tratados internacionales asumidos en nuestra Constitución Nacional (cf. art. 75, inc. 22). Así lo ha entendido siempre nuestro pueblo.
    3. Corresponde a la autoridad pública tutelar el matrimonio entre el varón y la mujer con la protección de las leyes, para asegurar y favorecer su función irreemplazable y su contribución al bien común de la sociedad. Si se otorgase un reconocimiento legal a la unión entre personas del mismo sexo, o se las pusiera en un plano jurídico análogo al del matrimonio y la familia, el Estado actuaría erróneamente y entraría en contradicción con sus propios deberes al alterar los principios de la ley natural y del ordenamiento público de la sociedad argentina.

    4. La unión de personas del mismo sexo carece de los elementos biológicos y antropológicos propios del matrimonio y de la familia. Está ausente de ella la dimensión conyugal y la apertura a la transmisión de la vida. En cambio, el matrimonio y la familia que se funda en él, es el hogar de las nuevas generaciones humanas. Desde su concepción, los niños tienen derecho inalienable a desarrollarse en el seno de sus madres, a nacer y crecer en el ámbito natural del matrimonio. En la vida familiar y en la relación con su padre y su madre, los niños descubren su propia identidad y alcanzan la autonomía personal.

    5. Constatar una diferencia real no es discriminar. La naturaleza no discrimina cuando nos hace varón o mujer. Nuestro Código Civil no discrimina cuando exige el requisito de ser varón y mujer para contraer matrimonio; sólo reconoce una realidad natural. Las situaciones jurídicas de interés recíproco entre personas del mismo sexo pueden ser suficientemente tuteladas por el derecho común. Por consiguiente, sería una discriminación injusta contra el matrimonio y la familia otorgar al hecho privado de la unión entre personas del mismo sexo un estatuto de derecho público.
    6. Apelamos a la conciencia de nuestros legisladores para que, al decidir sobre una cuestión de tanta gravedad, tengan en cuenta estas verdades fundamentales, para el bien de la Patria y de sus futuras generaciones.
    7. En este clima pascual, y al iniciar el sexenio 2010-2016 del Bicentenario de la Patria, exhortamos a nuestros fieles a orar intensamente a Dios Nuestro Señor para que ilumine a nuestros gobernantes y especialmente a los legisladores. Les pedimos también que no vacilen en expresarse en la defensa y promoción de los grandes valores que forjaron nuestra nacionalidad y constituyen la esperanza de la Patria.

    99ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina

    Pilar, El Cenáculo, 20 de abril de 2010

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  23. Estimados,

    A pesar del Mundial de Futbol, el miércoles 14 de julio de 2010 puede llegar a ser uno de los días más tristes de los argentinos como comunidad. Depende de nostros que así no sea.

    Si se aprueba el proyecto de ley de matrimonio homosexual habremos renunciado como nación a que nuestra sociedad se estructure en base a una familia formada por varón y mujer, le habremos quitado el derecho a los hijos de este país a tener padre y madre.

    ¿Qué podemos hacer? Muchas cosas.

    En Capital Federal y parte del Gran Buenos Aires, si bien se cuenta con el apoyo de los respectivos obispos, esta tarea ha sido encomendada a los laicos. Son muy pocos los comprometidos y es mucho el trabajo para hacer:

    – Por supuesto convocar y participar de la marcha a favor de la familia prevista para el 13 de julio a las 18.30 en el Congreso. El objetivo es que participen todos, colegios, parroquias, asociaciones, clubes, etc.

    – Ver que se está haciendo al respecto en los colegios de nuestros hijos. Hay material para los chicos, para los profesores, para los padres. Hay actividades de voluntariado en las que puede contribuir cada uno. Para cualquier duda o consulta por Inés Franck ines_franck@yahoo.com.ar, ines_franck@uca.edu.ar.

    – Ver que se está haciendo en nuestras parroquias. Hay materiales de difusión para parroquias también. En caso de ser una parroquia en Capital contactarse con Javier Anzoategui javanzoategui@gmail.com En caso de ser en provincia con Rosario Pelliza ro_pelliza@yahoo.com.ar.

    – Contruibuir con los gastos de promoción, convocatoria, organización y traslados de la marcha y las distintas actividades. Ver descripción abajo.

    Para aportar fondos por favor depositar en la cuenta de la Asociación Civil Pro Familia. Instrucciones para realizar el depósito bancario correspondiente a nombre de la Asociación Civil en Defensa y Promoción de la Familia- PROFAMILIA

    Banco HSBC
    Cta Cte. En pesos 602320759/8
    Suc. Uruguay
    CBU: 1500602000060232075982
    CUIT. 30-66203616-8

    o contactarse con Alejandro Taussig ataussig@quoin.com.ar o conmigo nperkins@estudiocardenas.com

    – Firmar la declaración ciudadana. Juntar firmas para la declaración ciudadana.
    – Participar de las distintas actividades, marchas, manifestaciones que se están organizando. Para más información contactarse con fliasargentinas@gmail.com
    – Participar en las páginas de internet que hay al respecto http://www.facebook.com/argentinosporloschicos, o en los foros de lanaciononline o de clarin.com
    – Grupos Misioneros o Jóvenes se pueden contactar con argentinosxloschicos@gmail.com o monederomartin@hotmail.com
    ¿Qué se está haciendo?
    – Voluntarios están recorriendo los cientos de colegios y parroquias en Capital y Gran Buenos Aires concientizando y organizando para que se participe de la marcha. El objetivo es que cada parroquia aporte al menos 2 colectivos.
    – Argentinos por los Chicos, imprimió 750 pasacalles repartidos en más de 30 ciudades de todo el país, y estarán presentes todos los días de aquí al 14 en aprox. 90 puntos en todo el país. Tiene stands móviles para repartir folletos e información. Está organizando la eventos en Buenos Aires y más de 11 provincias. Armando páginas de internet, campañas de concientización, etc.
    – Se está editando el libro No es Igual para entregarle una copia a cada uno de los legisladores nacionales.
    – Se están grabando spots para radio y televisión
    – Se están haciendo remeras, folletos, panfletos, y si alcanzan los fondos calcamonías, y otros materiales.
    – Acton, Universidad Austral, la UCA están organizando ciclos de charlas y conferencias.
    El color identificatorio de estar a favor de la familia será el naranja. Se está trabajando codo a codo con los evangélicos (ACIERA), los adventistas, los mormones, los judíos y otros credos.
    Si llegaron hasta aquí, es porque la cuestión no les es indiferente. Por favor que no nos arrepintamos mañana por no haber luchado por esta causa. Si están de acuerdo circulen este mail.
    Nuestros padres hace más de 20 años lograron dar vuelta el Congreso Pedagógico. Ahora nos toca a nosotros.

    Aquellos que no tengan una opinión formada al respecto les pueden leer http://www.facebook.com/argentinosporloschicos#!/argentinosporloschicos?v=app_6009294086 Muchas gracias.
    Nico Perkins
    Argentinos por los Chicos

    PD: Algunas de las personas copiadas en este mail han colaborado y están colaborando mucho. A ellos muchas gracias.

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  24. DEFENSA DE MATRIMONIO NO ES CUESTIÓN RELIGIOSA, AFIRMA MONS. AGUER
    En las plataformas de los partidos que participaron de las últimas elecciones, en ninguna de ellas se proponía a la ciudadanía semejante alteración del Código Civil
    BUENOS AIRES, 21 Jun. 10 / (ACI)
    El Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, afirmó que la defensa del matrimonio y la familia no es una cuestión religiosa, y llamó a los argentinos a movilizarse a favor de estas dos instituciones para proteger el derecho de los niños a crecer en un hogar con un padre y una madre.
    «En este campo, hay otras religiones que también están de acuerdo con el orden natural de las cosas tal como lo percibe una conciencia rectamente formada. Se trata de un tema de razón natural y de sentido común sobre el cual una minoría ideologizada y militante procura cambiar el juicio de la población», señaló el Prelado durante el programa Claves para un Mundo Mejor.
    Asimismo, advirtió que «llama mucho la atención el afán con el cual el actual gobierno promueve la sanción del proyecto de ley» para legalizar el mal llamado matrimonio homosexual. «Es notable, porque en las plataformas de los partidos que participaron de las últimas elecciones, en ninguna de ellas se proponía a la ciudadanía semejante alteración del Código Civil y del ordenamiento jurídico y social de la sociedad argentina», indicó.
    El Prelado recordó el deber del Estado de tutelar el matrimonio entre un hombre y una mujer, y no de dar un estatuto de derecho público a las uniones homosexuales y equipararlo al matrimonio, porque ello implica una alteración de su esencia «y por consiguiente del ordenamiento jurídico de la sociedad».
    «Los problemas y las situaciones de diversa índole que se suscitan en la convivencia de dos personas, sean del mismo o de diferente sexo, pueden resolverse en el campo del derecho común. Pero aquí lo que se quiere es crear una institución de derecho público equiparable al matrimonio y con la capacidad de adoptar hijos invocando un principio de igualdad que confunde realidades diferentes y discrimina en contra de la naturaleza de las cosas», advirtió.
    Mons. Aguer señaló que «en la sanción de esta ley se juega algo extraordinariamente grave para el futuro de la sociedad argentina» y por ello es necesario que el pueblo reaccione y se manifieste públicamente a favor de la familia.
    «Por el derecho de los niños argentinos de las próximas generaciones a ser criados y educados por un papá y una mamá, de lo cual depende en buena medida el futuro de la Patria», exhortó.
    Fuente: ACI

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  25. Dios y la Virgen le brindaron a la señora Dawn Stefanowicz sus gracias para darle las fuerzas suficiente de continuar viviendo, a pesar de todas las situaciones difíciles que pasó. También le dieron su protección para evitar que contrajera el terrible mal del SIDA. Ojalá que en el Paraguay nunca se apruebe ninguna ley que permita el matrimonio de homosexuales y lesbianas para que no caigamos en los vicios de las antiguas Sodoma y Gomorra. Quienes lean este artículo ojalá lo difundan para que se conozca el padecimiento de alguien que se vea constreñido a vivir en una familia surgida de la promiscuidad e inmoralidad. Dios nos guarde de este terrible flagelo

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  26. Dios es bueno y el va usar todo este sufrimiento en algo bueno, quizas ahora no lo veas pero al final Dios te usara a ti para testimonio de El, que Dios te bendiga a ti y a toda tu familia, que encuentres la fortaleza que nesecitas para seguir adelante con el proyecto que tienes en manos y recuerda que en el sufrimiento esta la purificaccion de alma. Jesus te ama.

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